viernes, 20 de octubre de 2017

EN MI RELLANO





EL OCTAVO SEGUNDA
Subiendo los escalones de la escalera de su casa una noche después de trabajar hasta tarde, se tambaleó de cansancio mientras las bolsas de llenas de frutas y verduras, que acababa de comprar en la tienda del barrio, oscilaban colgadas de su brazo. Llegó al rellano de aquel octavo piso, desde el que se apreciaban unas vistas impresionantes, cuando de repente se dió cuenta que la puerta de su piso había desaparecido, que solo había un piso: el octavo primera. Frotó sus ojos para ver mejor. Pensó que el cansancio le estaría jugando una mala pasada. 

Las bolsas repletas de frutas y verduras seguían columpiándose pesadas en su brazo cansado y un sudor frío le invadió. Cerró los ojos para intentar no marearse y se mantuvo unos segundos con los ojos así para darse cuenta de que con los ojos cerrados, sí podía ver la puerta de su piso y que además esta estaba abierta y que de su casa salía un delicioso aroma de comida recién hecha, de que se oían risas y buena música, mientras una luz tenue invitaba al más plácido de los descansos. No entendía nada: -Será este mi rellano ? Dónde estoy?  En verdad estoy en mi rellano?  siguió dudando...

Abrió los ojos, pudo ver la puerta de su piso y seguía sin entender nada lo que sí supo es que el tiempo asignado a sus ojos había expirado: visitaría al oculista más famoso del país para que le implantara un nuevo par procedente de la mejor fábrica del país, y mejor todavía con garantía de kilómetro cero y a ser posible de color cian.


Marta Albricias



EN MI RELLANO
La primera vez que los oímos discutir me mire con mi mujer y nos pusimos a reír. No nos reíamos de ellos, claro, sino de lo finas que eran las paredes i de todas las veces que nos debían escuchar discutir a nosotros. Muchas más de las que nos gustaría aceptar.

El que més em fa patir és que ens sentin els veïns. Quan arriba a casa i veig com mira al voltant ja començo a pensar en el que dec haver fet malament i com ho puc solucionar abans de que comenci a cridar. Sempre m’ha agradat que tot estigui al seu gust, treballa molt i arriba cansat a casa. Quan varem començar a viure junts encara em resultava senzill, però ara cada vegada és més difícil. Darrerament té molts problemes a la feina.

Fue mi mujer quien me hizo dar cuenta de que solo le oíamos gritar a él. Yo imagine que era porque los hombres tenemos la voz más grave y traspasa más las paredes. Como tampoco oímos nada de lo que decían, y tampoco era cosa nuestra, le dije a mi mujer que lo dejara estar.

Jo només callo i escolto tot el que diu, intento esbrinar tant ràpid com puc quin és el problema per intentar-lo solucionar. Potser he deixat alguna cosa bruta, o el sopar no li agrada, o potser li ve de gust una cervesa i no he pensat en oferir-li. L’any passat encara m’ho deixava solucionar i tornava a ser agradable com el vaig conèixer, però ara sembla que tot li és igual. Tant li fa que netegi tot de nou, que llenci el sopar o que li vagi a comprar la seva cervesa especial, sempre troba alguna cosa més per cridar-me. Ja no sé que fer.

Él parece una persona muy normal, agradable incluso. Siempre nos saluda cuando nos cruzamos, y a veces nos hemos parado a charlar de alguna tontería, del tiempo o del fútbol. Ella es mucho más rara, apenas le oímos murmurar un “benosias” i enseguida aparta la mirada y se va a lo suyo.

L’altre dia vaig voler-li fer una sorpresa i vaig fer un peix al forn amb una recepta que vaig veure a la televisió, però la sorpresa me la va donar ell. Mentre cridava que quina tonteria m’havia donat per cuinar aquesta porqueria va estirar les estovalles i va llençar tot el sopar, la vaixella i el vi pel terra. Quin terrabastall, i no parava de cridar, i jo no sabia que fer. I com més em deia que no plores més plorava jo. Al final ell va marxar i jo vaig poder-ho recollir tot entre les meves llàgrimes.

Hace poco oímos un ruido muy fuerte, como de platos rompiéndose. Mi mujer me insistió en que no era normal y que teníamos que averiguar qué pasaba. Le pregunte a él y me conto que se les había caído una estantería de IKEA. Nos reímos un rato porque a nosotros también nos había pasado.

M’agradaria poder-ho parlar amb algú, però sé el que em diran, que m’està maltractant i que l’he de denunciar. És molt fàcil dir-ho des de fora, no és la seva vida. Jo no vull denunciar-lo, no vull perdre’l, només vull que les coses siguin com abans...

El otro día vi que llevaba un ojo medio oscuro. Por un momento me pareció que era un morado, pero no lo creo. Siempre va con los ojos llorosos así que lo más probable es que se le haya corrido la pintura. Creo que sufre depresión o alguna cosa así. Últimamente oímos menos gritos, debe estar mejor.

Tinc por, tinc por. No se que li passa, però ara em mira d’una manera que em fa por. L’altre dia se li va tornar a escapar la ma, estava begut i no ho volia fer, però a mi em va fer mal igual i els veïns comencen a mirar-me malament. Potser aniré a casa de ma mare uns dies.


Dicen que él fue a buscar-la a casa de su madre y que le dio tal paliza que la dejo medio invalida. Cuesta creer que esto haya ocurrido en mi rellano.


Herman