lunes, 16 de abril de 2012

MARTE

DESPEDIDA
Sábado por la mañana y me despierto en una cama extraña. A mi lado, el cuerpo de un hombre sobre el cual todavía no he decidido la naturaleza de mis sentimientos. Atracción sexual? Cariño? El inicio de un gran amor? Cualquiera de las combinaciones?
Qué complicado! Me levanto y me visto. Dudo entre despertar al durmiente y decirle adiós o esperar a que despierte, opción que no me apetece en absoluto. Decido irme sin despertarle. En la mesilla, le dejo una nota: “Nos vemos en Marte”.


Butterfly

DESDE MARTE, CON AMOR……..
Querida Isabel,
Siento mucho haberme marchado así, pero la verdad, con tu padre persiguiéndome con la escopeta laser, no tuve más remedio.
Ya sé que han pasado cinco años desde entonces, pero hasta ahora me ha sido imposible escribirte.
Verás querida, cuando tu padre me perseguía con la escopeta, me metí en un cobertizo para esconderme. Allí había otros hombres que parecían escondidos como yo. ¡No sabes lo equivocado que estaba! pues de repente llegaron unos oficiales y nos condujeron a todos a una sala, donde nos hicieron desnudar, nos pusieron unas vacunas, y nos dieron un impreso a firmar. Yo sólo estaba pendiente de si veía aparecer a tu padre, así que firmé sin mirar lo que me dieron.
Me acabo de despertar en este mundo inhóspito, pues se ve que una de las vacunas que nos pusieron nos ha hecho dormir casi cinco años. Ahora, al leer el documento que llevaba en el bolsillo de mis pantalones, me di cuenta de todo.
En fin, no sé si te volveré a ver, pero quería que supieses que me acuerdo mucho de tí, incluso ahora creo que prefiero a tu padre con la escopeta antes que esto.
Desde Marte, con amor…….
Lucas.

-¿Mamá, de quien es esa carta que estás leyendo?
-¡Del imbécil de tu padre cariño!

Lola-Jordana

CUANDO MARTE SE FUE
Según se sube al Olimpo hay un desvío a la izquierda, un escarpado sendero, que conduce a un oculto valle. Allí, a la sombra de olivos, encinas y espigados cipreses, entre arbustos, romero, espliego y tomillo, se extienden los mausoleos de los dioses.

Aquel 31 de diciembre del año 406 nevaba, y con paso cansino Marte arrastraba su escudo por el empinado sendero, lo había rescatado de las ruinas del templo. Iba sin afeitar, su barba se adivinaba grisácea, sus amplios músculos carecían de tensión, su túnica estaba descolorida, su mirada, fatigada.
Hacía décadas que los romanos no hacían carreras de caballos en su honor, ni juegos, ni sacrificios, ni reconocimientos de ningún tipo. Otros, menos pacientes que él, le habían precedido por el mismo sendero, el orgulloso Júpiter y la bella Venus fueron de los primeros, su vanidad no pudo soportar la desafección de los humanos, su abandono e ingratitud. Al fin y al cabo, cuando un dios cae en el olvido, ¿qué puede hacer sino morirse?
Evidentemente, él no iba a abandonar sin dar guerra, no estaba en su naturaleza hacer eso. Pero fue inútil, a los humanos ya no les movían las grandes gestas, preferían reconocerse en sus debilidades y regocijarse con el perdón que el Dios único les otorgaba por sus múltiples y variadas flaquezas.
Cuando culminó la ascensión del abrupto sendero, bajo el cielo plomizo, Marte contempló el valle ahora cubierto por la nieve. Nadie iba a asistir a su funeral, no se suelen tributar honras fúnebres a los vencidos, demasiado bien lo sabía él. Mientras descendía, pensó en la bella Venus, la recordó en todo su esplendor, y su corazón se reconfortó.
Aquel 31 de diciembre hordas de alanos, vándalos, burgundios y suevos, aprovechando que el Rin se había helado, cruzaron la frontera, el “limes” entre Roma y la barbarie. Primero asolaron la Galia, después se desparramaron por el Imperio.


Felipe Deucalión

REFLEXIONES INGRÁVIDAS
Estiró las piernas flotando en aquel habitáculo limitado realizando movimientos gimnásticos de flexión de tronco y rotaciones de cuello. Fijó su mirada a través de una ventanilla del módulo espacial; una claridad nítida casi meridiana era su campo de visión. Se acercó al vidrio bajando la vista y allí estaba su hogar a miles de kilómetros. Con los ojos clavados en aquella silueta circular y a pesar de estar tan lejos, nunca se había sentido tan cerca: desde el espacio podía ver la Tierra sin las cicatrices de las fronteras y de los muros.
Le habían encomendado una misión de investigación y entreno para vuelos interplanetarios de larga duración en solitario, como complemento a lo adquirido hasta ahora por el programa Marte-500. Sus futuras conclusiones y resultados servirían de referente para las próximas tripulaciones a la órbita lunar y desde allí, al planeta Marte dentro de más o menos treinta años; pero esta vez desde que había salido de la atmósfera terrestre no lograba concentrar sus esfuerzos en pro de tal cometido. En la magnitud de aquel silencio y espacio, sus divagaciones le habían situado a un nivel más transcendental que técnico y por esos caprichos de la mente, siguió meditando sobre todo lo que movía a ese mundo que veía través de la ventanilla: ambiciones desorbitadas que se traducían en pugnas territoriales, intolerancias y prejuicios; todo reducido al desmesurado e injusto y en tantas ocasiones enmascarado poder del dinero.
Sus reflexiones ingrávidas le devolvían unas conclusiones que por ahora poco aportarían al proyecto y empezaba a pensar, quiso pensar, que tenía mucho más por hacer en la Tierra que en el espacio, marcando el camino hacia Marte.
Su primer comunicado a la base fue:
“Una sola Tierra/viajamos todos en el mismo barco/fragilidad del planeta/ legado para futuras generaciones”.
Quiso gritar y no pudo, quiso llorar y no tenía lágrimas. Volvió a mirar a la Tierra y la vio más pequeña. Iba alejándose lentamente, muy lentamente.

Mart@

JAQUE A MARTE
¿Pero este tipo qué se ha pensado, que somos máquinas? ¡Cómo quiere
que me encargue del departamento de ventas si yo no soy comercial! Claro, como Gustavo está de baja pretende que lleve yo solo los dos departamentos. ¡Mira que listo, así se ahorra contratar a una persona…! Uff, ¡ésto sí que no, que yo voy hasta el cuello de trabajo! Le diré que yo no puedo llevar los dos departamentos, en todo caso que se reparta entre todos, pero yo solo ni pensarlo. ¡Ostras… no, que Marte ahora mismo está transitando por mi casa VI y según los expertos en la materia debo andarme con mucho cuidado, de lo contrario puedo tener algún que otro problema, especialmente en el ámbito laboral, y tal y como están las cosas no puedo andarme con tonterías .¡Pero ahora mismo estoy que muerdo! Noto cómo me hierve la sangre… Iré al lavabo y haré cuatro respiraciones profundas, porque de lo contrario creo que me subiré por las paredes. Menos mal que hoy es viernes y tengo todo el fin de semana para relajarme. Saldré con mis amigos por ahí, me pegaré una buena cena y me tomaré un par de copas. Uy… no…, que el periodo de tránsito dura hasta el día 30 de este mes y según mis predicciones debo cuidar mi dieta porque podría tener algún problema de salud, y solo faltaría que la úlcera del estómago vuelva a darme la lata. ¿Pero este Marte qué pretende? ¿Amargarme la vida? ¡Pues no lo va a conseguir! Haré una cosa: en cuanto salga de aquí iré al gimnasio; un rato de espinning y unas cuantas brazas en la piscina será suficiente para una buena descarga de adrenalina que me dejará como nuevo. Después me serviré una copita de vino y escucharé a Mozart; ¿hay algún placer más grande que escuchar a Mozart mientras saboreas una copa de vino? Marte,¡ a ver si te atreves con ésto! ¡Que le den a Marte!

Asia- María jose

MARTE
María lleva toda la mañana con la misma pregunta justo en la punta de la lengua, la saborea, la humedece, limpia con ella sus dientes después de beber su tercera taza de café, en instantes siente que se le seca hasta casi disiparse, pero la resaca que siente después de una noche de verborrea mental con ella misma hace que le vuelva a picar. Mientras, la jornada laboral sigue avanzando, María se ha levantado al sanitario cuatro veces ya, se ha refrescado el rostro mientras trata de desdibujar sus marcas por trasnochar a diario. A escuchado el teléfono sonar nueve veces y en ninguna ha tomado la llamada pasa saber quién marca. Siguiendo su costumbre, ha revisado las noticias en los periódicos, también ha revisado la bandeja de su correo electrónico dieciséis veces, consciente de que por más que actualice la página no verá a ese remitente ya olvidado después de tantas copas de vino y lágrimas derramadas. Se ha retocado los labios en cinco ocasiones, ha fingido que trabaja en su reporte mensual por cuatro horas mientras se esconde tras las trece pulgadas de su portátil. Se ha sangrado la oreja derecha una vez más, pues nunca ha podido erradicar esa manía tan suya de rascarse cuando está ansiosa. Y ha deseado en más de una ocasión ser menos ella y ser solo un poco alguien más, quién fuera que sea, porque si así fuera habría leído ya la respuesta a tan absurda pregunta y podría tal vez regresar a sus platicas nocturnas sobre la condición humana, que no son otra cosa más que un estudio de género disfrazado, que no es más que el hecho de no poder sacarse al remitente olvidado de la cabeza, a pesar de tantas copas de vino. Así cuando llega el momento de marcharse a casa se dirige hacía la primera persona que ve justo al salir a la calle y le escupe la pregunta; ¿por qué la mujer tiene que ser de Venus mientras el hombre es de Marte? Tras lo cual, sin esperar la respuesta se marcha, pensando en que quizás al llegar a casa el remitente por fin habrá escrito.

Patricia Muñoz

ELS MARCIANS
El Vicenç va ser dels primers a adonar-se de que alguna cosa passava. S’ho va comentar a la seva dona.
–Em sembla que a la gent li està passant quelcom, el Pep, que sempre arribava tard i de mal humor, ara arriba cada dia el primer i amb un somriure d‘orella a orella, i la Carmeta del bar ja no fa cara d’anar a escopir-te en el cafè quan se’l demanes, fins i tot diu gracies quan li dons propina-
-Deixat de tonteries babau, que no veus que el Pep vol aconseguir l’ascens que el senyor Renau t’hauria de donar a tu fa temps, menys cafès i més pencar-
Que un temps desprès comences a parlar de marcians si que va ser una sorpresa, en ple segle xxi ni en la ciència ficció s’atreveix ningú a parlar d’habitants al planeta veí.
-Això es una verdadera invasió com la dels “ultracuerpos”, estan canviant la gent per marcians-
-No sé Vicenç- li deia un amic- jo no veig malament que la gent sigui més feliç, serà alguna d’aquestes coses psicològiques que ara estan de moda-
El pitjor va ser quan el seu cap va deixar de criticar a tothom a tothora.
-Vostè no m’enganya!! És un marcià!! Veniu a ocupar el nostre planeta!! No caurem sense lluitar!!-
El senyor Renau molt comprensiu li va oferir uns dies de vacances pagats per que es pugues relaxar amb la seva dona. –No comprareu el meu silenci!- encara es va atrevir a dir.
Però el cas és que quan va tornar se’l veia força més tranquil. Encara remugava de tant en tant sobre els marcians i la invasió mirant de reüll al Pep i el senyor Renau, però ja no va tornar a aixecar el to, estalviant-se així un forçat tractament de xoc.
Quan finalment el varem anar a buscar es va entregar sense oposició.
-Os esperava. Se que acabareu amb la nostra espècie i amb la nostre gran civilització occidental, però he de reconèixer que heu fet una bona feina. Quan vareu substituir el meu cap no ho vaig saber apreciar, però quan em vareu canviar la dona em vareu regalar la millor època de la meva vida. Ara ja em podeu matar i continuar tranquils amb el vostre projecte d’invasió-
Els Marcians som una raça pacifica i incapaç de cap crueltat, ningú de nosaltres va ser capaç de dir-li que no pensàvem matar-lo sinó que l’enviàvem a mart on feia mesos que la seva dona i el seu cap l’estaven esperant.

Herman

ME TELETRANSPORTARON A MARTE Y ME GUSTO
Las doce de la noche, no podía dormir; era septiembre de 2009 y los marcianos me secuestraron hacia su mundo. Desde el sofá del comedor algo percibí dentro de mi cabeza, ¡eran ellos!
Segundos después me tenían presa, en una nube de gas luminoso. Durante las siguientes noches sucedió lo mismo, ellos me poseían y me obligaban a obedecer.
Nunca mediaron palabra: eran telépatas. Me condujeron a un planeta dónde no había gravedad, flotaba entre extraños objetos de mi pasado, los reconocía. Sonaba como música en la distancia, todo parecía tan tranquilo y seguro, pero me engañaba a mí misma.
Esos objetos empezaron a amenazarme, a angustiarme, me agredían y yo empecé a recordar.
Ayer en Marte no había objetos; sino un personaje que se movía sin sentido en el espacio. De sus dedos colgaban unos hilos, con maderas a las que unas manos invisibles manejaban.
Babeaba y miraba como aturdido a cualquier dirección a la que se lo conducía. Se paró y lo reconocí..................................Era yo.

Silvia. Silvia