viernes, 18 de noviembre de 2016

ANIMALES



COCONUT
Coco es grande, pelirrojo
y caza ratones de reojo
Gran compañero, elegante y sincero
Le gusta comer croquetas de Mero

Desde su rincón confortable
Observa, mira;
buscando las caricias
de Albricias

Besos de arena
Sin collar ni cadena
Un salto que despierta
Y la puerta abierta......

a

...... un nuevo dia
Abierto a la curiosidad
Viviendo sus siete vidas
Alma felina
Mirada inocente...
...que sabe guardar muy bien el secreto
de su suave ronroneo.
Los pasos del leopardo no le asustan;
enroscado y soñando; saltando y jugando
son sus ojos dos gemas que ven en la oscuridad;
¿Ojos de La Caja de Pandora ?
¿Te atreverías a mirar en su interior ?


Marta Albricias











EL FUTURO FUE ANTEAYER

Estamos atrincherados en el pabellón municipal. Somos los restos del ejército carnívoro. Los animalistas nos tienen sitiados. No creo que podamos resistir mucho. Todo este lío empezó sin darnos cuenta. De hecho, muchos apoyábamos, inicialmente, la reivindicación de los animalistas en contra del mal trato a los animales en general y a los toros en particular. También vimos con simpatía la multiplicación de los vegetarianos y veganos.

Cuando se decretó, que en todos los menús de los restaurantes y casas de comidas del país, hubiera un primero y un segundo vegetariano y/o vegano, no supimos que cara poner. Los carnívoros argumentamos, que entonces en todos los restaurantes vegetarianos y/o veganos debería haber un primero y un segundo que tuviera carne. Nos dijeron que eso sería adulterar la naturaleza de los restaurantes vegetarianos y/o veganos, y finalmente lo aceptamos en aras de la convivencia con los animalistas.

Sin embargo, poco tiempo después, esta convivencia se volvió imposible. Los animalistas consiguieron la prohibición de las granjas de animales. Se consideró vejatorio el trato recibido por los animales en dichas granjas. Desde ese momento, si querías comer carne tenías que criar tú mismo al animal. Entonces hubo tumultos y algaradas, pero finalmente surgió la Liga de los carnívoros y nos auto organizamos para tener nuestro propio ganado y la paz se restableció.

No obstante, la concordia no fue posible, porque los animalistas presionaron hasta conseguir la abolición de cualquier tipo de ganado. Este fue el inicio de la primera guerra entre animalistas y carnívoros, que acabó con el armisticio de Amberes, las perdidas por ambas partes habían sido considerables. Pero los animalistas aprovecharon la tregua para rearmarse, nosotros, en cambio, la aprovechamos para abastecernos de carne. Así que la segunda guerra ha sido un continuo de victorias de los animalistas. Ahora, las últimas tropas carnívoras estamos atrincheradas en el pabellón municipal. No vamos a resistir mucho, saboreo mi hamburguesa y engraso mi fusil.


Felipe Deucalión


viernes, 4 de noviembre de 2016

LA CADENA



REACCIÓN EN CADENA
El viento susurra su historia
El árbol la recoge y la lanza
El agua la escucha y la piensa
El cielo la refleja y la guarda

Marta Albricias




INFANCIA ENCADENADA
Nací en la calle Cadena. La calle Cadena ya no existe, desapareció en el lavado de cara de Barcelona para las Olimpiadas. De hecho desaparecieron dos calles, la calle Cadena y la calle San Jerónimo, y en su lugar surgió la Rambla del Raval. Estas dos calles, además de por su vecindad, estaban vinculadas por su actividad económica. San Jerónimo era el lugar de venta de hachís y otras sustancias estupefacientes. La calle Cadena era la trastienda. Allí, en plena calle, ocultaban los camellos su mercancía para que no les pillaran con el material encima.

Mis primeros duros me los gané, al poco de hacer la primera comunión, llevando barritas de chocolate y papelinas desde mi calle hasta el bar de San Jerónimo en el que paraba Alejandro. Alejandro era enjuto, desdentado y con una trabajada voz cazallera. Durante años había consumido de todo sin picarse, pero se lío con una chiquita que podía ser su hija y que andaba enganchada a la aguja. La sobredosis les sorprendió dos portales más abajo del mío. Entonces empecé a hacer recados para otros. Siempre estábamos informados de las novedades del barrio y de las de la quinta galería de la Modelo

El barrio ha cambiado mucho, en la Rambla del Raval ahora se puede degustar comida exótica, los rostros se han oscurecido aún más, ya no puedes encontrar radiocasetes de coche de segunda mano, pero si móviles sin factura. En fin, que nos vamos adaptando a los tiempos modernos, pero yo echo de menos la calle Cadena, o quizá lo que echo de menos es mi infancia.


Felipe Deucalion