viernes, 19 de mayo de 2017

LA PRÓXIMA ESTACIÓN


LA PRÓXIMA ESTACIÓN
La próxima estación es un lugar seguro, donde a veces llueve, pero siempre sale el sol.
Donde todo se ve de muchos colores, aún en los días grises.
Donde  las montañas y los ríos son el paisaje de un cuadro.
Donde la belleza se impone a la razón y a la sinrazón.
Es el lugar de los amantes, de los ilusionados, de los soñadores, de los rezagados y de los que quieren vivir deprisa.
Es donde formas parte del lugar a las pocas horas de llegar.
Es el lugar donde los niños juegan a soldados y princesas, donde sus sueños son sacados de un cuento.
Es el lugar donde a todo el mundo le gustaría ir y quedarse allí para siempre.


María José  




viernes, 5 de mayo de 2017

DESIDIA




DESIDIA
Me gustó tanto estar estirada en la hamaca, viajando en tu yate, mientras el sol tostaba mi piel. Y es que no hay como la indolencia en pleno estío. Eso sí, una indolencia con comodidades, que de veraneos de botijo viendo rudos muchachos en camiseta imperio estaba más que harta.

Los tíos no tenéis malicia, sois tan previsibles. Dos caídas de ojitos y un roce, digamos que al azar, y tu ego te obnubiló. Te creíste que estaba coladita por tus huesos y ni se te ocurrió pensar en alguna explicación alternativa. Se te veía tan autosuficiente cuando, después de hacer el amor, me decías “oh nena, dale al paipay que me voy a asfixiar”.

No fue difícil convencerte para que pusieras el yate a mi nombre. Estabas tan seguro de tu arrollador poder de seducción. Y por otra parte, el argumento de que te ahorrarías impuestos fue definitivo. No entiendo por qué os cuesta tanto pagar impuestos a los ricos. Lo jodido es tener poco y encima tener que pagar impuestos, pero vosotros que nadáis en dinero. Solo puede ser por pura tacañería. En fin, ahora me saco una pasta alquilando el yate y durante quince días del verano las gotillas que levanta en su raudo navegar me refrescan a mí.

Este minirrelato está inspirado en la canción “Desidia” de Objetivo Birmania


Felipe Deucalión






DESIDIA
Postrado en el sofá mirando al techo, observando cada imperfección de la pared como si de su piel se tratase; contando los cuadros, repasando el quicio de cada puerta con los ojos entreabiertos, lo justo para poder diferenciar entre los reflejos de los haces de la luz que se proyectaba en el suelo del salón, que se colaban por las ventanas abiertas de par en par…..aquella tarde de agosto al lado del mar; ver sin mirar… pensar sin hacer…bañado en malestar…empapado en desidia….

De vez en cuando se preguntaba cuando dejaría de sentirse así, no acertaba saber cuándo ni cómo; lo que sí sabía es que empezaba a añorar sus estados más diligentes, supo que tarde o temprano pasaría y se durmió.

Y soñó que paseaba por la calle, abrazando a un nuevo día como si este fuese el último de su vida; no andando sino flotando: cada paso un acorde, cada giro una refrescante pausa, cada mirada una flor; cada frase una canción!
Despertó y volvió a sentir que echaba de menos su sofá.

Marta Albricias