miércoles, 6 de octubre de 2010

La desaparición

TIRA LA PEDRA I AMAGA LA MÁ

Era molt espabilada: quan preveia que hi podia haver problemes desapareixia d’escena amb una facilitat que ens deixava a tots sorpresos. El més enutjós era que moltes vegades els problemes els generava ella. Iniciava qualsevol discussió i en el moment àlgid, quan ja tots ens hi havíem embrancat , ella sortia com si el tema no l’afectés.
Fins que un dia la jugada no li va sortir rodona com sempre, no va calcular bé el moment de la desaparició i es va trobar ben atrapada enmig de recriminacions i algunes indirectes. L’endemà va excusar-se i no venir a dinar amb nosaltres. Des d’aleshores ja no ens va voler acompanyar més.
Montse Butterfly

EL DOLOR

El dolor era como una ausencia que estuviese presente, era como un agujero, como un vacío, pero estaba lleno, lleno de dolor. Cuando pensaba en él lo podía localizar en mi cuerpo, a veces estaba en mis piernas impidiéndome andar, a veces en la cabeza intentando que me estallaran las sienes, a veces en el estomago en forma de unas nauseas que me hacían odiar la comida y a veces, las más de las veces, en el pecho. Un agujero que me absorbía todo el aire, una tonelada que se aposentaba encima de mi para que no pudiera respirar, una camisa de fuerza que me retenía para que no pudiera escapar.
La primera vez no me di cuenta de que había empezado a hacerse pequeño, lo descubrí demasiado tarde cuando lo sentí renacer con toda su fuerza, incapaz de renunciar ni a un centímetro de su ocupación sobre mi. Y aun me costo detectarlo en la siguiente ocasión, pero al final lo conseguí y aprendí a fijar esos instantes en que el dolor cansado de luchar contra mi se relajaba y dejaba que pudiese respirar. Entonces yo abría los ojos y corría a aprovechar esa paz, esa tranquilidad y ese momento para poder ser yo mismo.
El dolor volvía, sí, volvía con toda su fuerza, pero ya no podía llegar ahogarme. El agujero se iba convirtiendo en un escape, la tonelada en unos quilos, y la camisa de fuerza se iba aflojando.
Y no se como ocurrió, creo que estaba yo preocupado por otras cosas, o incluso puede que simplemente estuviera ocupado. El caso es que un día el escape se cerro, el peso sobre mi pecho cayo al levantarme, y cuando al llegar el verano me arremangue la camisa ya no me volvió a inmovilizar nunca más.
Desapareció.
Herman

DESAPARECIDO

Llevaba años a mi lado, día y noche, apenas algún día en 14 años estuve sin él, no recuerdo tiempos vacíos en estos años, siempre aquí, nunca me imaginaba sin él, ninguno de mis proyectos existían sin él. En mis tristezas y alegrías……en mi futuro. ¿Pero que paso en los últimos meses? ¿Cómo suceden las cosas sin que una apenas note nada? Él estaba aquí, a mi lado, en mi casa y en mi cama y yo no lo vi. No vi como se alejaba, no note sus mentiras y engaños, me pillo enganchada a su amor, ensimismada en mi propia felicidad y, digo mi propia felicidad porque la de él no debía de estar aquí, junto a mi. Cuando lo descubrí, mis ojos al mirarlo estaban vacíos, no lo reconocían, mi mirada quedo ausente, sin creer lo que miraban…. ¿Era él? No, él había desaparecido, hacia tiempo, sin yo enterarme, apenas en un abrir y cerrar de ojos. ¿Dónde estaba aquel con el que yo reía, con el que yo lloraba e incluso manteníamos intensas disputas?
Apenas han pasado unos años y ya no existe. Desapareció de mi alma apenas deje de tener su presencia. ¿Existió? Sí, su existencia fue real, pero lo poco que quedo de él fue perdiendo fuerza en mí y como un soplo suave y calido a veces me viene a la memoria y vuelve a desaparecer…….
No lo busque, porque si lo hubiera buscado nunca lo hubiera encontrado. Él ya no existía. Se había transformado, desintegrado, simplemente había desaparecido.
Estell

FALTO DE ALGO

Un buen día sucedió. Sin venir a cuento, sin avisar, sin pedir permiso, un guasón misterio me la jugó mientras sudaba en una pesadilla, tratando de escapar de los pitones de un morlaco, pedaleando en una bicicleta estática. Desperté empapado en sudor frío y con la mano derecha en el pecho. Como no recuerdo haber hecho ningún trato ni haber vendido el alma a nadie, no me lo explico. Sin embargo, el hueco estaba ahí, huérfano e incrustado, contestando a los toques de mis dedos con ecos lejanos de tambores.
Los hechos que me hicieron tomar conciencia de la desaparición vinieron paulatinamente. La frialdad ante la emisión de unas escenas de niños con hambruna; una caminata indiferente entre mendigos callejeros; la impasibilidad ante el espectáculo de una paliza propinada a un trozo de carne por un grupo de rapados; la complicidad ante las sonrisas falseadas de unos políticos; los bostezos ante unas imágenes de los amasijos producidos por un accidente de tren; el tedio ante la visión de los desperdicios y porquería acumulada en un piso por un aún más deshecho anciano con síndrome de Diógenes ...
Desde entonces soy un marginado; los puros faltos de algo no me admiten respondiéndome apáticos que no sé lo que me digo, y los provistos de latidos me miran con desprecio horrorizados, como si fuera un enemigo del otro bando.
Josean

MI VESTÍBULO

El vestíbulo de entrada al sueño que tiene mi vigilia es una estancia minimalista, silenciosa y sombría, carente de un gran ventanal que enmarque las nubes y juegue con los vientos. Quizás por eso al regresar, mis sueños se quedan acurrucados en él y no me acompañan al abrir los ojos. Como en toda regla hay excepciones, en alguna ocasión a lo largo de mi vida, no se han quedado dormidos al levantarme, y me han relatado sus aventuras.
La última vez que ocurrió, como coíncidia con mi escritura de un cuento, me dispuse ilusionado a apropiarme de las peripecias que habían vivido mis fantasías que, entusiastas e infantiles durante esa noche, me habían regalado unos recuerdos fascinantes y bellos, de vuelos y acrobacias imposibles sobre gentes que sonreían tumbados en los espejismos de unos prados de amatistas. Sus andanzas habían sido tan vívidas y seductoras que, como habían conseguido que las viviera, el relato dónde las reflejé fue el más melodioso y armónico que había escrito jamás.
No puedo decir cómo desapareció el manuscrito, porque no lo sé. Sólo sé que ocurrió. Tras revolver toda la casa, como un ladrón en una vivienda, únicamente naufragaron en mi memoria, unos retazos insuficientes para hilvanar un párrafo. He divagado desde entonces, pero a día de hoy, dudo de si todo fue un sueño.
Josean

UN LEVE SÍNDROME
Podría haber sido la mañana siguiente a una fiesta en su casa hasta altas horas de la madrugada, o el paso de unos cacos inexpertos durante un día de ausencia, o la huella de una explosión de desahogo; pero el caso es que no fue su aniversario, ni estaba de viaje, ni se encontraba al borde de un ataque de nervios. El desolador panorama lo había originado la dramática desaparición de un objeto que le obligaría al monstruoso acto de levantarse del sofá a realizar una acción antinatura: apretar un botón de un aparato de plasma de 40 pulgadas. Una pesadilla.
Cuando la policía preguntó a los espantados vecinos sobre el origen de los alaridos y lastimeros sollozos provenientes del interior de su casa, éstos se limitaron a decir que era un tipo algo retraído pero correcto y amable, y que siempre ayudaba solícito a los ancianos cargados con bolsas de la compra, triste y usualmente conteniendo patatas, bollería de grasas saturadas, verduras económicas, alguna fruta del tiempo, y briks de vino barato de mesa.
A él, tras forzar la puerta, lo encontraron paralizado sentado en el suelo con la vista perdida, apretando compulsivamente en el aire con el pulgar el botón de un mando imaginario, y recitando inconexamente una letanía: la uno, tv tres, la cuatro, telecinco, la sexta, antena tres, canal plus ...
Josean

lunes, 27 de septiembre de 2010

EL RETORNO

CAMÍ SENSE RETORN

-On vas? Si te’n vas no tornis! Has agafat un camí sense retorn!
-Tots els camins tenen retorn. Pels camins s’hi pot anar i tornar, retornar.
-Per aquest no. Si el comences a fer en un sentit, a mida que vas caminant, es va esborrant al teu darrera.
-Ja! Això no t’ho creus ni tu! Per què m’ho dius això?
-T’estic dient que no tornis!
-Això es diferent: tu no vols que torni, però jo puc tornar…pel mateix camí, o per un altre que em porti al mateix punt.
-Doncs a mí no m’hi trobaràs.
-Cap problema. Aquest no és el problema. Jo puc tornar i marxar i tornar una altra vegada. Sé que cada vegada puc trobar una situació diferent, però no em diguis més que el camí no té retorn.
-Ets molt tossut. Els teus retorns són només ganes de demostrar que existeixes i sempre vols tenir raó. Necessites dir que has marxat però que sempre tornes. Qué pesat!
-D’acord, tu guanyes. No tornaré, i ja veuràs que em trobaràs a faltar. Espero però, que no trobis el camí si em vols venir a buscar.

Montse Butterfly

CABALLO DE TROYA

Hacía tiempo que se había olvidado. Desde aquella primera vez en que desconcertantemente brotó, tras haberse introducido en su adolescente cabeza por medio de un caballo de troya, la melancolía había ido autoinvitándose periódica, aunque menos inesperadamente en cada nueva ocasión, hasta el momento en que ya fue capaz de anticiparse y poder pertrecharse contra las invasiones de ese ejército que le sumía en un estado de apatía y tristeza durante largos periodos de tiempo. Quizás, debido a ese conocimiento de las rutinarias y previsibles tácticas de su enemigo, éste, un buen día se retiró, y desapareció.

Ahora, al cabo de muchos años, había regresado pillándole con la guardia bajada, por lo que el retorno del invasor, disfrazado esta vez de cansancio, rutina y desánimo, estaba causando mayores estragos. Tumbado en el sofá, traspasando las imágenes de una muda televisión encendida, trataba de reflexionar sobre el motivo que le había hecho no advertir las señales que, invariablemente, anunciaban un próximo ataque, y esta vez, una inexorable y rápida conquista.

La retención de las imágenes de unas impersonales masas corriendo caóticamente en todas direcciones, esquivando escombros y chatarras en llamas, y dejando al descubierto cuerpos desmembrados y sanguinolentos, uniformes y miradas perdidas, le proporcionó una razón: la confusión. Apagó la tele con el mando, se incorporó, y en la habitación en penumbra se desnudó y se metió en la cama, arropándose con las sábanas revueltas de la noche anterior, y solicitando una tregua a las tropas que se habían apoderado de él. El entresueño, le chivó la necesidad de ganar tiempo para poder coger fuerzas, organizar la resistencia, y acometer la reconquista. Luego, se durmió.

Josean

EL RETORN

Una vegada va haver-hi una guerra d’aquelles que ningú va guanyar. I si algú va perdre molt va ser la gent del poble, que va perdre cases, amics, familiars, conreus, i massa sovint la pròpia vida, i si algú va perdre encara més van ser els soldats perquè a mes de tot això varen perdre la dignitat. I trobem un soldat sense amics, sense feina, sense diners i sense dignitat. Camina coix per una ciutat cremada que reflexa com es veu a si mateix, el xiuxiueig de la por li recorda tot el que ha vist fer al seu voltant i el silenci de la vergonya tot allò que ha estat capaç de fer.
Sent el dolor del seu peu i com puja cap al seu cor multiplicant-se per tot el dolor que ell ha causat. No te camí, no te on anar, sols deixa que les seves sabates plenes de taques vagin ressonant a cada pas. Es fa fosc i segueix caminant suburbis enllà, deixant que la ciutat perdi el seu nom i que el fred cremi la seva pell. En la nit sense estrelles no avança si no que fuig, fuig de tot el que no vol veure i sobretot fuig de tots aquells que no vol que el vegin.
L’alba el troba a prop d’un poble i els sorolls del despertar li fereixen les oïdes recordant-li la terra on va néixer. S’ofega amb les seves llàgrimes i sense mirar més s’allunya pas a pas de totes les coses que li fan mal.
Passen dies, i passen nits, passa gana i passa set, passa por i passa pena. L’hivern arriba portant els seu colors i apagant tots els sorolls del bosc. El noi ja torna a ser noi i ja no és mes soldat. El vent i la pluja han anat esborrant les macules de la seva pell i la pols del camí ha acabat tapant tota senyal de l’uniforme. La soledat li pesa com una llosa.
Quan la primavera arriba la fragància de les flors de colors li sembla especialment coneguda. Sent que algú crida el seu nom. Ha tornat a casa.

Herman

domingo, 25 de abril de 2010

cuentos inspirados en la imagen













SEDUCCION


Me encanta verte leer, tan serio, tan taciturno, con las gafas cayendo levemente sobre tu nariz, sentado en tú sillón, y apurando tú copa de vino. Me gusta verte así, observarte en silencio….pero reconozco qué lo qué más me gusta, es cuando dejas tus gafas apoyadas en el libro y muy lentamente sin hacer ruido, te levantas y me observas…tú crees qué yo no lo sé ….y yo me hago la tonta. Entro en la habitación, y me quito las medias muy lentamente, después la falda y luego muy despacio me desabrocho uno por uno los botones de la blusa, y cuándo me dispongo a quitarme el sujetador, entonces….cierro las cortinas.
Mercedes

EL LECTOR

Me enamoré de él porque me dijo que yo era su fuente de inspiración, su musa. Me leía unos textos preciosos, de frases elaboradas y palabras poco comunes. Cada noche nos sentábamos juntos en el sofá, se ponía las gafas, y con una copa de vino en una mano, y el libro en la otra me agasajaba con la lectura de pasajes mientras yo le besaba y me acurrucaba entre sus brazos. Una noche me di cuenta que su tono de voz era engolado, que no leía para mí, sinó para sí y el enamoramiento se deshizo como por arte de magia. Nunca más volví a su casa, ni contesté a sus llamadas.
Butterfly

SINCERITAT

Un vi que no se degustar, un llibre que no m’agrada i unes ulleres que en realitat no necessito. Sembla més un anunci que una altre cosa...
Però com li expliques a la teva parella desprès de 26 anys que no ets l’home que ella es pensa. Com li dius que la novel•la que vas publicar la vas pagar amb el que et van donar per vendre el seu cotxe i que mai ha arribat a les llibreries. Com li dius que quan marxes pel matí no vas a documentar-te per la teva propera novel•la si no a veure si algun amic et convida a esmorzar o a intentar aconseguir que algú que encara no et coneix prou et deixa uns quants euros per fer veure que t’han pagat algun treball. Com li pots dir que dels meravellosos poemes que li has escrit al llarg de tots aquest anys només el primer l’has escrit tu.
Em prendre el vi, encara que cada dia és una mica més amarg. Seguiré llegint la novel•la que em va regalar per poder presumir de cultura, mentre em sento una mica més idiota pagina a pagina, seguiré posant-me les ulleres mentre ella em segueixi dient que em fan semblar un intel•lectual i que em donen un toc molt interessant, seguiré fent veure que sóc el que no sóc i esperant que em perdoni si un dia s’assabenta de la veritat.
Herman

BALANÇ

Dia terrible. Un matí ple de reunions de treball. El meu cap em pressiona molt, no compartim els mètodes per gestionar l’equip de vendes. Jo crec que a la Susanna se li hauria de donar l’oportunitat de ser responsable de zona, però ell s’entossudeix en dir que no. Em sembla que no hi ha aigua clara entre aquests dos. Havia quedat per dinar amb el Jaume i no s’ha presentat, el seu mòbil estava desconnectat, he hagut de dinar sol. A més, per la tarda, se m’ha acumulat tota la feina interna i he hagut d’enllestir-la a corre cuita, ostres, no he tingut temps ni per anar al bany.
Però el que més m’ha molestat del dia és que ningú, ni amics ni familiars, s’hagi enrecordat que avui era el meu aniversari, carai tu, tampoc és tan difícil enviar un sms o fer una trucadeta, no? Tan se val, sigui com sigui ara tinc un temps per a mi. Una copeta de vi i una estoneta llegint a Paul Auster em serviran per commemorar que avui fa 40 anys que vaig néixer.
I ara qui serà? Probablement el pesat del veí de sota, a voltes amb el tema de les goteres, però si ja van venir els de l’assegurança!. I el paio encara insisteix i tot, serà millor que obri la porta que és capaç de llençar-la a terra amb aquests cops de dóna, serà...
-“Sorpresa!!!. Tot junt nois: FELICITATS, SERGI!!!”
Ginebra

LOS DETECTIVES SALVAJES

Espera inquieto la hora de la cita, rebotando de un lado a otro del salón. Es un tipo obsesivo para el que los objetos a su alrededor, deben estar situados según el dictado de su esquema mental, el cual, no le permite ni un segundo de respiro, torciendo, enderezando, reubicando, o desordenando con orden, cualquier elemento que se encuentre al alcance de su vista.
Como aún quedan 35 minutos, y por mucho que se esfuerce en remirar, ya no consigue encontrar nada que no esté en la geometría espacial correcta, se va a la cocina, abre una botella de Priorato que tiene guardada para la ocasión, se sirve una copa, y después de admirar el color cereza del tinto y agitarlo circularmente contra las paredes para ver resbalar las lágrimas en el cristal, no se resiste a meter la nariz para aspirar el aroma de fruta con notas de madera, y darle un sorbo.
Acomodado en el sofá, se introduce en las hojas de papel encuadernadas y se deja ir en las letras de la aventura desorganizada, se disfraza de enigmático transgresor, y de la mano de los detectives salvajes, zigzaguea y brinca sobre las líneas de las baldosas, y vagabundea por los continentes con la copa de vino en la mano. Mientras mira la luna, caminando de noche por la calle adoquinada de un pueblo, le sobresalta un timbre. Se incorpora dejando la novela abierta en la mesita, posa las gafas encima con esmero, camina tres pasos que desanda para darle un leve toque hacia la izquierda a la esquina inferior derecha del libro, y se dirige satisfecho a abrir la puerta.
Josean

UNA NOCHE DE LECTURA

¡Por fin! Mira que me ha costado arrancarle del sofá….., el vecino del 5º ha tenido que pedirle y rogarle para que le acompañara.
Y es que no hay manera…..es mi rémora, siempre enganchado a mi persona…… ¡Cuarenta y cinco años juntos!
Yo le digo, que se vaya a dar un paseíto, que visite un museo, que se aficione a la petanca, que comente con los colegas como van las obras del Ave en su paso por la Sagrada Familia…..Nada, se ríe y empieza a cantarme esa canción de la Paloma San Basilio, ¡que odio ya! : “Juntos, lara,lara,la….”
Vale, tengo que reconocer que es un buen marido, alegre, cordial… nada de esos pendones que corren por ahí, jugadores, mujeriegos y borrachos. Él siempre ha sido casero, buen padre, atento y voluntarioso.…… claro que, con sus límites…, ¡que la escoba ni la toca!
Antes, al menos, cuando se iba a trabajar, podía disfrutar de algún momento para mí sola. Después de llevar a los niños al colegio, de limpiar y comprar, de ordenarlo todo….entonces me procuraba un momento para leer, mientras se iba cocinando la comida que, más tarde devoraban en un santiamén, el padre y mis tres angelitos. Aquellos momentos robados eran un verdadero tesoro. Leía y soñaba, entre los pucheros, con la vida que vivían los personajes de las historias…….
Y a hora que mis tres hombretones viven ya sus vidas sin necesitar de la mía, ahora que pensaba me llegaba el tiempo para mí…., mi marido se ha vuelto más necesitado que el más pequeño de ellos cuando nació. Ya no tengo ni un solo segundo a solas, si voy a la cocina, me sigue, si voy a la compra, me sigue, si estoy en el sofá, me sigue y hasta en el baño….. que le he tenido que cerrar la puerta ante sus narices…Lo reconozco, me agobia……umm! y le quiero.
Hoy he conseguido finalmente que, saliera de casa sin mí. Hoy no tendré que tragarme el partido mientras cenamos en el sofá con la bandeja sobre nuestras rodillas y su mano agarrando la mía.
¡Mi oportunidad! ¡Viva el Barça en su campo con mi marido dentro! y ¡Viva la soledad en casa!.
Todo en silencio…, luz tenue, mi cojín verde preferido y ¿por qué no? una copita de Rioja para celebrarlo. Calculo tres horas de libertad y calma para recrearme en la lectura…..
Ringgggg, ringggg!!!…La puerta….abro……..”Ah, Sra. Manolita, no tenía porque preocuparse…, que aunque nuestros maridos se hayan ido juntos…..bueno, sí, claro que agradezco su compañía…..pase, pase…….”.
Maribel Palma – rpm

lunes, 29 de marzo de 2010



SOLO QUEDA…

Uh uh uuuuh, creo que esto es lo que hacen los fantasmas. Ululan porqué son almas en pena.
Nadie me ve, nadie me oye, nadie…. Me siento en la silla, como cada tarde, esperando a mi hija que vuelve de la escuela saltando y riendo. Una vez más, cuando intento abrazarla se me escapa entre las manos, mis besos los recibe la nada, mi voz es sólo para mí.
No quiero marcharme, ni puedo quedarme.
Uh, uh, uuuuh, sólo me queda este lamento interno. Diría que sale del fondo de mis huesos, pero ya no tengo.
Ginebra

IMAGEN EN MI MENTE

Era una tarde de domingo, la clásica tarde de quedarte en casa…y, no saber muy bien qué hacer. El cielo estaba gris, no hacia frio, pero no era un día agradable. Tenía que cocinar , planchar, pero no me apetecía hacer nada. De repente sonó el tlf, era una vieja amiga de la universidad, después de charlar un rato con ella, me acorde de aquellas fotos antiguas que teníamos juntas, y fui a buscarlas. Es curioso como una foto una imagen, te puede evocar recuerdos que creías olvidados, trasportarte en un segundo a muchos años atrás, esa fue la sensación que sentí cuando de repente apareció la foto del patio, yo no sabía ni siquiera que la conservaba. Pero pude sentir el mismo frio y el mismo miedo que sentí ese día. Durante mucho tiempo esa fue mi vida…yo estaba igual que ese patio, desvencijada, rota, hecha papilla. Recuerdo cada objeto que había en él, sus sillas, sus macetas e inclusive, su olor , ese olor a tierra húmeda mezclado con el olor de tu aliento en mi nuca. El patio era mi escape, mi salida, pero aquel día fuiste más rápido que yo, y destrozaste el patio de la misma manera que destrozaste mi vida.
Mercedes

Tarda a casa

Va arribar a casa gelada de fred després de voltar tot el dia pels carrers de la ciutat. Venia carregada de coses. La calefacció que havia programat per a engegar-se a les quatre ja havia caldejat la sala. Tot estava net i endreçat: la Mari havia fet bé la seva feina.
Es va treure les sabates i es va asseure al seu silló preferit. Sobre la tauleta l’esperaven el diari i una copeta d’anís. Mentre llegia va assaborir el licor poc a poc.
Ja només li calia pensar en què faria per sopar. Li va venir de gust una mica de brou que li havia sobrat del cap de setmana, un filet de pollastre a la planxa i de postres un plàtan.
Es va aixecar per anar a la cuina, i va ser aleshores que va ensopegar amb les bosses plenes d’andròmines que havia recollit aquell dia, va caure sobre les cadires velles de jardí i les fustes que feien servir per al foc, i va quedar ben estabornida fins que el company rodamón que compartia amb ella el pati de la casa abandonada va arribar al cap d’una estona.
Butterfly

LA DISCUSION

La discusión fue seria, muy seria, todos les oímos gritar. Aun así, nadie imagino las consecuencias, porqué lo dejamos todo tal cual, como si fuéramos a volver el siguiente fin de semana.
Nunca nos ha quedado claro por qué se enfadaron. Aunque mama cuenta que fue por una botella de leche desnatada, las cosas que se dijeron papa y tío Juan hablaban de sentimientos más profundos.
El siguiente fin de semana no volvimos, ni el otro, ni el otro, ni siquiera volvimos por navidad. Y así hasta que los primos decidimos que no los necesitábamos para volver a abrir la casa del pueblo. Suerte que no esperamos más. En aquellos 10 meses la casa había envejecido como si hubieran sido años.
Las plantas habían crecido por todas partes, en las puertas, en las ventanas, entre las baldosas, y se levantaban como pelos en una cara mal afeitada. El pequeño desconchado de la pared era ahora una profunda herida que dejaba al descubierto la vieja piedra como si mostrara los huesos. Y las sillas que habían quedado recogidas alrededor de la mesa del cenador, ahora estaban esparcidas sin ningún cuidado por todo el jardín, tan sucias que el polvo se había convertido en barro.
En el rincón, los juguetes que el peque se había olvidado recoger ahora parecían recuerdos de una infancia muy, muy lejana.
Antes de empezar a limpiar yo quise hacer una foto. Y me gusta pensar que fue al ver esta foto, al ver en que se habían convertido tantos recuerdos compartidos, que mi padre y el tio decidieron hacer las paces.
Herman

BUZONEO

Abrí el buzón al llegar del trabajo, y ahí estaba. La ignoré y la metí entre las páginas del diario que llevaba doblado bajo el sobaco. A la noche siguiente, atisbé como siempre, a través de la ventanita del buzón, pero como no observé nada blanco, imagino que mi estímulo visual es el color de los sobres bancarios, ni siquiera lo abrí.
El miércoles había quedado a comer con un amigo al que hacía tiempo que no veía. Acabamos con una cogorza, que hubiese hecho estallar cualquier alcoholímetro, hablando de los ya no viejos, sino prehistóricos tiempos en que nos conocimos. Cosas de la edad. El caso es que como era previsible, a la noche cuando conseguí introducirme en el vestíbulo después de dos horas de denodados intentos por entrar, tampoco funcionó el tratar de abrir, con la llave de la terraza, el buzon triplicado que bailababa en coreografía con los del resto de la comunidad. Dormí como un tronco.
El jueves tenía una espina clavada, que me saqué metiendo y sacando la llave del buzón con sadismo, hasta que me apercibí que había un vecino a mis espaldas mirándome horrorizado. Extraje sin mirar el papeleo variado del interior para, una vez ya cómodo en casa, clasificar todo el correo. Cuatro sobres de bancos, un folleto de cerrajería, uno de dentistas, otra para ir de excursión a una matanza del cerdo, la revista mensual del consistorio de mi ciudad, jamás sacada por nadie del plástico protector, y tres fotos exactas, las cuales, después de cotejar, resultaron iguales a la abandonada en el periódico. Después de una extenuante y profunda reflexión, concluí en que era un suceso extraño. Más tarde, al ver en la televisión a una extraña mujer que vociferaba “entiendesssss”, caí en la cuenta de que alguién que no era el cartero, me dejaba adrede cada día la misma foto. Inquietante.
En la misteriosa imagen, que parecía situada en la parte trasera de una casa de pueblo, habían un par de sillas desvencijadas, una manguera, un vaso de plástico, una escalera inservible, un cubo de latón oxidado con agua de lluvia, restos de chatarra y trapos, y algunos leños.
Tembloroso y expectante, como si fuera la Bocca della Veritá de Roma, metí la mano en el buzón al regresar a casa la tarde siguiente, y tal como preveía, me esperaba otra vez la foto.
Dispuesto a poner fin a esa insanía, me pedí el lunes de la semana siguiente, y decidí agazaparme en un ángulo muerto de la escalera, desde donde poder observar sin ser visto, el área de los buzones, y así cazar al perturbador psicópata.
Ese lunes, cinco horas después de sentarme, picó el anzuelo. Un hombre de unos 50 años llevando en la mano un fajo de fotografías, se disponía a repartirlas. Cogiéndolo desprevenido por el brazo, le apremié a que respondiera a mis preguntas. ¿Quién era? ¿Qué pretendía?
El hombre, asombrado, me entregó una fotografía y una tarjeta que olía a tinta recién impresa:
“Precios imbatibles. Muebles La Ofertaza, los mejores muebles para su terraza”
Josean

viernes, 19 de marzo de 2010

La cuarta mano/ muchos cambios

Despues de un monton de tiempo vuelvo a publicar los cuentos, disculpas por el paron. Publico los dos anteriores temas, aunque me temo que algunos cuentos se me deben haber traspapelado, si alguien los conserva y me los quiere pasar los añado al blog.

LA CUARTA MANO


SIN VOLVER LA VISTA ATRÁS


Salió al porche de la fachada, desde el cual se divisaba el mar. Allí inició un crematorio controlado. Poco a poco, en un pequeño fuego, fueron consumiéndose relicarios y recuerdos, ilusiones y esperanzas, cartas y fotos de aquellos muchachos con quienes únicamente había intercambiado tímidos besos, documentos familiares que hablaban de herencias nunca recibidas, cartas de ruptura y desamor, sentencia del divorcio, papeles de la empresa que cerró para dedicarse más tiempo a la familia, cartas que ella escribió y nunca llegó a enviar…
Avivó el fuego quemando papeles y recuerdos que le hablaban de falsas promesas y falsas esperanzas, la mayoría autodirigidas y siempre aparcadas en una especie de limbo virtual: “algún día se realizarán”…
Cuando todo se consumió, tomó la escoba y barrió las cenizas. Se marchó sin volver la vista atrás. Los nuevos inquilinos de la casita necesitaron dar una cuarta mano de pintura a la ahumada fachada.
MAROSA.

EN LA CALLE OSCURA

La primera mano le cogió de sorpresa, era una calle oscura, no había visto a nadie. Le mantuvo contra la pared mientras la segunda mano le mostraba el arma, demasiado cerca de los ojos. La voz afilada como metal dijo que le diera todo lo que llevaba.
La tercera mano le enseñó el dolor de una navaja en el estómago. La adrenalina se disparó y entendió lo que estaba pasando.
La cuarta mano acabó con él.
Ginebra

UN TRES

Un tres, ya solo me falta un tres. Un tres y me retiro. Ya me pueden ir diciendo que hay que reservarse, que hay que jugar calmado. Noo! el poker és riesgo, y si en la cuarta mano tengo las mejores manos de la noche por que no arriesgarlo todo. Miralos como me siguen pensando que es un farol, nada de farol, con un tres la mano es mia. Venga, saca otra carta. Aun no sale mi tres, pero no hay prisa, mira como se van rajando, y su dinero encima de la mesa. MI DINERO encima de la mesa. Soy un ganador y lo he demostrado muchas noches, un poco de mala suerte no va a canviar eso, y menos cuando solo necesito un tres, un inocente tres, ni un pedante as ni una pizpireta reina, con un simple tres me basta para llevarmelo todo. Y se que esta ahí, lo presiento y lo veo. Todo el mes esperando a cobrar para recuperar lo que perdi, y ahi està encima de la mesa, de esta me libro del prestamo ese, va listo si piensa enviar-me de nuevo al armario ese para amenazarme, le tirare el dinero a la cara para que se agache y patearle el culo. Jaja, me puedo imaginar su cara de idiota buscando los billetes. Solo un tres. Se està haciendo esperar, però sé que la cuarta mano es mi mano, para que esperar más. Jaja, ya solo quedamos el y yo, y se reconocer una cara de farol como la suya, de mi no se rie nadie, no me la va a volver a jugar con sus aires de profesional, que recuerde como le gane por la cara en mi primera partida como novato por que hoy se va a repetir. AHI ESTÁ MI TRES, eso és, un precioso tres de treboles y un trio que se van a comer con patatas. A ver su farol. Un full....... un full de ases i doses???? con un solo as y un solo dos en la mesa?? No, este tio hace trampas, el dinero és mio, que ni lo toque, vuelve a dejarlo ahi, que alguien me deje algo, venga una pequeña aportacion, vereis como lo desplumamos. Y el armario este que ni me toque, que ya se salir solo, y que no se trague su risita tonta, quie volvere y recuperare todo mi dinero y me llevare hasta sus ahorros para la pensión. Soy un ganador, SOY UN GANADOR!!!!
Herman

LA CUARTA MANO

En la mitología hindú, Ganesh, dios de la sabiduría, es representado con cuatro brazos: en el primero lleva una soga para conducir a sus devotos hacia el sendero de la Verdad; con el segundo sujeta un hacha para cortar las ataduras de sus fieles; en el tercero lleva un laddu (dulce hecho de harina de garbanzos, leche y fruta) con el que recompensa a sus devotos por sus actividades espirituales; el cuarto brazo aparece con la mano extendida para impartir bendición a sus devotos.
Hace tan sólo unos días vi a Ganesh representado en mis sueños, sólo que no tenía cabeza de elefante, ni tampoco tenía trompa; su cara era redonda, con boca grande, y ojos redondos y saltones.
Me encontraba atada de pies y manos y apenas podía moverme. Luchaba y luchaba por deshacerme de las ataduras; primero lo intentaba con una mano, luego con la otra, y a continuación realizaba la misma operación con ambos pies, pero a pesar de la intensa lucha, los resultados eran vanos. Estaba exhausta, sin fuerzas, a punto de desvanecerme y perder la consciencia. Él estaba allí, delante de mí, y sus ojos me miraban abiertos como platos. Su imagen me llegaba de forma borrosa, pero sentí que podía mover las manos, que estaban libres, y que mis pies caminaban, también, libres de las ataduras. Aquel extraño personaje extendía una mano y me ofrecía una fruta con forma redonda, textura blanda, y un sabor extraño pero agradable y placentero. Poco a poco recuperé la fuerza hasta verme reestablecida de nuevo, y entonces fue cuando sentí su mano abierta sobre mi cabeza que me proporcionaba una sensación de bienestar que era como sentirme en el paraíso.
Ahora no tengo ninguna duda de que aquélla era la cuarta mano, la que me devolvió la paz, la tranquilidad, la que hizo que me sintiera como nunca antes lo había hecho.
Maria Jose

LA CUARTA MANO


“No es correcta! La respuesta correcta es Irving,... John Irving! ¿Qué mano vas a descartar? un momento!! un momento!! no nos lo digas todavía, vamos a publicidad y ahora volvemos. No se vayan. No cambien de canal.”
El realizador cortó la emisión, pero el concursante no desconectó. Veía las manos agitarse a traves de los agujeros del panel amarillo como si fueran colas cortadas de lagartija.
La dinámica del concurso era básica; de un total de 20 preguntas, las respuestas acertadas ganaban dinero en efectivo y pasar a la siguiente pregunta; las incorrectas significaban el descarte de una de las manos restantes de las 20 del principio, y la pérdida del premio contenido en el sobre verde que sujetaba. Al término de la totalidad de las preguntas, las manos, o mejor dicho los sobres, o para ser más exacto aún, los premios de los sobres de las manos que quedasen, serían para el participante.
Durante el descanso publicitario, el público y el equipo del plató aprovecharon para levantarse y estirar las piernas, hablar, o salir lanzados al lavabo, mientras el presentador, aunque sabía que el realizador le marcaba los tiempos a través del pinganillo, aprovechó para revisar la escaleta del programa.
El concursante que en la veinteava y última pregunta, había contestado “Joyce” al azar, porque no había logrado recordar el apellido del escritor, autor de “la cuarta mano”, debía ahora nombrar una de las 9 extremidades que quedaban, a las que seguía observando como si tratara telepáticamente de adivinar el contenido de los sobres que sujetaba cada una de ellas. El encendido del piloto rojo de reanudación y la verborrea del presentador, no lo sacaron de su autismo.
“Hola, hola, holaaa. Ya estamos de vuelta con ustedes,... y con nuestro concursante de hoy, el cual, nos ha de decir qué decisión ha tomado. ¿Qué mano del panel vas a desechar?”
Sintió como la cámara de la grua se le echaba encima y se quedaba vigilándole a corta distancia como si fuera una cobra; tan fijamente como los ojos del público de las gradas, los de los espectadores en sus casas al otro lado de la lente, los de los miembros del equipo que serpenteaban por el plató, los memorizados de su familia y allegados, los suyos propios que tenía cerrados. Respiró hondo, y se escuchó a sí mismo decir, cabalgando en un susurro entrecortado, “la número 4”.
Al son de una sintonía de intriga, una azafata arrancó el sobre de la cuarta mano y lo transportó al maestro de ceremonias quien, con un pausado suspense, se deleitó en la recepción, apertura, extracción y observación de la papeleta descartada, para luego, en un alarde de dominio mediático, paladear palabra a palabra,“mi querido concursante..., el premio ..., que has perdido..., eeesss ..., amigos ... no se muevan de su sofá, no respiren, unos minutos yyyyy sabráaannn ... cual es el premio ... que no se va ... a llevar.”
Josean

MUCHOS CAMBIOS

MOLTS CANVIS


El primer que va fer fou buidar l’armari de tota la roba que ell havia deixat i posar-la en bosses que va acumular a l’entrada. Li va enviar un parell de missatges dient-li que la vingués a recollir, i, com que no va fer cas, va anar tot a parar al contenidor de l’”humana”. Amb els llibres va fer el mateix poc desprès, ni tan sols va guardar-se els que a ella li agradaven “tot fora!”.
Llençar el sofà-llit d’Ikea va ser tot un gust, no tenia ni dos anys però ja estava fet una autentica pena, va agafar el d’una amiga que se’l canviava, no passava res si no era nou, la qüestió era que no li recordes a ell.
Els quadres li varen costar una mica més, per que alguns dels que havien comprat junts realment li agradaven, però un cop si va posar ja no va haver problemes, tots al carrer el “dia dels trastos vells”. I tot seguit a pintar la casa, aquest cop cap habitació de color blau.
Per desfer-se dels vells amics comuns no va caldre fer res, un parell de mesos de no fer-los cas i ja ningú la va tornar a trucar. Es clar que fer-ne de nous era més complicat, però per això estava internet, qui volia amics quan podia envoltar-se de gent sense compromisos.
El darrer va ser l’habitació que va haver d’esperar la paga extra. llit, matalàs, armari, tauletes, de tot se’n va desfer, i la va posar al seu gust sense haver de consultar a ningú.
Amb un any tant ple de canvis, encara va trigar un temps en adonar-se de que no era res de tot allò el que li estava impedint oblidar-lo.
Herman

LA TROBALLA

Com cada dia, es lleva a les set del matí, no deixa sonar el despertador, l’apaga i s’incorpora sense pensar-s’ho dues vegades, no fos cas que es tornés a adormir. A la dutxa, s’ensabona de pressa i es vesteix sense entretenir-s’hi gaire. Després esmorza unes torrades i un cafè amb llet. Com cada dia agafa el metro per anar a la feina. Arriba a la feina uns minuts abans de l’hora. Com cada dia al migdia dina sol al restaurant que hi ha al costat de la feina. Després torna al despatx i acaba de revisar els procediments que la seva feina de procurador li proporciona, li agrada portar-los al dia i no endarrerir-se. Quan els ha acabat de revisar torna a casa, sense gaire pressa, a casa no l’espera ningú.
Avui en sortir del metro ha recordat que se li havien acabat les torrades de l’esmorzar i ha anat al supermercat. Quan ha sortit li ha semblat sentir un sorollet estrany que venia de dins d’un contenidor, ha sentit curiositat i ha obert la tapa, ha vist una capsa de cartró. L’ha agafat i ha descobert dos gatets quasi acabats de néixer, no s’ho ha pensat, ha agafat la capsa amb molt de compte i se’ls ha emportat, mentre camina va pensant, hauré de comprar uns biberonets per poder donar-los llet i es puguin fer uns gats grossos i macos, i un cabasset d’aquests amb un coixinet a sota perquè estiguin tovets i calentons. Quan obre la porta del pis té una sensació dolça i pensa, a partir d’ara hi haurà molts canvis...
Maite

UNA CORTINA, UNOS PECES Y EL

Cada objeto tenía su sitio, y cada sitio tenía un orden. Había un acuario con peces, y tres ranas, un ordenador portátil, un flexo, una librería modular, una impresora, un koala vigilando, un calendario, ...
Está él. Mira una de las ranas preparada con las ancas extendidas, y desvía la vista hacia la ventana; se encuentra de bruces la fachada ocre del edificio de enfrente. En las ventanas de diversos tamaños, hay oscuridad. Algunas tienen las cortinas corridas y otras, persianas a medio bajar, o subir. Más allá, debe de haber gente con latidos en el pecho. Mira como boquea un pez ángel. Es rayado, plano, arqueado, y tiene dos aletas como bigotes, más largas que todo su cuerpo, ondulando en el líquido como los tentáculos de una medusa.

Las luces siguen apagadas. Las vidas estarán durmiendo, o haciendo el amor a tientas; puede que perdidos en las imágenes de una pantalla plana, quizás un documental sobre la vida marina, con peces tropicales, o ballenas, o quizás pirañas de la cuenca del amazonas; igual, follando en una alfombra mullida, a los pies de un acuario de peces que los observan boquear por los jadeos. Todo tiene su orden, y cada objeto tiene su sitio.

Se enciende una luz tras una cortina, en la que se recorta una silueta. Mientras, unos peces le escrutan a él en el estudio, y otros a la silueta a contraluz de la ventana, en la pecera de fuera. No importan los cambios, pocos o muchos. No cambian nada, ni a él, ni a los peces, ni a las cortinas corridas. Piensa en echar cerveza en el agua, e imagina a los pescados borrachos dando tumbos, tropezando con las piedras, dándose cabezazos suicidas contra el cristal, persiguiéndose para morderse la cola. Detrás de las cortinas es hora de desayunar, y en la fachada revienta el sol, pero los agujeros cuadrados siguen siendo pozos negros. Un día más. Un día menos. No cambia nada, pero hay muchos cambios.
Josean

UN DIA MÉS

He obert els ulls aquest matí i he dit bon dia a la jove llarga, prima, blava i amb un ull preciós de color groc al mig de la cara, que descansava al meu costat. No recordo on ens hem conegut ni que fa al meu llit, però m’agrada anar amb l’educació per endavant.
A dos quarts de vuit he sortit cap a la feina i, només posar el peu al carrer, un artefacte, que volava a gran velocitat, m’ha passat damunt del cap fent-me un nou pentinat que ni el Llongueras en els seus millors moments.
Els éssers peluts que em rodejaven per totes bandes no semblaven sorpresos de res, anaven amunt i avall com si estesin força atrafegats, i no he gosat interrompre’ls per preguntar-los que hi feien a la meva ciutat, em semblaria tota una grolleria.
La feina no era ben bé el que recordava d’altres dies i el meu despatx me l’he trobat convertit en un nínxol, ple de cables i connexions, però ja se sap que amb aquesta crisi els empresaris han de posar-se al dia i això al començament costa una mica de pair.
El meu company Alfons semblava més llefiscós i verd de l’habitual i parlava estrany, una mena de –“ bbbffffssssggggg...”, no sé, aquest noi no va bé, des que va deixar a l’Amèlia no és el mateix.
No m’agrada exagerar per un no res, però des que va començar la crisi, cada dia és diferent a l’anterior, coses petites, sense importància, com avui, però canvis a la fi. No sé, Manel, em sembla que serà millor que dinem, tornem a l’oficina i acabem de passar el dia, que encara ens faran un informe i tindrem problemes.
Ginebra