domingo, 30 de marzo de 2014

EL CONGO


ADIVINA ADIVINANZA
¿ Porque durante estos últimos años de crisis el país del titulo propuesto para el mini cuento es tan pronunciado por las mujeres españolas y exactamente que frase dicen para referirse a dicho país ?


“ ESTO ME VALE UN CONGO Y POR ESO NO ME LO PONGO “
Susana


EL CONGO
Hasta que no me casé com Wamba yo no sabía nada del Congo. Aun hoy sigo sin muchos conocimientos sobre él. Me imaginaba que era un lugar de África con selva y habitantes negros como los de los botes de Colacao.
Que Wamba formara parte de mi vida, fue una de las mejores cosas que me han pasado.
Lo conocí en un curso de inglés en mi ciudad. Era el más guapo de la clase, y enseguida me fijé en él. Cosas del destino, él también se sintió inclinado hacia mi, entre tantas alumnas, y congeniamos enseguida. Así empezó nuestra historia.
Poco a poco me fue contando cosas de su familia y su país. Había dedicado años a hacer una especie de árbol genealógico.
Se remontaba a varias generaciones atrás, cuando sus ancestros fueron capturados como esclavos y fueron explotados junto con todas las riquezas del país, que eran muchas.
Parece que Koffi, el primer antepasado de Wamba del que se tiene noticia, era un joven extremadamente fuerte, el más fuerte de la familia, y escapó de su cautiverio, atravesando media África i finalmente, llegando a España.
Sus descendientes se quedaron en este país.
En tiempos de la Primera Guerra Mundial, N’denga, que entonces era una chica de dieciséis años, trabajaba en las minas, pero logró salir del Congo, pasando a ser sirvienta de una pareja británica que se afincó finalmente en España.
Allí conoció a Bene, con el que se casó. Bene era descendiente de Koffi. Wamba es el nieto de Bene i N’denga. Ni sus abuelos ni sus padres, volvieron a su país, aunque siguieron manteniendo sus tradiciones sin olvidarlas ni un momento. Mientras, en el Congo se sucedían las matanzas y las guerras durante años. Pero Wamba se propuso viajar allí, pues quería ver la tierra de sus antepasados, y lo consiguió.
Me dijo que era como si el Congo estuviera tocado por una maldición, aunque también era el caso de otros muchos paises africanos. Los estados desarrollados siempre hicieron lo posible para impedir precisamente el desarrollo del Congo, para poder explotarlo.
Wamba dice que algun día podrá ser un país libre de verdad, sin guerras ni hambre, aunque todavía falta mucho para eso.
El piensa que lo que pasa a los demàs no es independiente de lo que nos pasa a nosotros, ya que todos somos seres vivos iguales que aspiramos a la felicidad en todos los rincones del mundo. Y después de tantos años, deberiamos saber que de momento es el único lugar que tenemos.
Laia


EN HOMENAJE AL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS
Yo fui uno de los cuatro peregrinos que remontó el río Congo con Marlow en su viaje para contactar con Kurtz, un agente comercial de la Compañía extremadamente eficiente en sus remesas de marfil.
No describiré las penalidades del viaje, tan solo diré que la selva extendía su dominio a nuestro alrededor hasta el punto de que la civilización, e incluso la existencia del Señor, nos parecían un producto de nuestra fantasía.
Al llegar a las dependencias de la Compañía que regentaba Kurtz, Marlow fue en su busca. Horas después Marlow regreso al vapor con el agente comercial. Todos vimos claramente que Kurtz estaba gravemente enfermo, y le llevamos a la garita del timonel.
Luego, una multitud de salvajes salió de la selva y se aglomeró en la ladera del río, chillaban y pateaban como posesos. Nosotros nos preparamos para abrir fuego, Marlow hizo sonar la sirena y los salvajes se revolvieron aterrados, entonces disparamos sobre aquella muchedumbre de Satanás.
Kurtz deliró durante unos días hasta que entregó su alma al Todopoderoso. Dijeron que murió de malaria. Yo sostengo que su espíritu se infectó por el trato continuado con aquellos seres primitivos dejados de la mano de Dios, y que esa fue la causa que debilitó su cuerpo y le llevó a la muerte.
FELIPE DEUCALION


KOUDOU
Me llamo Koudou y tengo nueve años. Hoy no he bajado arrastrándome por las grietas y los barrancos de la cantera ni me han sangrado las heridas de mis manos y pies. Hoy me he escapado lejos a través del cieno,  lejos, a través de la espesa niebla que circunda el cráter de la mina donde las metralletas son lo único que marca, una a una, las largas horas bajo el sol. Hoy no, hoy no he sentido el dolor de mi tierra desangrándose. Hoy me he bañado en las lagunas del río y he jugado a saltar de piedra en piedra, he cazado un pájaro con alas de mil colores para luego volver a soltarlo y dejarle volar. He podido mirar al cielo y respirar, respirar para luego quedarme dormido bajo los palmerales de rafia con ganas de soñar;  y he soñado. He soñado que sabía leer y escribir porque podía ir a la escuela,  que escribía una carta para decirle al mundo que nuestra gran riqueza natural había dejado de ser la fuente de nuestros males porque la codicia ya no alimentaba más crímenes atroces.  Soñé que mi familia y yo vivíamos en paz y en una casa donde  podíamos poner la mesa cada día, donde  la enfermedad había dejado de cobrarse vidas demasiado pronto porque eran más y más poderosos, los que llegaban aquí para ayudar a desarrollarnos por nosotros mismos, de los que seguían sembrando la discordia impuesta por el poderío de las banderas de antaño, ahora enmascarado por los grandes logos que siguen mermando nuestro poder.
Hoy he sentido que mi vida me pertenecía.
Marta Albricias