lunes, 16 de diciembre de 2013

TRANSHUMANCIA



WANDERLEBEN
Acompaño mi tarjeta de presentación: simple, escueta y breve. Soy gestor aunque todo el mundo insiste en llamarme pastor. Desde la incorporación de los países mediterráneos a la Unión Europea, me dedico a localizar a esas pequeñas ovejas financieras, esos pequeños bancos y cajas locales para permitirles trashumar hacia pastos financieros más verdes donde les espera el gran lobo financiero europeo escondido a la sombra de los Pirineos para engullirlos en sus grandes fauces y clavarles sus afilados colmillos en las partidas de sus balances y estados de cuentas.

Susana

EL BUEN PASTOR.
En aquel tiempo Ur-Nammu, se encontraba sólo en el desierto y  mientras miraba su rebaño pensó: qué fácil es este trabajo. Llevo a los borreguitos  donde quiero, ellos me proveen de lana para abrigarme y de carne para alimentarme. Tan sólo tengo que alimentarlos y cuidar de ellos y así confían en mí. Tanto confían que me siguen sin ellos saberlo hasta el matadero......
Estando en estos pensamientos en lo alto de aquel monte, desvió la mirada de su rebaño y vió a sus pies su aldea, desde allí arriba les pareció que eran como un rebaño, iban de un lado para otro, afanádose en sus quehaceres cotidianos, sólo les faltaba el pastor.
Al día siguiente Ur-Nammu, bajó de la montaña con dos tablas grabadas en piedra, que dijo le habían sido etregadas por el dios Shamash, el dios de la Justicia, y cuyo encabezado empezaba así:
Yo soy el buen pastor que cuida del rebaño, amigo de la justicia, defensor de las viudas y de los huérfanos……

1. Hay dos clases de hombres, los libres y los esclavos, y una justicia para todos.........

Lola Ruiz

CAÑADA REAL
A simple vista lo que se ve es un montón de ovejas, un buen montón de ovejas. Pero los detalles son imperdibles. Juan, el pastor está apoyado en una pared liándose un cigarrillo, por eso las ovejas están medio paradas. No es un descanso, es mala leche, aunque más mala leche la que autorizo hacer el polígono en medio de la cañada. Así que el pastor piensa, el mundo no se va aparar porque un viejo pastor quiera conservar su derecho de paso, así que mejor que se pare todo el mundo que hoy voy a pasar yo. Julián, el urbano del pueblo está disfrutando como un crio, pone una cara muy seria y le indica con gestos al pastor que se tiene que mover, mientras para a los coches y les dice que dejen de tocar el claxon que asustan a las ovejas. Como es la autoridad nadie le cuestiona su capacidad para gestionar el tráfico. En realidad se ha apostado con Pedro el tendero a que conseguía un atasco pero que el del año pasado, y lleva todo el rato intentando liarlo tanto como se puede, de momento sus indicaciones ya han conseguido que un coche se encalle en la cuneta. Por un día que pasa algo en el pueblo hay que sacarle todo el jugo. Pedro no tiene que mostrarse serio, así que se está partiendo la caja a la puerta del Bar, se han jugado una semana de cerveza gratis, pero con el cachondeo que se está armando le va a invitar durante un mes. El sobrino del pastor aprovecha para tirarle la caña a una joven que se asusta de las ovejas. Le invita a tocarlas y ella sonríe remilgada. En mitad de todo el rebaño hay un coche atascado, uno de los detalles de Julián porque esta finamente seleccionado. Es uno de los supervisores de la fábrica, con su cochazo de lujo recién comprado y ahora rayado por todos lados. Parece que no haya visto una oveja en su vida por la cara de susto que pone. Hay varios móviles que les están apuntando y ya algunas de las fotos corren por internet. Luego hay más coches encallados y al final de todo un hombre ha salido del coche mientras sigue apretando el volante para lanzar bocinazos, por las palabrotas que le lanza al pastor nadie diría que solo hace un minuto que ha llegado. Lo más curioso es que tiene mucha prisa porque va a recoger a su hijo, le ha prometido que esta tarde le llevara a Brieva a ver la fiesta de la trashumancia. Evidentemente nadie se pondrá a contar las ovejas, pero sería una buena idea, uno de los coches que se ha dado la vuelta al encontrar el follón, no se va de vació.

Desde el balcón de la casa mayor el alcalde está diciendo algo sobre el valor cultural de las tradiciones y su amigo, el propietario del polígono, le propone que el año que viene pidan alguna subvención para montar cualquier acto y sacar unos cuartos.

Herman


AMOR EN TRASHUMANCIA (AMOR EN DOS ACTOS)
ACTO I
Suena el teléfono y al otro lado de la línea se oye una voz que dice…
- Cariño, tenemos que hablar.
- ¿Qué quieres decir?
- Ha surgido algo...
- ¿Qué?,  ¿Qué pasa?  Dime amor mío… ya me tienes en ascuas…
 Y tras un silencio…
-Cariño, ¿Estás ahí?
-Sí, sí… estoy aquí.
- Por favor dime, te escucho…
- Me voy...
- ¿Qué?... ¿Qué…qué… ha pasado?, ¿Ha pasado algo?, ¿Qué estás hablando? No quiero que te vayas: te amo y sé que tú también me amas. Desde que estamos juntos mi lana es más suave y tengo ganas de balar todo el día…
- No me lo pongas más difícil de lo que es, mi amor,…yo también te quiero…pero...digo que me voy, y es que me voy a ir muy lejos: otras cañadas me esperan. Este año mis padres han decidido enviarme a trashumar por tierras lejanas;  a mí regreso, cambiaremos  de establo y de pastor. Debo acatar su voluntad.
- ¿Otras cañadas?, ¿Otro establo?, ¿Su voluntad? Oh Dios mío… ¿Qué está pasando?...no es justo ¿Por qué? Por qué? esta iba a ser nuestra primera trashumancia juntos; desafiando intolerancias…defendiendo nuestro amor sobre todas las cosas.
- Lo sé María Merina, no es justo y es terrible… pero ya no aguanto más la presión de todos los que me rodean objetando día y noche sobre nuestro amor…ya no puedo más…
- Toma las riendas de tu vida, mi querido Carlos Montesino y si realmente me amas como yo te amo a ti….reflexionemos y obremos en consecuencia: ¿Vamos a…conformarnos, a resignarnos y a seguir viviendo con el peso de la discordia entre Montesinos y Merinos?… ¡Discordia de la que nosotros ni nuestro amor es partícipe, y aún menos responsable!  
No te vayas solo: si aquí no podemos ser felices…huyamos juntos...tú, yo,  y nuestro amor trashumante, en busca de nuevos pastos.


ACTO II
Ha pasado ya un tiempo desde aquella conversación telefónica. María Merina y Carlos Montesino siguen juntos...en algún lugar…
-Buenos días cariño: ¡Hoy por fin ha dejado de llover y ha salido el sol; Hace una tarde preciosa; ¡Aprovechémosla !
-Así es mi querida María Merina, aquí los pastos son tan frondosos…tan verdes…y  tan frescos…qué montañas, qué lagos y qué prados…además, podemos por fin vivir nuestro amor en libertad, aquí  y ahora, porque no hay nada, ni nadie, que nos separe… y  pastando por estos lares…podemos contribuir al mercado de una de las mejores lanas del mundo que se transforma en buenas prendas de abrigo; incluso en las faldas que hoy en día, y desde tiempos ancestrales, visten por aquí los hombres  como una de sus mejores galas.
-¡Oh! mi amado Carlos Montesino: ojalá algún día nuestras familias lleguen a comprender que se equivocaron al permitir que su intolerancia intentara  separarnos, espero que reflexionen también, y que algún día todos los Merinos y los Montesinos se abracen, se respeten y  así, podamos hasta trashumar juntos, ya que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa.
- Merina mía, eres un amor... ( se besan apasionadamente mientras el sol comienza a descender dando lugar a una espectacular puesta de sol )
- Por cierto Montesino, ¿Cómo llevas el examen de inglés del próximo martes?
- Oh well…

Marta Albricias

LA HERENCIA DEL RUFINO
El Rufino era muy cabezota, sus hijos hacía años que le decían: véndase el ganado, padre, y véngase a la ciudad. Qué se le había perdido a él, entre tanto bloque como había en donde vivían sus hijos. Y además que al Rufino le gustaba vivir al ritmo del ganado. Todos los días lo mismo, o casi, que él solo las fechas muy, pero que muy señaladas, echaba forraje a las bestias y no salía al campo. Él era así, muy cabezota.
También acompasaba su existir al vaivén de la trashumancia. Aliviaba los calores en lo alto de la sierra y atemperaba los fríos en su casa del pueblo, que era de muros gruesos, chimenea y cocina de carbón. No le pesaban a Rufino las duras jornadas de camino. Él era así, cuando se le metía algo en la mollera no paraba. Había que andar, pues se andaba. Y dormía al raso si era menester, y se cabreaba cuando algún señorito, que había alambrado su propiedad, vedaba el paso a su ganado. La de broncas que había tenido el Rufino. Pero él era así, cuando se le metía algo en la mollera no paraba. Había que cortar las alambradas, pues se cortaban.
Y, sin embargo, desde que la Justa se fue, todo iba a peor, o eso pensaba el Rufino. La Justa hizo caso de sus hijos y se fue a la ciudad. Quería disfrutar de sus nietos, aunque fuera en un parque a la sombra de los bloques. Allá ella, dijo el Rufino. Pero lo dijo sin maldad, solo por cabezonería. Él era así.
En lo de coger un zagal, sí que tuvo que ceder. A ver, qué remedio, si todos se habían ido. El zagal era de Senegal, se llamaba Mamadou. Al principio el Rufino le hacía la puñeta: le rellenaba el jergón con ortigas, le pasaba la sal cuando le pedía el azúcar, le metía una colmena en la mochila, y cosas por el estilo. Ahora, casi diez años después, le estaba cogiendo cariño. A ver, qué remedio.
La primavera, que había sido muy lluviosa, tocaba a su fin, había que dejar el pueblo. Verás como a las vacas más hechas les va a agarrar el resfriado ese que llaman neumonía, le decía el Rufino a Mamadou., y éste se reía. De un tiempo para acá el Rufino lo veía todo negro. Tal vez era por la opresión en el pecho que cada invierno era mayor, o quizá era porque desde que la Justa se fue todo iba a peor. Por eso se reía Mamadou, que le tenía calado. No te rías, no, le recriminó Rufino, que cada vez que llueve tanto hay plaga del resfriado ese que llaman neumonía. Vale, concedió Mamadou, pero como lluvia haber limpiado hierbas de pesticidas, entonces ganado no enfermar de los intestinos. Que te lo has creído, tú, eso. Estos desgraciados esparcen más polvos en dos días que el viento solano cuando arrecia. Luego se calló, y, una vez más, reparó en que desde que la Justa se fue, todo iba a peor.
Este viaje, camino de la sierra, el resuello le obligó a pararse en lo más áspero de las cuestas, y una vez allí le opresión del pecho no desapareció. Mira que si tenía el resfriado ese que llaman neumonía. Recordó que desde que la Justa se fue, todo iba a peor, y en cuanto pudo, aprovechó un viaje del Land Rover de la leche y fue a hacer testamento. El ganado se lo dejaba a Mamadou. Buena se iba a poner la familia, pero el Rufino no lo hacía por maldad. A su familia le dejaba la casa del pueblo, que era de muros gruesos, chimenea y cocina de carbón. Pero, quería que algo de él perdurara. Él era así, cabezón.

FELIPE DEUCALIÓN

viernes, 22 de noviembre de 2013

CATACLISMO



En esta ocasión nuestra inspiración apareció en la introducción de un pequeño libro-panfleto que encontré en la calle: "Este libro lo escribí con mucho sacrifico, tendido en una cama sin poderme parar ni poderme sentar; pero viendo la necesidad que hay de dar aviso a la Humanidad sobre el cataclismo, hice un gran esfuerzo. Este mensaje se lo dedico a la Humanidad, como último recurso, porque no hay nada más que hacer" Prepararos para nuestros cataclismos particulares.

CATACLISMO
Este libro lo escribí con mucho sacrificio, tendido en una cama sin poder parar ni poderme sentar, pero viendo la necesidad que hay de dar aviso a la humanidad sobre el cataclismo que viene, hice un gran esfuerzo. Este mensaje se lo dedico a la humanidad, porque no hay nada que hacer." si no modificamos nuestro comportamiento como especie.
Aún sabiendo que predico en el desierto y recordando las palabras del maestro Cioran “ El hombre es un error de la naturaleza ya que debería haberse extinguido con la última glaciación y al no haber sido así representa un cáncer que destruirá todo lo conocido, incluso a sí mismo” , siento una irrefrenable necesidad de invocar a las conciencias para difundir el gran peligro de extinción que se cierne sobre la especie.
Sería una pena que justamente ahora cuando la ciencia abre un nuevo campo de investigación, la física cuántica, que nos promete un nuevo paradigma epistemológico, no hay más que recordar la pulverización del principio de ubicuidad con la teoría de los universos paralelos, o la vulneración de la pretendida objetividad del observador con el principio de incertidumbre, para vislumbrar que estamos en presencia de un nuevo horizonte de verdades sorprendentes para nuestra lógica aristotélica. Justamente ahora, cuando podemos dar un paso de gigante en el conocimiento de nuestro mundo preparamos la extinción de la especie.
Quizás el autoproclamado “rey de la creación” sea la encarnación de contradicciones insalvables que le obligarán a renunciar a su cetro y probablemente por ser “humano, demasiado humano” impida disfrutar del fenómeno de la vida, aún inexplicado, de las futuras generaciones que quizás nunca poblarán la Tierra.

Carmen Gómez

CATACLISMO
Estoy sentada al borde del abismo. Hace años no hubiera podido permanecer tan cerca de un precipicio, pero ahora ya no me importa nada. Ni el vértigo.
La luz es escasa y el cielo tiene un color mortecino, está permanentemente tapado. Parece que el día declina y a penas son las dos de la tarde.
Desde mi privilegiada posición veo la tierra yerma que se extiende ante mi. No queda ningun árbol ni planta, ni nada que se mueva. Sólo se ven antiguas ruinas y escombros diseminados sobre el suelo rojizo, restos de lo que en otro tiempo fueron casas.
A mi memoria todavía llegan imágenes de este lugar, cuando venía con Andy y desde detrás de la valla contemplábamos el atardecer. A nuestros pies la vida bullía: se expandía la gran ciudad en la que vivíamos. Podían verse también los otros pueblos de alrededor. Las luces empezaban a encenderse poco a poco y titilaban siendo aun de día. Un inmenso bosque rodeaba la urbe, y en último término el mar, que se unía al cielo en el crepúsculo.
Ahora estoy sola. Ya no hay nada. Desde el gran cataclismo todo desapareció. Sobrevivo en un mundo vacío.
Por lo menos así lo había creído hasta la noche pasada, en la que algo rompió la monotonía de estos años. Me pareció oir el canto de un pájaro. No estaba segura de si era un sueño, pero me incorporé y lo vi alejarse lentamente. Era tan real como yo.
Recuperada de mi sorpresa inicial, he pensado que quizá vuelva, o vengan más. Lo esperaré.
A lo mejor el mundo ya no está tan vacío como antes.

Laia

INTRODUCCION DEL LIBRO “ABANDONAD TODA ESPERANZA, HUMANOS”
Este libro lo escribí con mucho sacrificio, tendido en una cama sin poderme parar ni poderme sentar; pero viendo la necesidad que hay de dar aviso a la Humanidad sobre el cataclismo que viene, hice un gran esfuerzo. Este mensaje se lo dedico a la Humanidad, como último recurso, porque no hay nada más que hacer.
Este cataclismo que se avecina nos fue anticipado, si bien a retazos y de forma encubierta, por Hermes Trimegisto en su famoso libro “El Kybalión”; por Parcelso en sus “Tres tratados esotéricos”; por Johan Conrad Dippel, que más allá de estos absurdos rumores, que le señalan como un precedente del doctor Frankenstein, merece ser recordado por su potencia profética plasmada en obras como “De Nihilo”; y, de una forma u otra, por toda la tradición esotérica que nace en Babilonia. Pero la Humanidad no ha querido entenderlo, porque el mensaje no es de su gusto.
Entendedme, humanos, no vengo a anunciaros la desaparición de la Humanidad, aunque no por ello mi mensaje os desagradará menos, y no me querréis creer. Y, sin embargo, así es, o mejor dicho, así será. La catástrofe es ineludible.
A mí me costó mucho dolor y esfuerzo desentrañar el mensaje, entrever el cataclismo que se avecina. Así, pues, os lo advierto, lectores, si proseguís la lectura de este libro os arriesgáis a la desesperación sin consuelo alguno.
Si a pesar de ello has decidido continuar, audaz lector, en el presente libro te voy a demostrar, más allá de toda evidencia, el inminente futuro que nos aguarda: Seres luminosos de naturaleza perfecta, ajenos al dolor y a la empatía, y en consecuencia de un egoísmo absoluto, nos observan desde hace tiempo. Todo indica que en breve nos impondrán un régimen de terror con el objeto de conducirnos a una suerte de campos de concentración, en los que seremos reducidos a la condición de sombras vivientes, de pura capacidad de trabajar, al servicio de los Seres Superiores, en una existencia sin fin y sin goce alguno.
Si eres capaz de adéntrate en este libro, oh lector, descubrirás que no miento ni exagero.

Felipe Deucalión

SÁLVESE QUIEN PUEDA
“Este libro lo escribí con mucho sacrificio, tendido en una cama sin poderme parar ni poderme sentar; pero viendo la necesidad que hay de dar aviso a la Humanidad sobre el cataclismo, hice un gran esfuerzo. Este mensaje se lo dedico a la Humanidad, como último recurso, porque no hay nada más que hacer”.
Cerró el libro y permaneció con la cabeza entre las manos. Alzó la vista y al otro lado de la ventana podían verse los tonos púrpuras del crepúsculo. Se restregó los ojos. Aquella nota manuscrita que había encontrado entre las hojas de aquel libro – y que por lo visto iba a ser su última lectura-, le proporcionó la inquietante sensación de estar flotando. Parecía como si sus pies se hallaran varios centímetros separados del suelo. Se deslizaba a través del aire como si este fuese agua, y él un pez.
Pensó en su familia y en sus amigos: quiso ir corriendo a encontrarse con ellos y decirles, hasta más de un millón de veces, lo mucho que les quería y lo importantes que habían sido en su vida. Previo al cataclismo organizaría una gran fiesta  donde reirían, bailarían, comerían y beberían hasta la saciedad, sin contar las calorías: celebrando y brindando por todo lo que habían compartido y que tan hermoso fue, mientras duró.  Se tatuaría a Silvestre y Piolín, dejaría de ir al trabajo y se aplicaría un poco más en la técnica de la contemplación. Tiraría por la ventana todo lo que ya no iba a decorar más su vida y se quedaría tan solo con el home cinema, de este modo podría preparse para el gran final, viendo películas como Earthquake, Armageddon, The Road, Deep Impact, Volcano, Independence Day, Terminator, 2012, Judgement Day  o 12 Monkeys.
Se procuraría unas gafas con lentes especiales de policarbonato de 25mm para poder presenciar el acontecimiento con los filtros necesarios, de lo contrario podría quedarse ciego. Se pondría por fin aquellos calzones verde loro sin importarle si le iban grandes, si le quedaban demasiado ajustados, cortos, largos, o si estaban pasados de moda.
Haría la compra un día antes porque el día correspondiente al fin del mundo, los comercios cierran a mediodía. No prepararía ningún asado pues seguro que tras el gran impacto…este, se le chamuscaría antes de empezar. Tendría presente que con los restos de meteorito no se juega y nunca los utilizaría para hacer las veces de pelota de béisbol, pues podría lastimarse o incendiar la casa del vecino.
Viajaría a la Selva Lacandona, Chipre, Tanzania, Murcia y Albacete; y subiría al Everest, no sin antes visitar el Tíbet. Dormiría hasta cansarse.
¿Quién dijo que no hay nada más que hacer?

Marta Albricias

VENDETTA
Este libro lo escribí con mucho sacrificio, tendido en una cama sin poderme parar ni poderme sentar; pero viendo la necesidad que hay de dar aviso a la Humanidad sobre el cataclismo que viene, hice un gran esfuerzo. Este mensaje se lo dedico a la Humanidad, como último recurso, porque no hay nada más que hacer. Cuándo la KGB supo que no compartía sus planes de destrucción masiva, me eliminaron de la lista de evacuación a la nueva estación galáctica. Me persiguieron, encarcelaron y amputaron pies y manos para que muriera en vida. Sin embargo, mi fuerza de voluntad y espíritu interno de lucha me permitieron conservar a pesar de mi estado el arte de seducción necesario para convencer a mi enfermera del hospital en Siberia para que me enseñara cómo escribir todos los detalles pormenorizados del fin del mundo. Tenía tiempo porque el plan de la KGB era a largo plazo. Hoy con la tecnología de la información voy a enviar la copia digitalizada a través de todas las redes sociales interplanetarias. Veréis todos los anexos con detalles y el álbum de fotos con todas mis misiones para que confiéis en este mensaje y también el link para adquirir la pastilla que os permitirá un suicidio colectivo placentero. Me sabe mal pero ante la atrocidad que se documenta es obvio que no os queda otra opción que no sea optar por una muerte dulce. ¡Qué dios os bendiga!
Pulso el botón de enviar en  el teclado. Mi texto se va a difundir en todas las redes sociales. Me he gastado la herencia de mi familia en comprar a espías que me crearan y prestaran sus vidas para conseguir un attrezzo informático creíble. También, he tenido que contratar a un químico toxicómano coreano para comercializar a gran escala la pastilla asesina. Al yonqui todo le daba igual porque en su calendario existía una dead line marcada por una enfermedad degenerativa cuyo dolor paliaba con su adicción. A mí me importa un comino quedarme sin dinero porque no me espera ningún tipo de ilusión, ni descendencia.  Lo único que comparto con mi personaje de ficción es estar postrado en una silla y babear y ladear la cabeza ante la presencia de todo el mundo. Ese mundo que se ríe de mí a veces, otras me compadece con falsedad y a lo peor me insulta constantemente tratándome de idiota y menospreciando mi  inteligencia.  Pero  este menosprecio hacia mi materia gris no es una subjetividad por mi parte, sino un abuso de mi impotencia por parte de ellos. Por eso, he planeado esta excelente y creíble vendetta.  No sin antes, haber gastado una parte de mi herencia en comprar a un ingeniero de la Nasa que transportara a las pocas buenas personas del mundo a una nueva estación galáctica que he bautizado con el nombre de “UNCRUELTY”.  Espero que allí surjan unos nuevos valores y “Che Dio ci aiuiti”

Susana

CASANDRA
La veo sentada a mi lado, cuidándome y curando mis heridas, sigue siendo mi madre, preocupada por mi salud hasta el extremo de dejar de lado la suya. No sé cuantos días ha pasado sin dormir hasta que yo he despertado. Sigue siendo mi madre, pero también ha cambiado, ya no tiene esa sonrisa con la que me animaba cuando la varicela me dejo postrada en la cama durante un mes. Tal vez sus cuidados sean los mismos, incluso tal vez se entrega más. Aun así creo que ella hubiera preferido que la multitud no hubiera contenido su furia. En su mirada veo el llanto que tenía preparado para recibir mi cuerpo sin vida, veo todas sus lágrimas y todas sus ganas de llorar mi muerte a manos de nuestros vecinos. Pero yo sigo viva, mi hermano menor no soporto verme mancillada por esas manos impuras y corrió a protegerme. Sigo viva y ella ha tenido que esconder todas sus emociones, todos sus lamentos, y volcarse en atenderme.
Sé que no me cree, quién lo hace, ni siquiera mi hermano, que arriesgo su vida, que uso su espada para defenderme de la muchedumbre, ni siquiera él lo hace. Solo ven lo que quieren ver, solo ven locura cuando les enfrentas a la desgracia que está por venir. Pero mi madre no abandona, sigue a mi lado, puedo sentir su sufrimiento. Incapaz de entenderme, incapaz de acercarse ni un paso hacia el vacio en el que yo me encuentro. Ella sufre por mí y por la vergüenza que he traído a la familia.  Yo sufro por ella, por mi padre, por mis hermanos, por mis vecinos, por toda la ciudad. Y aún sufro más porque nadie me puede creer.
Lo he gritado en todas partes, he subido a las murallas para que todos me vieran y nadie pudiera hacer oídos sordos a la verdad. Esta vez conseguí su atención. Primero los insultos, después las piedras, y cuando caí los palos y las patadas. Ciegos, ni siquiera ven lo que tienen ante sus narices, qué más quieren para ver que su ruina está en la puerta.
No les guardo rencor, casi les agradezco todo el dolor que me han causado. Les agradezco haberme dejado casi 20 días con sus noches en coma y haberme librado de los sueños: de verlos a todos y cada uno de ellos cubiertos de sangre, mutilados, sus cuerpos deshonrados y ni un superviviente para clamar venganza. Ojala fuera esta noche que cayeran las puertas y pudiera unirme al festín de la muerte sin necesidad de volver a revivir otra vez como tantas noches la terrible profecía que maldice mi sangre.
Ojala sea mi última noche y mi último vaticinio.

Herman


jueves, 14 de noviembre de 2013

Visita a una exposición



En esta ocasión los pequeños escritores salimos de paseo y visitamos una exposición en el caixaforum. Nos inspiramos libremente en las obras para generar nuestros pequeños relatos. Os invitamos a contemplarlos juntamente con las obras inspiradoras.

TERRIBLE HORIZONTE
 
Salio impresionado por lo visto en  un exposición de arte moderno, que consistía en varías obras de distintos formatos: vídeos, fotos, pintura, escultura... eran obras que en común trasmitían la  sensación de un mundo bizarro, sin sentido, triste y pesimista.

Una de las  obra consistía en una serie de fotos en blanco y negro, que retrataban el mar desoladoramente, eran cuatro fotos, con solo agua y  con un horizonte lejano, el ambiente que   reflejaban era frío y tenebroso, sin saber porque razón estas fotos lo impresionaron, lo inquietaron mucho..

En la noche, cuando dormía, tuvo una pesadilla terrible, sin explicación, como son los sueños, se encontró en medio del océano  nadando desesperadamente para alcanzar el horizonte, era el mismo horizonte que había en las fotos de la exposición, nadaba y nadaba y no alcanzaba el horizonte, pensaba, en el sueño, que podía colgarse del horizonte y salvarse, sentía que avanzaba pero siempre el horizonte estaba a la misma distancia, poco a poco se fue cansando, se fue rindiendo, fue tragando agua, se estaba ahogando, en medio de la angustia  por sobrevivir, se da cuenta que todo lo que esta sucediendo es una pesadilla y con gran esfuerzo se despierta  gritando,  ¡carajo con las fotos!
Jesus

LA ETERNIDAD

Recibimos la inmortalidad con los brazos abiertos, la última conquista de la evolución humana. No más hambre, no más frio, no más enfermedad y no más muerte. Delante nuestro todo el tiempo que deseemos para cumplir cada uno de nuestros sueños, del primero al último.
Vivimos aquellos primeros miles de años con la ansiedad del buffet libre, cuando uno descubre que puedo comerlo todo y decide que quiere comerlo todo, y ahora un poco de esto, y quiero más de esto, y eso de ahí es nuevo, y con un poco de vino todo bajara mejor. No me miréis mientras me desabrocho el cinturón...
Dormimos nuestra resaca durante un millón de años, que prisa teníamos para levantarnos.
Y al despertar descubrimos que nada nuevo había para nosotros.
¿Qué haces en el mejor buffet libre del universo cuando ya no quieres comer?
Ahí hay alguien que se entretiene colocando un plato sobre el otro hasta que la pila empieza a tambalearse y todo estalla en el suelo. Sin miedo a cortarse aparta los fragmentos y empieza su nueva pila esperando que esta vez no haga falta poner tantos para verlos caer.
Detrás una mujer toma la bandeja de los espaguetis con su mano derecha los separa uno a uno para tomarlos con su mano izquierda y volverlos a mezclar.
Más allá un niño mastica con paciencia un tenedor disfrutando de cada minúsculo fragmento de metal que una vez cada cien años su frágil dentadura consigue roer.
Y preferiría no tener que reconocer mis manos en esas manos que van sirviendo boles de sopa para una vez vaciada la olla volverlos a volcar dentro y así tener una excusa para volver a empezar.
Déjame vivir unos cuantos miles de millones de años más, tal vez entonces averigüe cual es el sentido de la eternidad.
Herman

 D.S.B.CH

Desde el cataclismo el norte del continente americano adoptó el nombre de Destructed States by China. ( D.S.b.Ch). Hubiera sido una utopía aceptar el declive de U.S.A y regalar su supremacía fáctica de poder al imperio milenario asiático.
Los chinos fueron muy hábiles en diseñar un virus tecnológico con efectos colaterales químicos y sanitarios que crearon un nuevo mundo de paradoja entre los norteamericanos.  Estos, que habían vivido sin casi cultura ancestral, no tuvieron otra alternativa que no fuera aceptar la triste distopia de iniciar un génesis de supervivencia creado de toda la basura generada de los desechos resultantes de las transmutaciones de las materias aculturales, materiales, consumistas y capitalistas del desarrollo estadounidense anterior.
Yo, ya había sido homeless durante años delante del Bellaggio antes de la destrucción.  Tenía una enorme casa de muñecas de madera rescatada en un contenedor y por sus ventanas se colaban las palomas putrefactas y enfermas a vivir. Creía, firmemente, que esa casa era un casino de mi propiedad y las palomas los ludópatas que entraban a jugar agarrando chapas metálicas de latas cómo fichas de apuestas. Incluso, en mi mente viajaba en mi avión a negociar con otros dueños de resorts de ocio de la competencia. Era fácil me levantaba del suelo y cogía mi oxidada bicicleta con los adornos dignos de un jet privado: garrafas de plástico, restos de paraguas y bombillas para la noche. Incluso a veces, me llevaba alguna sombrilla de playa cuándo tenía que trasladarme a los destinos caribeños del parque  de delante dónde me desnudaba y embadurnaba de crema de cacahuete para negociar con los imaginarios magnates cubanos cerca de las fuentes de Town Square.
Por eso, no me resultó nada extraño que gracias a todas estas facultades me nombraran el alcalde de Las Vegas cuándo decidieron elegirla la nueva capital de D.S.b.Ch.
Susana

 MAR DE JAPON (Sugimoto)
 
Apreciado visitante,
Solo quiero informarte de mi decisión y espero que comprendas mis motivos.
Aquí, en la expo de Caixaforum he decidido a hacer un cambio radical en mi vida  y no hay vuelta atrás.
Como puedes comprobar, somos cuatro hermanas. Nacimos el mismo día y con pocos segundos de diferencia. Yo soy la tercera. Desde mi posición puedo ver unas pajareras naranjas a mi derecha, una pantalla de vídeo gigante, un montón de basura en medio de la sala y enorme reloj de arena frente a mí.
Pero lo que realmente me llamó la atención fue la obra “Dysneyfication” de Timmermans. Desde el primer momento que la vi la atracción fue irresistible y me quede hipnotizada por su belleza, sus formas, sus líneas…
Durante el día, el ir y venir de la gente hacía que no pudiera fijarme con atención, pero por la noche, cuando todo estaba quieto y tranquilo, mi fantasía irrefrenable me hacía imaginarme allí, perdida en una de aquellas estructuras imposibles, formando parte de un algo… de un todo.
Pero lo que más me llamaba la atención era el anonimato. Seguro que allí, perdida entre los trazos de la obra, nadie me identificaría. Ya estaba más que harta de ser la única protagonista de mi propia existencia.
Así que, tras escuchar durante varios días las advertencias de mis tres hermanas y después de armarme de valor, anoche lo hice. Me desprendí de mi yo y me dejé caer. Lo tenía todo bien planeado. Solo tenía que seguir las líneas del suelo en la ruta GENESIS  y antes de que pudiera darme cuenta, ya estaba allí.
La acogida fue muy agradable y desde el primer momento me sentía como si fuera una más. Me dejaron elegir un sitio y enseguida me acoplé como una más. De reojo podía ver a mis hermanas que todavía no se lo creían. Quien sabe, igual se animan un día de estos…
Por cierto, no me he presentado: soy la línea del horizonte de la tercera foto. ¿A que no me encuentras?
Javier

PAJARITO

Un minirelato conscientemente inspirado en la obra For the birds de Thomas Schütte que incluye la exposición Arte Ficción  (y  Subconscientemente, en una historia de Las Mil y Una Noches).
Pajarito entró corriendo en la pajarera, gritando:
 -“Por favor, por favor…  Que alguien me preste un coche: hoy antes del anochecer,  tendría que  estar en un lugar lejano a más de cien kilómetros al sur de aquí…como mínimo.”
-¿Para qué?, ¿Qué pasa Pajarito?,  Preguntó curioso el Jilguero.
-"Acabo de encontrarme con la Muerte en el jardín: esta, me ha mirado fijamente a los ojos y me ha dicho que esta noche va a llevarme con ella y yo no quiero irme con ella todavía.
-“Muy bien”, -dijo el Tordo.  "Mi coche es muy rápido, seguro,  y es tan veloz que solo le falta sacar las alas: llévatelo, ve en paz y esperamos tu regreso”.
Y así, Pajarito salió de allí a toda velocidad…desafiando al destino.
Mientras tanto, los Gorriones, los Verderones y las Golondrinas salieron al jardín y vieron a la Muerte sentada allí: una mirada perpleja dibujaba en su rostro.
 -"¿Qué pasa Muerte?”,  le preguntaron todos los pajaritos a coro.
Y la Muerte respondió:  -"Según mi agenda, esta noche tengo que reclamar la vida de Pajarito, a quien he visto hace un rato en el jardín, pero se supone que debería hacerlo en un lugar lejano que está a más de cien  kilómetros al sur de aquí. A menos que Pajarito tenga un coche rápido y seguro -al que solo le falte sacar las alas- no veo cómo este podrá llegar allí antes del anochecer para encontrarse conmigo”.
Al oír y comprender lo que significaban de las palabras de la Muerte, los pajarillos de la pajarera enmudecieron de dolor.
Pasada la puesta de sol, seguían  pensando en Pajarito, deseando y confiando en que el destino diese un giro inesperado y este volviese pronto a casa, pero al ver que pasaban las horas, los días y que este no aparecía, murieron todos de pena. La pajarera sigue ahí vacía, de exposición en exposición, y esperando que algún día otros pajaritos se acomoden en ella.
Marta Albricias

LEYENDAS DEL FUTURO
Corría el año tres mil quinientos trece. Alfanumérico, prestigioso arqueólogo, releyó un primer fragmento del diario del Capitán Harry, que tiempo ha, había logrado descifrar.
“Nada, el centro de control de Carolina del Sur no responde. Mi misión de reconocimiento aéreo creo que ya es inútil. Por lo que he visto las principales ciudades europeas están destruidas. La torre Eiffel ahora descansa sobre uno de sus lados.”
“Apostaría a que Carolina del Sur ha corrido la misma suerte que Nevada y Florida. En este caso, la única base operativa debe ser la de Hawaii. Nosotros no somos como los europeos, no nos rendiremos. Seguro que los muchachos están reorganizándose; y además, siempre he deseado bañarme en Waikiki.”
El diario era una reliquia de hacía más de mil años. Las referencias bélicas del fragmento eran obvias para Alfanumérico, y que los europeos habían sido unos cobardes, también. Pero no sabía cómo interpretar las alusiones a la torre Eiffel, la base operativa de Hawaii o Waikiki.
A continuación leyó un segundo fragmento del diario, en este caso, descifrado por un colega.
“Estos mierdas de los países terroristas la han liado, pero bien. Y todo por no aceptar nuestra hegemonía como un hecho natural. Disimulaban, pero fueron acumulando un arsenal nuclear considerable, como se está viendo. Y nosotros, humanitarios, al principio solo les castigábamos con proyectiles de baja intensidad radioactiva. Les arruinábamos la agricultura y la ganadería, pero salvábamos a la humanidad.”
“En cambio ellos siempre han estado al margen de la comunidad internacional y de todas las normas civilizadas. Hace unos días, Kazajistán pasó de las palabras a los hechos y arrasó San Francisco. Luego, la escalada fue imparable.”
Este segundo fragmento delimitaba algo los bandos en conflicto. Los llamados “países terroristas”, uno de los cuales había sido Kazajistan, por una parte, y la comunidad internacional, por otra. Esta comunidad internacional parecía encabezada por una potencia hegemónica. San Francisco probablemente fue un aliado de la potencia hegemónica, seguramente menos pusilánime que los europeos, suponía Alfanumérico. Aunque no faltaban arqueólogos que sostenían que San Francisco fue una parte de la potencia hegemónica, quizá su capital. En cualquier caso, había referencias a una conflagración nuclear generalizada. Muchas tradiciones religiosas y populares mencionaban catástrofes ligadas a resplandores malignos y diluvios radioactivos, recordó Alfanumérico.
Después leyó un tercer fragmento del diario del Capitan Harris que acababa de desentrañar.
“La base de Hawaii es un caos. Corre el rumor de que el sur de Australia va a ser el único lugar habitable en un futuro inmediato. He pactado, con cuatro marines, llevarles a cambio de que protejan mi vida. Ahora tenemos que asaltar un depósito de combustible.”
Alfanumérico se echó para atrás los flácidos tentáculos que caían sobre su frente, y sonrió con aire de suficiencia. Ya estamos, pensó, otra leyenda que sitúa vida inteligente en tierras míticas e ignotas, sin tener en cuenta que necesitamos bajas concentraciones de yodo radiactivo para que nuestras agallas puedan capturar el oxigeno del CO2. Que imaginación tenían antes, concluyó Alfanumérico. Bueno, y ahora también, añadió corrigiéndose a sí mismo, ya verás cómo alguien intenta localizar la Australia esa.
Luego, se fue a lanzar su bumerán. Una práctica inmemorial en aquellas tierras.
Felipe Deucalión