sábado, 22 de junio de 2013

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CANCIÓN DE INVIERNO
Había nevaDO durante toda la noche y seguía haciendo frío, REanimé las brasas de la chimenea y  MIentras, la tetera empezó a hervir en la cocina; sus silbidos recordaban a los de un FAgot  afinándose antes de un concierto. La luz del día avanzaba decidida, ganándole terreno a las nubes y el cielo era como un criSOL donde se fundían formas y colores en armonía.
Canción de invierno: compás 4/4…al tiempo de dos cuartos en uno: de una progresión de acordes nacieron las palabras que escribí, acompañándoLA al compás de sus labas y el ritmo cáliDO de una guitarra. 

Marta Albricias

NIEVE EN EL CORAZÓN                                                               
El fuego encendido, preludio del frío que acecha, afuera , el blanco glaciar hiela cualquier atisbo de naturaleza, el silencio sepulcral envuelve completamente la atmósfera y la quietud se clava como un puñal , asesta.
Y mientras los grados van bajando, yo voy sumiéndome en un apacible y entumecido sopor causado por la actividad del día y por el letargo helado.
Atrás quedaron sin vida, las hojas que coronaron las plantas que hoy yacen frías, ¡de escarcha son sus vestidos! , de un blanco cegador su presencia.
Los años pasados, se reviven en mi mente como pesadillas inmersas en tenebrosas ciénagas , incluso medio helado disfruto y vivo más que en mi desventurado pasar por la vida.
Tristes recuerdos imposibles de borrar y soportar despierto, aunque dormido es más inhumano todavía.
Aquí en las cuatro paredes de mi vieja casa, rodeado del témpano que me acoge, estoy a salvo y si miro por la ventana, sé que estoy a cubierto , que ya pasó y que si no fuera por éstos números grabados y el triángulo invertido en mi antebrazo, podría incluso pensar que toda mi vida hubiera podido ser un mal sueño.

Mercé

ACORDES PROHIBIDOS
El compañerismo cómo dúo musical famoso durante veinte años jamás rompió nuestro lazo de unión. Tras el entierro, su mujer me entregó un paquete envuelto. Reconocí su letra “No lo abras hasta que estés solo”. Necesitaba unos días de descanso para sobrellevar su duelo. Mi refugio de montaña en Gredos me pareció perfecto para afrontar su última sorpresa. Primero colgué su guitarra encima de la chimenea, su visión llenaba por completo el marco de la estancia elegida para mi solitud frente a su recuerdo. Abrí el paquete que contenía un cuaderno con todas aquellas canciones que había compuesto y jamás había entregado a la discográfica. Era lógico, reflejaban sus deseos más ocultos, sus confesiones más íntimas, todo aquello que de haberse publicado hubiera acabado con nuestra popularidad. A medio cuaderno apareció aquella canción “La maté mientras dormía “. Descolgué la guitarra y empecé a interpretar la canción hasta cuándo pude asociarla a aquel concierto en Málaga y a aquella noche desenfrenada de juventud, a la playa desierta y a las modelos internacionales que se acercaron a empaparse de nuestra fama. Me levanté del sillón y colgué la guitarra. Desaparecí cómo lo había hecho también esa noche en aquella playa hace años dejándole sólo con ella. Paré porque para continuar cantando el caffe latte de la mesa no sería suficiente. Necesitaría un whisky doble para saber cómo guardar aquel secreto “post morte”.

Susana

EL NOSTRE ODIAT RACÓ
Recordes el petit infern que ens varem crear a la caseta del Cadi? Que en són de perilloses les fantasies.
No semblava tant dolent quan érem joves i l’única manera de poder estar sols era que els teus pares no pugessin a la torre del Montseny. Llavors agafàvem el tren i caminàvem els 6 km fins la casa. Allà tocaves la guitarra i jo pintava, o ho intentàvem, perquè cada cinc minuts deixava els pinzells, i tu arraconaves la guitarra per poder-nos arraulir mig despullats a la vora del foc. No va estar gens malament.
Com a somni ens va servir de motivació. “treballem tant com podrem que aviat tindrem el nostre propi lloc fora de Barcelona, serà el nostre lloc especial per ser nosaltres mateixos”.
Només que no va ser ben bé així. Jo ja no tenia ganes de pintar i tu feia temps que no tocaves la guitarra. Només el petit quadre de la nostre habitació ens recordava allò que un dia havíem compartit.
És curiós que amb tants llocs on hem fet l’amor, aquell petit xalet tant personal, íntim i romàntic mai ens ha acabat de veure despullats de debò.
Ens l’hauríem d’haver venut quan ens varen fer aquella oferta. Ara ja és massa tard. La teva filla m’ha dit si li deixem el cotxe per pujar-hi amb el Marcos. ¿els hi diem que pugin caminant?

Herman

CALENTAMIENTO GLOBAL
Roza lo enojoso para mí, escribir algo sobre un esquizofrénico salón con una guitarra cocinándose al fuego de una chimenea, máxime si se tiene en cuenta, que no ha sido tomada en consideración mi sesera achicharrada, lo cual, a pesar de lo que se pueda pensar, no es fruto de que en alguna etapa de mi vida, me haya enfundado algún personaje para suplantar mi personalidad, sino que es que es genuinamente así, aunque con la atenuante, de que no me he servido nunca de la excusa de haber salido de fábrica con un estrafalario cerebro, por decirlo con benevolencia, cuando he actuado como un cabrón.  
En contraposición al perogrullo filosófico trivial de, “una cosa es como uno se ve, otra como le ven los demás, y otra como se es de verdad”, la realidad en mi caso, es que soy una suma de cómo-me-veo-a-mí-mismo más cómo-me-ven-los-demás más cómo-soy-de-verdad más lo-que-sea-que-no-se-ve-ni-se-sabe más lo-que-fui-pero-ya-no-soy más lo-que-seré-pero-aun-no-soy, es decir, un perro sin flauta verde-aceituna-transgénica con costuras en la frente y cremallera en el ombligo, pero no uno cualquiera, no, sino uno engendrado por una costurera manchega, con cachos zurcidos de cadáveres de canes verde-aceitunas-transgénicas de aceituneros altivos.
Volviendo a la estampa protagonista, es obvio, y enseño mis cartas, que no voy a picar el anzuelo, y pueda ser evaluado mi nivel de cordura a través de mis palabras, con un cebo tan burdo como una imagen tan taimadamente siniestra como la de un inarmónico salón en la que un instrumento musical se recalienta colgado en una pared con un papel pintado digno de la vivienda de cualquier guiri británico beodo de la Costa Dorada. No lo van a conseguir, porque no voy a escribir nada, además de que, como dijo mi estimado Groucho, “Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar todas las dudas”.  

Josean

EL CÁLCULO DE PARACELSO
Cada treinta y uno de diciembre don Genaro leía el capítulo en el que se vaticinaba lo que le iba a ocurrir en el año que estaba a punto de concluir. Y en cada ocasión comprobaba la exactitud del pronóstico. El, digamos, libro de su vida fue escrito por un monje del monasterio de Carracedo seguidor de las enseñanzas de Paracelso. Como don Genaro se burlara de las creencias astrológicas y alquimistas del monje, el santo varón le regaló perfectamente encuadernado el relato puntual de su existencia.
En cuanto el libro cayó en sus manos, Don Genaro leyó de un tirón toda su vida hasta llegar al presente. No se atrevió a penetrar en el futuro. Y así, al llegar el último día del año, se servía un güisqui, se sentaba en su butaca junto al fuego y dejaba que la vista se perdiera tras la ventana. Luego contemplaba un instante la guitarra que estaba colgada sobre la chimenea, echaba un trago generoso y abría el libro.
Era evidente que con el paso de los años le quedaban menos capítulos por leer. Pero era difícil deducir cuantos por el grosor de lo que le restaba por leer. El previsor monje había agregado innumerables apéndices y anexos al libro, de los que informaba a su lector en la introducción.
Aquel fin de año don Genaro estaba inquieto, el desayuno no le sentó bien, y una sombría aprensión dominaba su ánimo. No tenía ningún motivo perceptible de preocupación, no le aquejaba ningún mal y le correspondía leer el capítulo cincuenta y cinco. Al atardecer, se forzó a sí mismo, e inició el ritual. Encendió la chimenea, se sirvió un güisqui, cogió el libro y se sentó en su sillón.
Quince minutos después dejó el libro y el vaso sobre la mesita de salón art deco. Se fue al teléfono y cayó desplomado mientras marcaba el número de urgencias.

Felipe Deucalión

LA GUITARRA
Este invierno pasado fue muy especial para mi.El suceso que tuvo lugar, cambió mis ideas sobre la realidad que vemos y tocamos.
Mi amiga Mónica me invitó un fin de semana a su casa del lago. Era una finca antigua pero muy acogedora. Estuvimos tomando unas cervezas en el salón. La chimenea estaba encendida, hacía una noche helada en el exterior. Parecía que todo estaba parado fuera de la casa. Pero nosotras dentro, reíamos y disfrutábamos con la calidez y el resplandor del fuego.
Mónica me dio las buenas noches y se retiró a su habitación. Yo quise quedarme en la estancia un poco más, al calor de las brasas ya casi apagadas.
Una vez sola, me pareció oir la música de un instrumento de cuerda, era rápida y con mucho ritmo: un rock and roll.
Me di cuenta que había una guitarra vieja colgada sobre la chimenea. Hasta el momento me había pasado desapercibida. Me acerqué a la pared y la descolgué.
Yo había tocado de joven. La coloqué sobre mis piernas y pulsé sus cuerdas. Estaba interpretando la misma canción que oí, hasta entonces desconocida para mi. ¡Que bien sonaba!
El rock and roll llegó a su fin y yo después de mi arrebato empecé a notar sueño. Quedé dormida en el sofá con la guitarra en mis rodillas.
A la mañana siguiente mi amiga bajó al salón y al encontrame allí, me preguntó porqué no había subido a dormir, y le conté que la guitarra me había llamado.
Me dispuse a tocarle la canción de la noche para enseñársela, pero no lo logré. No pude recordarla. Mis dedos no funcionaron.
Un poco frustrada, colgué el instrumento en la pared, y le pregunté de quien era.
Mónica me dijo que a veces los objetos tienen el alma de quien los poseyó, y la casa del lago había pertenecido a un reputado guitarrista local.
Entonces comprendí. Me volví hacia la guitarra y le dediqué un fuerte aplauso.

Laia

domingo, 2 de junio de 2013

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LA REIXA
Sempre li varen dir que la reixa de la finestra era per protegir-la del que hi havia fora. Quan va fer 55 anys, sense haver sortit al carrer i sense que ningú de fora s’intereses per ella, es va començar a plantejar si no li haurien pres el pel.

Herman

LA FRAGUA
Hubo una época en la que por esa ventana entraba la luz y el aire; un tiempo en el que durante los meses de verano estaba abierta de par en par y durante la primavera la vestían las flores, en el otoño las hojas secas y durante el invierno…la nieve y la escarcha la sellaban para volver a abrirla luego más tarde, con más ganas. Un lugar al que acudían las gentes a herrar a sus caballos y a encomendarle también otros trabajos al fuego; la fragua que hizo las veces de taberna, de barbería o de lavadero porque allí también se reunía el pueblo y se podía oír la vida respirar entre las tertulias de muchos y el trabajo de los herreros artesanos compartiendo espacio, uniendo fuerza, ingenio y destreza en cada golpe sensible que daba forma deseada y  temple a todo aquello que se forjaba allí dentro.
Hoy,  al pasar y traspasar por la calleja, sigue allí: cubierta de al fornida reja de hierro nacido del fuego, martillo, yunque, carbón y fuelle.

Marta Albricias



VENTANA INTERIOR
Viví con ellas desde muy pequeña porque a mi padre lo fusilaron en la guerra y mi madre se murió de pena por su ausencia. El convento era un paraíso frente a las atrocidades fuera de él. Las monjas de clausura eran tan dulces cómo los postres que cocinaban. El conocimiento que tuve del mundo fue a través de sus explicaciones y los libros. Era un paraíso literario seleccionado que educó mi realidad.
Así que al crecer no me plantee otra opción que no fuera la oración, la lectura y la cocina. Las rejas apenas me molestaban porque podía obviarlas en el claustro con el sonido de los pájaros y la fuente. Al fin y al cabo, en las conversaciones con padre Benito aprendía que el mundo exterior, a veces, tiene rejas más inexpugnables que las de acero. Y cómo yo no conocía ese sufrimiento aparente, no añoraba disfrutarlo.

Susana
 
EL BESO
Besos, solo pienso en darle besos, besarla.
Todo el tiempo en la cabeza, me trastorna el pensamiento.
Casi consigo besarla la otra tarde, pero no fue posible, no pude, me contuve, faltaba el escenario que acompañara tan delicioso sentimiento.
No quiero que sea un beso cualquiera, tiene que ser el beso con mayúsculas, con música,    con ternura , con pasión, con locura, para el hoy , para el mañana.
Pero le doy tantas vueltas a mi cabeza, que me mareo, es como estar subido todo el día en la noria, en el tiovivo de mi niñez.
 Ella empieza y termina mi pensamiento, el bucle reiterativo me persigue con su canción.
Y yo, cautivo de mi emoción, me rindo a tanta sensación, me someto a mis propios deseos y me sumerjo dentro de mi , una y otra vez, sin tregua, ni consuelo.
Y de pronto, la veo, puedo incluso imaginar
 la escena , ella y yo juntos , abrazándonos bajo la reja de la ventana de la casa de ésta plaza tranquila y solitaria repleta de aromas de jazmines y de rosas.
Si, es el marco perfecto para declararle amor, para robarle su primer beso.

Merce

EL DRAGÓN Y LA TORRE
En la inaccesible estancia, la Princesa observaba una vez más a Ursinda, su dama de compañía, y se recreaba gozosa en la contemplación de su cuerpo, no exento de cierto atractivo animal. Luego, la mirada de la Princesa se detuvo en el rostro saludable y sonrosado, de evidente origen campesino.
Ajeno a estos afanes, o mejor dicho, atormentado por ellos, el dragón recorría mentalmente los vericuetos que le habían conducido a ser la salvaguarda de los extraviados amores de la Princesa. En mala hora juró anteponer la felicidad de su idolatrada Princesa a cualquier otro propósito. De hinojos, le declaró su amor y su ofrecimiento.
Cualquier cosa que esté a mi alcance, tuya será. Te lo juro, amada mía.
Secuéstrame, dragón, secuéstrame. Ah, y a mi dama de compañía también.
Una vez depositadas la Princesa y Ursinda en la alta torre, el dragón fue, a través de la enrejada ventana, testigo atónito de la intensa pasión que a ambas mozas enlazaba, al tiempo que se desvanecían sus ilusas esperanzas.
Los dragones, eso sí lo tenían, siempre cumplían la palabra dada. Así fue como por amor, el dragón se convirtió en protector de la pasión que certificaba la desgracia de su amor. Desde aquel aciago día, atrapado en la cruel paradoja, el dragón se entregó con voracidad a las reconfortantes torturas de la melancolía. Tirado al pie de la torre, solo las negras humaredas, que sus profundos suspiros exhalaban de tanto en tanto, eran indicio de una cierta actividad por su parte.

Felipe Deucalión

LA ESPERA
Se acercaba del fin del mundo. Tan solo faltaban cuarenta y ocho horas para que se cumpliera la Profecía Maya. Cuarenta y ocho horas y una tormenta solar fulminaría y arrasaría nuestro Planeta, y a nosotros  lo único que nos quedaba era esperar… La sociedad estaba revolucionada, y el brote de histeria colectiva poco a poco se fue apaciguando hasta convertirse en un remanso de paz donde las aguas se tornaron de un color azul turquesa,  donde, aparentemente,  todo parecía estar en calma.
El tiempo apremiaba y la gente se apresuraba con los preparativos:  aprovisionamiento de víveres y  la búsqueda de un lugar seguro donde refugiarse y esperar… , buscando un pequeño atisbo de esperanza para sobrevivir al cataclismo universal. Unos se refugiaban en cuevas, otros buscaban lugares estratégicos que, según decían, quedaban fuera del alcance del exterminio; y así fue como, poco a poco, fui construyendo mi pequeña fortaleza, con gruesos muros y una pequeña ventana con rejas dispuestas  tanto horizontal como verticalmente, a través de la cual podría contemplar el mundo. Allí, en mi refugio, quise esconderme de todo cuanto pudiera acontecer, escapar de aquello que se decía estaba próximo,  y solo me quedaba esperar…, y mirar a través de aquel pequeño agujero construido en la pared,  mi única conexión con el mundo, desde donde, a través de los barrotes,  podía ver el cielo, esperando que de un momento a otro se encendiera vistiéndose de rojo en mitad de una batalla astral. Esperar…, esperar a que algo ocurriera…, o tal vez no ocurriría nada.

María José

PANORAMA
Un ventanal enrejado en un muro antiguo, en cuyos cristales se reflejaba el ramaje de unos árboles. Esa fue la única imagen onírica nítida, que pude retener hasta el despertar del día en el que, igual de bruscamente que se había presentado, desapareció para siempre. No fui capaz de ir más allá, de traspasarla y alcanzar a ver el interior, una habitación, una alcoba, una biblioteca, unas sombras, un reloj de cuco, algo. El trayecto hasta la ventana era fugaz, o mejor dicho, el recuerdo de la ruta hasta ella, era un parpadeo de imágenes fijas en avance rápido, sin detalle ni transición; un torbellino amorfo y amalgamado con trazos distorsionados y tonalidades mates, como el que sería posible fijar desde un hipotético bólido rodando a la velocidad de la luz por la avenida arbolada de una ciudad.
Hace años, mi homeópata me conminó a anotar en un papel los sueños cazados en la frontera con la vigilia, pero solo de tanto en tanto puedo apresar algunos fogonazos. También recuerdo haberle escuchado a un intérprete de sueños, que una ventana soñada, nos muestra un panorama de nuestra vida, según ésta esté cerrada o rota; estemos sentados o caigamos de ella, o entremos o salgamos, y que, en el caso de que tenga rejas, nos está revelando que tratamos de huir de la realidad. No sé, puede que mi tozudo ventanal, pertenezca a la casa donde vive mi homeópata o el intérprete de sueños, o a la de ambos, o a una donde viviré yo en el futuro. Quizás solo es una ventana cerrada, que me escupe a la cara que vivo una vida enrejada.   

Josean

LA VENTANA
Ella estaba detrás de la ventana. Una reja cuadrada impedía su salida. Los gruesos muros del edificio daban al conjunto un aire de dureza. Hacía dos años que se encontraba recluida en esa estancia.
Su marido, el señor de todas las tierras en 50 km. a la redonda, la había encerrado allí por miedo a que huyera. Su matrimonio fue muy ventajoso para él, pudiendo así ser el dueño de los dos condados. Era un hombre de un poder absoluto, sus vasallos le temían por su crueldad.
Pero la princesa no estaba sola. La rondaba un joven que aunque no de origen noble, tenía hombres a su cargo y había luchado en diferentes contiendas. Pertenecía al ejército.
Él y la dama se conocieron antes de su encierro y se habían jurado amor eterno. Desde entonces, acudía cada noche bajo la ventana de ella, puntualmente a su cita.
Solo rozaban sus labios a través del enrejado y no podían darse las manos.
Pero la noche acordada, el caballero y su montura, se acercaron a la fortaleza seguidos de varios hombres a caballo. Aprovechando la oscuridad y tan ràpido como les fue posible, ataron varias cuerdas a los barrotes de la ventana, y los equinos hicieron gala de toda su fuerza. Finalmente la reja cedió.
La princesa que ya se había procurado ropas de viaje, fue ayudada en seguida a deslizarse por la pared y se acomodo en su silla.
El i ella, después de sellar su amor con un beso, juraron que el señor jamás los encontraría.
Los jinetes atravesaron el condado como una exhalación y fue así, como el gran aristócrata, después de remover cielo y tierra para encontrarlos, tuvo que llevar el sobrenombre de “el burlado”.

Laia

 LA VENTANA AZUL
Solíamos pasar siempre por delante de la casa de la ventana azul, habían otros caminos para ir a la escuela pero ese era muy bonito pasábamos delante del rio.
La gente del  pueblo comentaban que la casa estaba maldita que había un fantasma, por eso la casa estaba vacía, excepto cuando la vieja Casilda iba a limpiar a cuenta de para su patrón.
Ese día Liana iba cantando y saltando y como siempre yo me reía de ella. De pronto oímos un
Plooff fortísimo que venía de la casa.
_Quizá la vieja Casilda se haya metido en algún problema_me dijo mi amiga_
Aunque con un poco de miedo, nos acercamos a la casa. Vimos que efectivamente había luz
En la parte de arriba, subimos en silencio y de puntillas, empujamos la puerta de donde salía
Una hermosa luz azul, y entonces lo vimos.
Un hombrecillo acostado en la cama a su alrededor, un extraño resplandor,”por favor ayudarme” oímos dentro de nuestra cabeza las dos, no hablaba pero transmitía el mensaje
Por el aire. Nos acercamos y vimos sus hermosos ojos brillantes, tenía una pierna herida.
Tal y como nos pidió lo llevamos al bosque y lo dejamos en una cueva, junto a unas rocas.
Nos escondimos detrás de unos arbustos , y pronto vimos llegar un par de hombrecillos.
Se lo llevaron entre los dos hacia la espesura verde, pero antes de desaparecer nos miró con sus enormes ojos, y como en un rayo nos lanzó un calor muy agradable en el pecho.
Liana lloraba de emoción y yo me contenía, nos sentíamos cobijadas por un gran bienestar.
Desde aquel día siempre que camino por el bosque me llega un calorcillo al pecho y en mi rostro se dibuja una sonrisa.

Carmen

DENTRO/FUERA
.-Psss, Hey!
.- ¿Es a mi?
.- Si, claro
.- ¿Dime?
.- ¿Cómo está la cosa por ahí fuera? He pasado seis meses en la celda de incomunicación y estoy totalmente desconectado.
.- Ufff. Fatal. Para pegarse un tiro. Ya somos seis millones de parados, los recortes siguen haciendo estragos en los más débiles y los bancos siguen con sus tratos preferenciales mientras hay gente que se suicida cuando los van a embargar. La Pantoja sigue cantando y la mediocridad sigue
.- ¡Joder! Vaya panorama.
.- Si y lo cierto es que en Europa las cosas no van mucho mejor. Desacuerdos en políticas comunes, constantes manifestaciones de la población y Grecia tiene a más de medio millón de niños con malnutrición mientras los especuladores de los mercados financieros hacen dinero a espuertas
.- Hostia. Pero al menos en deportes vamos bien, ¿no?
.- De puta pena amigo. El único que se salva es Fernando Alonso. Al Barça y al Madrid les bajaron los humos los alemanes en la Champions. El Barça ganó una liga descafeinada y el Madrid perdió la copa del Rey y Mourinho se larga…eso si, las cifras de fichajes para este año son obscenas. Se habla de fichas de más de cien millones por un solo jugador. Y tu ahí dentro, ¿cómo lo llevas?
.- Bueno ya sabes. Régimen penitenciario.. Algunos incluso hacen trabajos para empresas externas y van ahorrando pasta. Tres comidas al día, salas de juegos, TV y deportes en el patio. Calefacción y agua caliente y cada semana nos cambian las sábanas. Visitas y charlas de psicólogos, atención médica, visitas de familiares y régimen externo por buen comportamiento. Yo me estoy sacando la carrera de abogado y he dejado las drogas con ayuda de un especialista…
.- Oye…¿y que hay que hacer para entrar?...

Javier

REIXES
Em va dir que quedessim al cafè  del Museu Marítim, a fora, ara que feia bon temps.
Vaig arribar puntual. Ella va arribar tard, sempre atrafegada, amb taxi, bossa gran, abric un pèl llarg, elegant. Ah,  sempre corrent, va dir. Es va asseure.
Després de les salutacions  i comentaris sobre el temps, maig i el mar, em va dir que volia fer un sopar íntim, amb uns amics que eren un matrimoni encantador, sobretót ell, que era  molt imaginatiu, una persona molt culte, molt divertit, i surrealista,  com jo. Ella de fet era amiga de la dona, però ell era maquissim. Es deia Albert, Albert Queralt.  Un gran conversador. Els havia de conèixer, de veritat. Faria aquest sopar aquest dissabte, doncs. Què, no t'animes?, em deia.
                                    ................
Si, i que et dic, jo d'aquest sopar?  Et dic que a ell el vaig veure  a Reig justament ahir  i que vam estar junts? Que sé com va el  seu surrealisme o la seva olor? Que té les cames fibroses? Que fa poc  hem  tornat a les nostres converses dels 19 anys, ara que en tenim vora 55 ? Que ens torna a fer il.lusió estar junts? Que no fa ni dos setmanes vam  descobrir que  et coneixiem, tots dos?
                                 ...................
Sisplau sisplau  -la finestra de davant em va enviar un cel  escarlata, girant-se un no res-  que s'acabi aquesta tortura. 
No eren les vuit. 
- Calla, calla. No diguis res. Fes com jo,  mira les reixes que porto al davant. No ric. No tinc emocions. Digues que seràs a Puigcerdà, dissabte.
Cling ! i em torna a enviar el color del cel, per ponent..
                                          ...... 
Dissabte al vespre  trucava insistenment. Jo tornava de buscar unes sabates a Rambla Catalunya. Que malament. M'esperava a casa seva amb els amics.  Però si et vaig dir que anava a Puigcerdà. Ai, no, no et sento bé. L' adéu va quedar fora de cobertura.

Isabel