viernes, 20 de marzo de 2015

TELETRANSPORTE



TELETRANSPORTE

La máquina de teletransporte fue todo un éxito, y la muerte para las compañías aéreas, hasta que se filtro que solo era una potente fotocopiadora 3D biológica que destruía el original después de hacer la copia.

Herman




TELEADICTO
Hola me llamo Ulises y soy un adicto al tele-transporte, hace tiempo que empecé a darme cuenta de que saltaba de forma compulsiva, de que necesitaba sentir esa sensación de hormigueo al desintegrarme. Iba de aquí para allá sin sentido, como un coleccionista de paisajes y ciudades, apenas pasaba 5 minutos en cada destino, sólo el tiempo suficiente para hacerme una foto y poder decir "he estado allí".
Antes, cuando no existía el tele-transporte apenas viajaba, no me gustaba conducir y tenía miedo al avión. Hoy he venido andando y he venido a buscar vuestra ayuda, quiero hacer el camino de Santiago.

FIN

Rafa



EL TELETRANSPORTE 
El Mariano, tenía a todo el pueblo alborotado con lo del teletransporte. En el bar del Osorio explicaba, que iban a venir unos ingenieros, a poner un sistema de teletransporte en el pueblo, pero no sabía nada más. Así que pasó lo normal, la gente del pueblo, por no tener otra cosa mejor que hacer, empezó a idear que tipo de máquina sería ese teletransporte. Unos decían que no iban a consentir que vinieran a hacer “experimentaciones”, con la gente del pueblo. Que Corvejón de Corgaya era un pueblo humilde pero con mucho orgullo y tenían dignitat. Un viernes por la noche, llegaron los ingenieros y durante la noche empezaron a instalar el ingenio mecánico. Así estuvieron tres noches trabajando con el más absoluto “sigilo”, según la gente del pueblo. Al tercer día salieron todos a ver el artefacto, y atónitos vieron una cesta que subía y bajaba desde detrás de la gasolinera, hasta la cima de la torre de cerrado. El Osorio desde la puerta del bar, gritó estallando a a carcajadas. ¡Anda coño, pero si es un telesilla!


Lola



OBSOLETO
Encendí la tele para seguir el espectáculo, era una transmisión en directo desde Marte, vi como la nave se posó con suavidad y como los astronautas salieron al exterior con todo aquel montón de bártulos.
Tras casi una hora de trabajo consiguieron montar el famoso O.T.E.R. (Object Tele-transport Engine Receptor), o sea, un receptor de objetos tele-transportados de gran tamaño que permitiría recibir algo tan grande y pesado como un vagón de tren. Estaba colocado en la parte alta de una colina, para que los objetos que llegaran pudieran caer por su parte inferior hasta el fondo del valle, unos 3000 metros más abajo.
Esta instalación fue muy polémica y hubo un gran debate sobre si el hombre tenía derecho a enviar su basura a Marte. En seguida llegó el primer envío, era como un contáiner de esos metálicos que rodó colina abajo y acabó rompiéndose contra unas rocas, la cámara hizo zoom y se pudo apreciar parte del contenido, ruedas, volantes, bicicletas, y todo tipo de motores y engendros mecánicos, sin duda, desde la invención del tele-transporte habían muchas cosas que habían quedado obsoletas.
En ese momento entró la enfermera que dijo - mañana ya podrá irse, el doctor dice que aquí ya no es necesario que se quede, así que a las 9 debe estar preparado, le llevaré a la cabina para enviarle a casa.

Hubiera preferido quedarme unos días más, ser jubilado y viajar en tele-transporte me da mala espina.


Rafa




STRIP TEASE MENTAL EN CONFESION
Soy una mujer adulta, desbordada a veces, profesional, flexible, madre, globalista y cosmopolita y me quiero confesar.
Confieso que me quiero tele transportar a los años 50 o 60 porque el género masculino no ha mutado a mi agrado. Agradezco que la gravedad de la solicitud de tele transporte sea guardada en secreto confesional por los posibles efectos negativos que pueda tener en las otras mujeres.
Los hombres del siglo XXI están desorientados. Un tanto por ciento elevado ha decidido hacerse gay o bisexual, creo que por aburrimiento, con todo mis respeto hacia ese colectivo. Otro tanto por ciento mantiene una actitud de sumisión total ante algunas mujeres que han malentendido su libertad con una pérdida de feminidad complementada con una necesidad malsana para reafirmarse. Ya, por último, dentro de los hombres queda un colectivo amedrentado que no sabe cómo debe actuar enfrente de las clasificaciones masculinas anteriormente mencionadas.
Definitivamente me quiero tele transportar a los años en que los hombres no vestían de postmodernos desaliñados. Me gustaría conocer a aquéllos que sabían cubrirte de flores y ya de paso aprovecharme de disfrutar haciendo ver que soy un florero para contener esas flores, sin por eso pensar que he perdido la inteligencia.
Ya, por último, voy a decidir publicar mi confesión por si, de este modo, alguien me da la dirección de la agencia de tele transporte que me haga viajar a “Galanolandia”. Espero que las mujeres liberadas del siglo XXI no me castiguen o se enfaden por la petición y las invito a acompañarme.

Susana



LA TELE
Aunque todos le advertimos que estaba haciendo una tontería, él insistió en que la play era su único vicio y se acabo comprando la tele más grande del mercado. Instalarla no fue difícil, a cambio de poder hacer una sesión de cine semanal sus compañeros de piso le dejaron sacar el armario al pasillo. Los del mediamark fliparon un poco, pero ellos son unos mandados y la dejaron donde él les dijo. En la habitación ya solo cabía la gran pantalla, la consola y su cama que ahora impedía que la puerta se abriera completamente.
Aunque preveíamos que el problema llegaría pronto, la llegada de Marina a su vida lo precipito todo.
                Todo salto una tarde en qué quedamos para tomar una cerveza. Justo cuando empezaba a parecerme raro que llevara una hora escuchándome hablar de mi erasmus en Suecia me soltó:
 -Me estoy planteando ir a vivir con Marina-
Prescindí de averiguar si me había estado escuchando en algún momento.
-Felicidades campeón, ¿cuándo lo vamos a celebrar?-
-Aún lo tengo que decidir. Tengo un problema y necesito tu ayuda.-
-Lo que quieras colega, que para eso estamos. ¿Qué es lo que te pasa?- Le dije mientras empezaba a buscar excusas para poder decirle que no.
-¿Podremos usar tu coche para cargar la tele? Todo lo demás lo puedo llevar en el metro, pero la tele no me atrevo.
Ser el único del grupo con coche tenía sus ventajas, sobre todo con las chicas que pedían que las llevaras a casa, pero también muchas desventajas. Me había convertido en el transportista general. Y parece que habíamos llegado al límite. Cargar una televisión de 6.000 € en mi seat panda de 300 € me parecía un riesgo que no quería asumir.

Herman


TESLA
Uno de los inconvenientes de vivir aislado en la montaña es no disponer de corriente eléctrica, así que antes de comprar la cabina de tele-transporte tuve que instalar unas placas solares.
Ayer jueves, estrené la cabina de tele-transporte, poder viajar a cualquier lugar en un instante ha convertido mi aislamiento en un gran lujo que no podía ni imaginar.
Mi primer viaje ha sido al Corte Inglés de Diagonal en Barcelona, fui  a comprar una par de gafas especiales para ver el eclipse de esta mañana.
A mi regreso, ya en casa, me di  cuenta de que he olvidé comprar otras gafas para mi suegra, algo que me ha recriminó con su habitual simpatía - ya te dejaré las mías, le dije - no hace falta, mañana por la mañana me iré a Barcelona, las compraré y lo veré desde allí - respondió ella.
Esta mañana, mi mujer y yo nos hemos preparado para observar el eclipse desde el porche, mi suegra, que se ha arreglado como para ir a misa, se ha metido en la cabina para su primer viaje instantáneo.
Entró, pulsó las coordenadas y tras un leve resplandor la cabina se ha apagado justo a media transmisión del viaje.
- Anna!!, llama a tu madre, no sé que ha pasado, no está en la cabina y no se ha completado la transmisión - dije alarmado - debe ser cosa del eclipse, como tapaba los rayos del sol la placas no han proporcionado suficiente energía - añadí


La hemos llamado durante horas, pero no contesta, creemos que debe estar perdida en el limbo, o en otra dimensión, qué se yo! lo que si sé es que la culpa es del gobierno, por no legalizar la baterías Tesla.

Rafa



TELETRANSPORT
Vaig ser teletransportada a Orió 4, amb el meu gat, encara que per separat, com es fa sempre, perquè no hi hagi transferències de partícules entre l’un i l’altre.
De seguida em vaig situar i em fou permès sortir de la cambra aïllada cap el meu destí. El Lin, el meu animal, em va ser entregat de seguida. Semblava una mica atordit, però res d’important. Feia dies que tenia reservat el meu teletransport des de la terra al meu nou lloc de treball, on m’esperava una feina molt temptadora i amb llargues hores de dedicació. Valia més instal.lar-se a Orió 4, que teletransportar-se tantes vegades, perquè el cos ho acusa, tot i les mesures que es prenen.
Un aerotaxi em va portar cap a l’habitatge que m’havien assignat, amb totes les despeses pagades. Des de l’aire, la ciutat es veia espectacular.
El meu apartament en el pis mil tres, completament de vidre, permetia veure la curvatura del planeta, i els nuvols d’hidrògen eren tan escasos, que veia els edificis i carrers com si fos un mapa. Ja havia estat a Orió en una altre ocasió, però sempre m’impressionava. La posta dels seus dos sols, primer un i després l’altre me l’havia perdut la vegada anterior. Era un espectacle digne de veure.
Al cap d’un mes varen ser teletransportats els meus pares. Es quedaren amb mi una setmana, i els vaig ensenyar les meravelles d’Orió.  Quan van marxar em sentia una mica sola. Però la meva feina només durava el temps que es realitzés el projecte.
Un cop finalitzat, vaig ser felicitada i em pagaren una suma considerable.
Però quan pensava que tornaria a la terra, em van oferir una altra feina molt important, però m’havia de compromete amb ells per deu anys dels terrestres.
A mes el teletransport a Alfa-3, un planeta llunyà que està a l’extrem de la nostra galàxia, no es tan fàcil, per la immensa distància. Jo que soc una persona jove, el suportaria, però els meus pares, el gat, i les meves persones estimades potser no. Tot i que les condicions eren molt bones, vaig decidir tornar a la terra, on també volia continuar un assumpte que vaig deixar a mitges amb una persona especial.
Quan estaba a la cabina a punt de ser teletransportada a la terra, vaig tancar els ulls i comprengué que el vell planeta encara tenia molt que oferir-me.                 

 Laia



EL TELETRANSPORTER 
Llamarse, lo que se dice llamarse, se llamaba Eulogio, aunque era más conocido como Teletransporter, porque de un solo guantazo te enviaba a urgencias. Se te acercaba de día y su sombra te aplastaba, era inmenso.

En el cole no tuvo problemas, siempre había más de un voluntario para hacerle los deberes o pasarle una oportuna chuleta o darle el bocata. A pesar de las facilidades que tenía en el medio escolar, abandonó pronto los estudios. Sus cualidades, pensó, lucirían mucho más en otros ambientes.
Empezó como segurata de un local de copas. Pero enseguida destacó por su eficacia disuasoria y ascendió a guardaespaldas del Zaca, que regentaba varios locales nocturnos y un burdel de alto standing.

A Teletransporter no le faltaban chicas que le rondaran y se dejaba querer sin comprometerse con ninguna. Porque a él, quien de verdad le gustaba era Eli, la encargada del guardarropa de uno de los locales del Zaca. La chica era delgada, tímida y sobre todo asustadiza, y cuando aquella mole de hombre se le acercaba, se encogía y le temblaba la voz. Entonces Teletransporter no sabía qué hacer, se daba media vuelta y se iba.

Una noche, un cliente se impacientó porque Eli tardaba más de la cuenta en devolverle sus pertenencias. Ella balbuceó unas inconexas escusas, mientras él cogía con rabia el abrigo. El Zaca acudió al oír el alboroto y, fuera de sí, le gritó que estaba despedida, que ya podía recoger sus cosas y a la puta calle. Estas fueron sus últimas palabras durante los meses que tardaron en reconstruirle la boca. El puño de Teletransporter le alcanzó de pleno en el mentón.

El Zaca tenía contactos con gente que te hacen ofertas que no puedes rechazar. De Teletransporter y de Eli no se han vuelto a tener noticias precisas, aunque el rumor más extendido dice que se fueron a México, y que allí él se dedica a la lucha libre.

Felipe Deucalión


TELETRANSPORTE
Procedencia: “Barcelona,  15 de agosto de 2.035”
Destino: “Lima, 15 de agosto de 2.025”
Pulsó la tecla “T” y en cuestión de segundos Mateo se encontró en el huerto del abuelo Marcos, a quien tanto añoraba y que no había podido conocer, ya que murió antes de nacer él.  Era su gran ilusión: conocer a su abuelo.

Mateo manejaba ordenadores y circuitos de plasma desde los cuatro años. Empezó con juegos y ahora, a sus diez años, había descubierto algo a lo que solo tenían acceso legal los mayores de dieciocho.  La teletransportación había de cumplir unos requisitos legales y burocráticos para evitar el descontrol poblacional que tendría lugar si no se regulara.

Aquel verano Mateo pasaba muchas noches en vela sin que sus padres se dieran cuenta, investigando en el despacho de su padre con los ordenadores.  Hasta que consiguió entrar en el secreto de la Teletransportación con un usuario inventado y supuestamente mayor de edad.

Lima, 2.025.  Allí estaba, en el huerto que su abuelo Marcos regaba cada tarde de verano. 
-          Y ¿tú quién eres? – le preguntó.
-          Soy Mateo, tu nieto.  No me conoces porque te moriste antes de que yo naciera.  Sí, mi mamá es tu hija Luisa.
-          Pero si… mi hija se llama Luisa, sí, pero,…todavía no ha nacido su hijo.
-          Ya te lo he dicho.  Moriste antes de nacer yo. Sí, en un accidente.  Yo vengo del futuro, para cambiar esta historia, para impedir que tengas ese accidente.
-          Pero ¿cómo vas a venir del futuro? Eso es una locura.
-          No, no lo es.  Me he teletransportado.
El abuelo Marcos sabía que se estaba experimentando en este campo en los laboratorios de diversos países, pero todavía había mucho que investigar para llevarse a cabo con personas.
-          Tu accidente tuvo lugar hace diez años de mi tiempo. Así que dentro de una semana vas a tener un accidente y te vas a morir.  Esto es lo que va a sucederte.  Mejor dicho, así sería si no hubiera venido yo aquí para evitarlo. Gracias al descubrimiento del manejo de la teletransportación vamos a poder cambiar tu vida, mejor dicho, tu muerte.
-          Me dejas de piedra. Dentro de una semana yo tomo un avión hacia Barcelona para cuando nazca mi nieto,…. O sea …tú.
-          ¡No tomes ese avión, abuelo!.  Y ahora debo regresar a mi época, que si no mis padres se alarmarán al ver que no estoy cuando despierten.
-          Pero ya tengo el billete, y ahora ya no me devolverían el dinero.
-          ¡No debes tomarlo!.  Y ahora debo irme. Adiós abuelo
Se abrazaron.

Barcelona, 2.035.  Mateo y sus padres se despiertan al mismo tiempo.  Se reúnen alrededor de la mesa de la cocina para desayunar.  Los tres sienten haber tenido un sueño muy profundo, como si hubieran desconectado y olvidado muchas cosas.
-          ¿Dónde está el abuelo? –preguntó Mateo.
-          ¡Uy! Todavía no ha despertado.  Ya no me acordaba de él –dice la madre.

Marcos aparece en la cocina, desperezándose.
-          He tenido un sueño muy extraño.  Mateo estaba casi a punto de nacer cuando yo tomé un avión desde Lima para no perderme el acontecimiento.  Durante el vuelo, unas aves se enredaron en las hélices, el piloto no consiguió dominar el avión y caímos en el Atlántico.  En ese momento desperté.
-          Es curioso –dijo Luisa-. Yo tengo con frecuencia un sueño exactamente igual.
-          Y yo también –dijo Lucas.
Mateo esbozó una pícara sonrisa mientras bebía su cacaolat.

María Jesús (Mariajes)


viernes, 13 de marzo de 2015

TÓPICOS: SAN VALENTÍN, VIERNES 13, ETC....



UN FELÍZ SAN VALENTÍN 
Esta vez sí que ha pringao el antisistema que sale con mi niña. El muy gilipollas se creía que se iba a librar del San Valentín ese, que ahora está tan de moda. Mis padres estuvieron sesenta y tres años casaos y nunca jamás lo celebraron. En cambio la Angelines no me perdona uno, pobre de mí que no le lleve cualquier detalle con forma de corazón. Y mi niña lo mismo, para desgracia de su cabestro.
El pobre intentó argumentar no sé qué del capitalismo y que no había que hacerle el juego al sistema. De poco le valieron estas artimañas está vez, mi niña lo tenía mu clarito, con el sistema haz lo que te dé la gana, pero yo quiero un regalo bonito y que me lleves a cenar a un sitio romántico, y así mismo se lo dijo. De tan pálido que se puso, hasta los tatuajes perdieron color. Luego se fue dando un portazo y mi niña se echó a llorar.
La Angelines la consolaba diciéndole que todos los hombres son así, que tienen un pronto que pa qué, pero que aluego todos vuelven con el rabo entre las piernas. Yo me serví una copita de aguardiente.
Seguro que la Angelines tiene razón y el cabestro volverá, pero sabes qué te digo, que para una alegría que tiene uno hay que celebrarla. Así que el día de san Valentín, además de la caja de bombones con forma de corazón, llevaré a la Angelines a cenar al chino, que a ella le gusta.

Felipe Deucalión



DISOCIATIVO
Lo mío iba a ser un acto de valentia y por eso me llamaron San Valentín. Tenía que ser muy audaz y preciso para disparar mis flechas escondido desde las azoteas y conseguir que penetraran de modo efectivo en los corazones elegidos. Cómo había estado muchos años en el frente activista de la nube guerrillera contra los cancerberos no me iba a resultar demasiado difícil acometer la parte logística de mi trabajo. Sin embargo, estaba absolutamente perdido en la elección psicológica de las parejas y el manual que me proporcionó Claudio me resultó melifluo y demasiado empalagoso. Por eso, como soy un poco trasto de pensamiento desde que nací decidí emparejar de modo original y conseguí que las revistas del corazón se escandalizaran de los arrumacos de algunas tonadilleras con bollycaos de piel caribeña. A veces, ocasionaba algun problema también porque ciertas familias tuvieran que accedir al notario para cubrir los posibles efectos económicos de los matrimonios entre mujeres de cuentas bien saneadas con dandys bien favorecidos. Pero yo siempre desde mi nube me regodeaba de mis logros insólitos porque, al menos, oía con el eco de los comentarios de las sorpresas múltiples cuándo las parejas clónicas jugaban a detectar las diferencias en altitud, caracter, economia o edad en las fiestas o reuniones sociales. Cuánto más alto era el eco, más me motivaba en disparar la flecha y esperar a la nueva flecha de perplejidad amorosa.

Susana


¿TÓPICO?
 Le dolía la pierna y el dolor no remitía, llevaba así unos días. Decidió ponerse una crema para aliviarlo. “Uso tópico” se leía en el tubo. Como se aburría, pensó en la palabra tópico y se dijo para demostrarse cuanto sabía: aplicar de forma externa. Inmediatamente le vino a la cabeza otro tòpico, pero esta vez no eran unas instrucciones, sinó una idea muy generalizada: “las apariencias engañan”.
Se entretenía pensando que los tópicos tenían algo de verdad, pero no eran reales del todo.
Recordó que el año pasado se encontró por la escalera al nuevo vecino. Le quedó un mal sabor de boca porqué tuvo la sensación de que se trataba de un mafioso ruso. Llevaba gruesos anillos de oro en varios dedos y era corpulento y rubio. Lucía un tatuaje en el cuello y saludaba escuetamente con un acento raro.
Al entrar en casa se reprendió a si mismo por dejar volar tan lejos su imaginación y por las tonterías que se le ocurrían. Conoció a su mujer y a los dos niños y se dio cuenta de que era un hombre encantador incapaz de hacer daño a una mosca. “Ser o no ser” pensó para pasar el rato y su memória lo llevó meses más tarde cuando se enteró por la ocupante del ático, que lo había arrestado la policía y que formaba parte de un clan mafioso muy importante.
Para no cansar la dolida pierna, se estiró en el sofá, no sin antes poner su pieza preferida en el CD, muy suave por cierto, y en la pared frontal, vio unas letras imaginarias de color verde: “la música amansa las fieras”. Pero cuando más relajado estaba, su gato saltó subitamente encima de su cabeza, porqué perseguía una mariposa que había entrado por la ventana, dándole un buen susto. “El fin justifica los medios” pensó.
Recordó al animal cuando lo trajo su mujer a casa. Era una bolita gris con grandes ojos azules. En aquella época eran felices, todo era nuevo y no tenían preocupaciones. Podría aceptar: “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Pero rápidamente se agolparon en su mente los recuerdos de su hijo. Lo adoptaron hará unos cinco años y su vida cambió radicalmente. Era mucho mejor ahora con él.
Se sentía bien y los ojos se le cerraban. Sólo antes de perder de vista la habitación, vio en los estantes de su biblioteca: La vida és sueño, y se durmió.

 Laia
                                      

SAN VALENTÍN EN LA CASA DE LOS PARAGUAS CHINOS.
 Ahí estaba yo, llamando al timbre del 3º 2ª de la calle cardenal casañas, nº 3. –pero porqué me meteré yo en estos líos- pensé.
Mi amiga la perito judicial, Mabel Laguardia, me  había llamado para comentarme un caso que tenía entre manos.
Bien sabía yo qué era lo que quería tener ella de mí…, y no precisamente entre las manos…..
Pero como buen latino que soy, tenía que dejar el estandarte alto. Y qué demonios, la perito estaba para mojar pan.
Subí al piso y una vez dentro, se me tiró al cuello como una leona.
Me levanté de la cama y me puse a fumar un cigarrillo. –Bueno….. dime qué caso es ese?
Mabel me explicó que desde hacía varios días en el bloque de al lado, el de la casa de los paraguas, pasaban cosas raras.
Veia entrar gente cargando ….cosas, y volvían a salir sin nada
Le dijo que lo investigaría, pero que seguramente eran imaginaciones suyas, ya que en ese edificio había un banco y seguramente la vigilancia sería máxima.  Pero ella estaba nerviosa porque últimamente habían ocurrido varios robos por la zona.
Empecé a investigar, ayudado de Artal, al que envié a ver quienes vivian en el edificio de los paraguas.
El volvió con una lista de personas, que realizaban diversos oficios liberales. Y en concreto una que realizaba el más liberal de todos, vamos que en el susodicho edificio había una casa de barrets de las de toda la vida, para clientes selectos.
Empezamos a vigilar la casa, y vimos efectivamente que a partir de las 3 de la madrugada llegaba una furgoneta, de ella bajaban una caja que más bien parecía un armario y la introducían en el edificio metiéndola luego en el ascensor.
Al momento salieron los dos transportistas de nuevo con la caja, esta vez vacía pues la cargaban sin ningún problema. La metieron en la furgoneta y se marcharon.
Yo les seguí mientras Artal se quedaba para subir al piso en cuestión.
A la furgoneta le perdí la pista en la entrada de la ronda del litoral, pero tenía la matrícula, así que le mandé un wasap a Artal, diciéndole que nos veríamos por la mañana en el despacho.
Ya nos creíamos que habríamos descubierto una trata de blancas o algo así, cuando la cosa en cuestión, a mi parecer resultó ser mucho más naseabunda.
La casa de barrets, resultó ser un lugar de perversión a la que asistian personas públicas y privadas, con altos cargos, y a los que se les consideraban de una moral intachable. Se les practicaban allí toda clase de abusos sexuales, consentidos, naturalmente por ellos, y por lo que pagaban una considerable cantidad. La caja era el medio de transporte para que nadie pudiese descubrir donde se dirigían. De todo esto se enteró Artal, después de que le hiciesen rellenar un cuestionario lleno de situaciones, la mayoría de ellas “extrañas” para descubrir sus gustos.
Así, que aquí estoy con mi querida perito judicial, el día de san Valentín, comiéndonos los dos una caja de bombones, no os explicaré de qué manera….
Mira por donde, yo que  pensaba que  mi amiga era  un poco inmoral en esto del sexo, resulta ser un angelito comparandola con lo que ocurre una puerta más abajo.
Creo que le estoy tomando el gustillo de que se me tire al cuello cada vez que la veo…

Loli Ruiz



EL PRÍNCIPE VALIENTE
Me había propuesto llegar puntual a la cita, cosa que no ocurría casi nunca y que Elizabeth me había perdonado varias veces. Ella es americana y sé de su ilusión por celebrar el 14 de febrero, yo le había preparado una noche muy especial llena de sorpresas, la primera sería llegar antes que ella y dejar un ramo con rosas y una tarjeta, apenas hacía un mes que salíamos pero ya tenía la sensación de que mi vida le pertenecía.
Salí de casa con 30 minutos de antelación, me dirigí a la floristería para comprar el ramo y continuar a pie hasta el edificio de la Pedrera, en total no debería tardar más de 15 minutos. Me pareció un buen lugar para quedar pues ella adoraba el modernismo.
Vicente, el florista, me montó un ramo espectacular y me facilitó una tarjeta donde yo escribí "para mi princesa de su príncipe valiente".
Apenas caminé unos minutos, vi como un grupo de 5 ó 6 personas miraban hacia arriba y se lamentaban de lo que veían, había una mujer en un balcón, había saltado la barandilla y amenazaba con lanzarse al vacío. Según los allí presentes, un desengaño amoroso o un maltrato podrían haber llevado a la mujer a elegir tan dramático fin, mientras unos llamaban a los bomberos y otros a la policía, una mujer de mediana edad me pidió que hiciera algo,
- señora, yo no soy Superman ¿qué quiere que haga?
- mírese, usted es un hombre elegante y lleva flores, ya sabe lo que tiene que hacer, suba, déselas y dígale algo bonito, ¿acaso no sabe que día es hoy?
- claro que lo sé, estas flores ya son para alguien - respondí
la mirada de la señora no era la única que se clavaba en mi conciencia, todos los allí presentes parecían esperar mi reacción, ¿qué podía hacer?
- pues allá voy, ¿es el tercero, no?
entré en el portal y subí rápidamente por las escaleras, no me pareció apropiado subir en ascensor aunque tal vez hubiera sido más rápido, mientras subía, algunos vecinos me aplaudían y me animaban a poner fin a aquella historia
- dígale que el color del pelo le queda muy bien, es que ha venido esta mañana de teñirse, me decía la vecina del primero
- dígale que las flores son de parte de Manolo, su marido, comentaba un señor del segundo
llegué a la tercera planta y me encontré con el primer problema, la puerta estaba cerrada ¿cómo iba a entrar? no creo que llamando al timbre la señora me abriera; por suerte, la vecina de al lado me invitó a pasar
- pase, pase, mi balcón está junto al de ella
entré en el piso de la vecina mientras trataba de pensar en algo creíble sobre mi, las flores, el pelo teñido y el Manolo. Tomé aire y poco a poco salí al balcón, con el cuidado de quien se levanta de una mesa, donde ha construido un castillo de naipes. Yo, nervioso y con miedo a la altura, le dije casi sin pensar:
- Tintes Manolo le felicita por su color y le obsequia con estas flores ¡feliz día de San Valentín!,
ella, que parecía ausente, comenzó a sonreir mientras miraba hacia abajo, para luego soltar una carcajada que se convirtió en un ataque de risa, yo que me creía un poco vencedor traté de acompañarla con mi sonrisa y aproveché para acercarme hacia ella, cuando ella me miró, dejó e reir y me dijo:
- si me traes la flores hasta aquí entro en casa
los dos balcones estaban separados por algo menos de un metro, una distancia que a ras de suelo no hubiera tenido problema en superar de un salto, pero a 12 metros de altura me imponía un respeto y un miedo que me paralizaba
- ¿no sería mejor que me abrieras la puerta y te las doy? propuse
- no! si quieres que entre en casa, salta y dámelas, y nada de tirármelas
a lo lejos ya comenzaban a oirse las sirenas de la policía, temí que esto la pusiera nerviosa así que sin pensarlo demasiado me subí a la barandilla agarrándome al toldo y salté sobre el otro balcón, fue tan rápido y fácil que me sentí casi como un superhéroe
- ahora tú, me lo has prometido, le dije con suavidad
ella giró sobre si misma, dando la espalda al vacío y saltó la barandilla para entrar en casa
- gracias y perdona, es la primera vez que alguien me regala flores, me dijo
no tuve valor de decirle que no eran para ella, así que le dejé las flores y esperé a que subiera alguna autoridad. Sonó el timbre y María, que así se llamaba, dejó entrar a un guardia municipal que me dijo
- usted no se marche, le hemos de tomar declaración - entonces me acordé de Elizabeth!, tenía que avisarla, cogí el teléfono y la llamé, ya pasaban 10 minutos de la hora
- Hola, supongo que venías para aquí pero que ha surgido un problema y que tardarás un rato más, ¿verdad?- dijo ella al contestar con cierta sorna
- Mira, estoy con un policía que te puede explicar, te lo paso - le respondí
Le pedí al policía que le explicara la situación, pero la verdad no era un hombre con el don de la palabra y tal vez no fue una buena idea
- Hola señora, mire que aquí el caballero le ha regalado unas flores a una señora casada que se quería tirar, y como eso es ilegal hay que tomar declaración.
No sé que debió entender Elizabeth que colgó en cuanto volvió a oir mi voz, la volví a llamar pero no contestaba.
Tras 20 minutos de declaración y de algún aplauso vecinal me dirijí a la floristería con la esperanza de que estuviera abierta, por suerte Vicente estaba cerrando cuando llegué y pude conseguir un ramo similar al anterior.
Me dirijí a casa de Elizabeth con la esperanza de que me dejara explicarle lo sucedido, vivía en el barrio de Gràcia, cerca de diagonal. Piqué en su timbre y esperé, haberla llamado antes hubiera sido como un aviso de que venía y tal vez no hubiera abierto - ¿quién llama? dijo con su peculiar acento
- le traigo un paquete de floristería Vicente - respondí mientras me tapaba un agujero de la nariz a fin de alterar mi voz, me abrió la puerta, subí hasta su ático y escondí la cara tras el ramo mientras esperaba que me abriera
- ya sabía que eras tú, he reconocido tu voz - me invitó a pasar, le intenté explicar lo sucedido, pero me puso la mano en la boca para callarme, aceptó las flores y me perdonó.
A la mañana siguiente, le llevé el desayuno a la cama junto a la tablet donde ella solía leer la prensa on-line.
- jaja, ¡qué bueno! escucha esto: - "Superhéroe en el eixample" Ayer tarde se produjo un hecho singular, según cuentan los vecinos del lugar, una mujer que había resbalado y estaba colgando de un balcón fue salvada por un hombre que fue saltando de balcón en balcón hasta llegar a salvarla, al parecer no hay acuerdo sobre su aspecto, algunos dicen que llevaba antifaz y otros que capa, comentan que tras rescatar a la mujer le dió una tarjeta, al parecer siempre que actúa deja una tarjeta de visita, se hace llamar - interrumpí a Elizabeth para decir - ¿el príncipe valiente?
- ¿cómo lo sabes?



FIN

Rafa