MAS CLARO QUE EL AGUA O LA BARBARIE HUMANA.
Año 2026: Las tropas de la ONU entran en Alepo para limpiar los escombros de una ciudad completamente destruida. Al entrar en una de las casas donde aún quedaba en pié una planta, vieron sobre el alféizar de la ventana, un vaso medio lleno de agua. En todas las repisas de las cocinas que se habían salvado de la destrucción había un vaso de cristal lleno hasta la mitad de agua. Los soldados se extrañaron y no supieron dar una respuesta a ese hecho.
Año 2016: - ¡baba, el agua se mueve!-
-¡Ahmed, Aicha, corred, meteros bajo los colchones!...
Lola Ruiz
NOSTALGIA
Con los años los recuerdos se amontonan, se enredan unos con
otros y así pasamos de evocar el rostro de un ser querido al dolor de una
traición, de deleitarnos con un pequeño triunfo que tuvimos a hundirnos bajo el
peso de un fracaso reiterado. Las combinaciones tienden a ser infinitas, el
caballito de cartón de nuestra infancia se entremezcla con las sórdidas calles
por donde hemos arrastrado nuestra desventura.
Parece que el pasado se
adelgaza, pierde consistencia. Tan real me parece lo que pasó, como lo que pudo
pasar y no fue. Divago y lo que ocurrió hace tiempo no se distingue de lo que
acaba de sucederme, quizá porque siempre pasa lo mismo, solo que con
diferencias infinitesimales que nos producen la ilusión de la novedad en el
eterno retorno de nuestras vidas.
En esta superposición de los
datos de la memoria, los hechos concretos se vuelven transparentes como las
gasas. Entonces rememoro la ventana del comedor de casa de mis abuelos, más
allá se distinguen las deshojadas ramas de un árbol, y más acá, sobre el
alfeizar, un vaso con agua, y todo está envuelto por una luz amarillenta que lo
unifica.
Felipe
Deucalión
LA TIA ELOISA
La última vez que la vieron fue a finales
del verano. Ven, conocerás a una tía a
la que todavía no conoces, le había dicho su papá. Al entrar en su casa Anita sintió náuseas y
ganas de marcharse. Quizás también su
padre sintió lo mismo, ylo disimulara mientras le decía “venga,
no exageres”.
“Eloisa!,… ¡Eloisa!” repitió Gonzalo. Toda la casa había sido
blanqueada, paredes y suelo. Pero ¡ hacía tanto tiempo! Ahora la cal estaba
agrisada en algunos trozos, amarillenta en otros. Las grietas habían hecho saltar trozos de cal
y el polvo calizo se mezclaba con ese olor extraño que repelía. Era como entrar
en una cueva maloliente.
Caminaron por el irregular suelo del
pasillo hasta llegar a una habitación donde la encontraron sentada en una vieja
silla de madera y mimbre, junto a la ventana, vestida con ropa negra que con el
paso del tiempo había perdido también su negrura. Su cuello sostenía con rigidez una cabeza
casi calva, un rostro inexpresivo, unos ojos sin movimiento, Pero lo que menos
le gustó a Anita es que tenía bigote. La vieja gata, Tesa era su nombre, dormía a
los pies de Eloisa, con aspecto famélico y desfallecido. A las preguntas de Gonzalo,Eloisa contestaba,
tras unos segundos, con monosílabos que parecían provenir de una gruta, y que
provocaban un eco en el vacío recinto. Gonzalo le trajo un vaso de agua. Le ofreció traerle comida si necesitaba, a lo
que ella respondió con un grave, antipático y costoso “no”.
Al regresar a casa, Anita corrió a los
brazos de su madre, le miró la cara, los ojos, la parte superior del
labio. Se zambulló en sus brazos, en sus
besos, en su aroma. Hizo los deberes del colegio. Y por la noche, cuando después de leerle un
cuento su madre la abrazó y le dio las buenas noches, Anita dijo: “Tú no serás
nunca como tía Eloisa, ¿verdad mamá?”
Mariajes
TRANSPARENT
Diuen d’en Pere, en aquella època batlle del poble,
que era una persona transparent, com l’aigua en un vas en el marc d’una
finestra, clar i diàfan com el vidre. Mai havia mentit i tothom el creia.
El poble quedava lluny de l’autoritat del governador,
que era el delegat del rei. Els seus habitants acudien a ell per resoldre els
seus conflictes i el consideraven sempre just i sincer. En Pere era una persona
generosa i sense malícia.
En aquells temps convulsos, en el poble hi havia
molta gent que passava gana. La guerra
havia arribat fins allà. També, encara
quedaven alguns bandolers per la contrada. Va córrer la veu que havien robat un
carregament d’or i plata del governador, i que havia estat El Negre, cap dels
bandolers de la regió.
A la nit en Pere va sentir uns cops a la porta molt
suaus. Es llevà del llit i va obrir. Als seus peus jeia un home molt mal ferit.
Per la seva indumentària va veure que vivía a la intempèrie, i pel trabuc que
duia…
- Soc “el
negre” – va dir- i si em deixes entrar no t’en penediràs.
El Pere no s’ho va pensar i l’acomodà en un llit. Al
cap de poc van sentir cavalls. Era la guardia. El Negre em digué - si no em
delates repartiré el botí que tenen els meus homes amb tu- El Pere accedí, i el
bandoler es va arrossegar fins quedar amagat sota el catre.
Quan els soldats de la guardia entraren a la casa
del batlle, el capità amenaçà en Pere dient-li: -si has vist el Negre i no ens
ho dius et consideraré còmplice i seràs condemnat a mort- Els ulls del Pere el miraven fixament, i eren
tan clars i cristal.lins que tots el van creure quan va dir que no en tenia noticia, i el capità girà cua
convençut.
Pocs dies
després que marxés el Negre recuperat de les ferides, es presentà a
casa del Pere un home emboçat que duia una bossa plena de monedes i què li
digué -Aixó es per a tu, de part del Negre. Ell ha complert- I va marxar.
El Pere repartí els diners entre els veïns del poble.
Encara avui hi ha una estàtua a la plaça Major, en memòria seva que diu:
“El batlle dels ulls transparents”.
Laia