miércoles, 2 de diciembre de 2009

EL COLLAR

COSES DE NENS

Sempre va pensar que els collarets de macarrons pintats amb tempera eren una cutrada que nomes feien els profesors quan no tenien cap idea millor. Fins el dia que la seva filla li va portar un i li va dir que l'havia fet verd per fer joc amb els seus ulls. Ara te un collaret de macarrons malpintats de verd en el lloc d'honor del seu joier.
Herman

EL COLLAR

Esbozó una sonrisa animosa y me puso el collar alrededor del cuello. Una siempre piensa que este tipo de cosas nunca le van a pasar. Me miré en el espejo y apenas me reconocía. ¿Era yo esa mujer de ojos tristes que me miraba fijamente?
Los días que siguieron no mejoraron mis ánimos. Quería hacer cosas pero me fallaban las fuerzas. Intentaba continuar mi vida normal, pero algo había cambiado. Cualquier actividad cotidiana me resultaba agotadora: asearme, cocinar, atender a los niños. Todo era difícil, complicado, doloroso.
¡Al fin llegó el gran día! Con la misma sonrisa animosa que utilizó para ponérmelo, me desabrochó el collar. “Se acabó”, dijo. ¡Adiós, collarín de gomaespuma!
Ginebra


TRIBUS URBANES

Les dues noies van entrar a la botiga per què una d’elles es volia comprar un collaret. La dependenta els en va ensenyar uns quants: en tenien de vàries mides, més llargs alguns, més ajustats els altres. De diferents colors i amb diferents ornaments. La que volia comprar el collar no s’acabava de decidir. Mirava l’estesa de peces sobre el taulell i feia el gest d’agafar-ne una, però quasi de seguida canviava d’idea i les mans es movien per tocar la que els ulls proposaven com a alternativa. La que feia d’acompanyant no deia res. Només esperava que la seva amiga triés i comprés el collaret d’una vegada, i que sortissin de la botiga. La dependenta, pacient darrera el taulell, donava alguna indicació i algun consell, i esperava també la decisió de la noia. Finalment, ella va agafar-ne un de tons vermells i peces platejades i se’l va posar satisfeta. Va pagar el que tocava, i després de fer un senyal a la seva amiga van sortir totes dues de la botiga. La dependenta no sabia ben bé què pensar, però al cap i a la fi, va concloure, les noies eren joves, buscaven alternatives, i en aquella ciutat no hi havia molta oferta. La seva única opció a tenir un collar de tatxes d’estètica punk, era anar a buscar-lo a la botiga d’animals més ben assortida que hi havia a la comarca.
Butterfly

EL COLLAR

Hoy es lunes, tres de septiembre, y es mi primer día de trabajo después de la vuelta de vacaciones. Me he puesto el collar que me compré en una tienda del casco antiguo de Hanoi, de bolitas verdes y granates. A todos les ha gustado, incluso he notado que algunos querían tocarlo. Marta y Laura me han dicho que era bonito, aunque un poco raro. Por el pasillo me he cruzado con Tony, del departamento de contabilidad, y he visto cómo miraba el collar y me sonreía. Como siempre, he ido a desayunar con Dani, y también ha hecho alusión a mi collar. Le he explicado que las bolitas eran de madera de neem, un árbol sagrado que, dicen, lo cura todo, y al que se le atribuye la facultad de alejar las malas energías y atraer la buena suerte.
La mañana ha transcurrido mejor de lo que yo pensaba, y a pesar de lo mucho que me ha costado reincorporarme, me he sentido bien.

Martes, cuatro de septiembre.
Hoy ha sido mi segundo día de trabajo y ha sido nefasto. Al entrar ya me ha caído una bronca del jefe; ha sido por un asunto con unos proveedores, yo no creo que sea para tanto, pero realmente él estaba muy enfadado.
Dani ha telefoneado diciendo que no se encontraba bien y que no iría a trabajar, así que no me ha quedado más remedio que ir a desayunar con Marta y Laura. No me ha hecho mucha gracia ir con ellas, sus conversaciones sobre dietas y perfumes me aburren.
He notado que todos tenían caras largas y que el ambiente era tenso.
Al final de la jornada he observado que no llevaba puesto el collar, he salido de casa tan disparada esta mañana que no he reparado en él, y he decidido que a partir de mañana lo llevaré puesto cada día.
Maria Jose (ASIA)

EL COLLAR DE PERLAS

Se miró en el espejo de su tocador y dio un repaso visual al preciado mueble antes de volver a mirarse y recorrer con los dedos las pequeñas arrugas que cercaban sus hermosos y expresivos ojos verdes. Suspiró y decidió que era hora de hacer una visita al renombrado cirujano, amigo de la familia.
No había necesitado pasar por el quirófano para mantener esa belleza aún llegando a la frontera de los 50.
No tenía hijos, lo decidió ella misma. Su figura permanecía casi intacta y aunque no le había costado muchos esfuerzos, desde hace unos años, controlaba, más que nunca su peso y su alimentación. Sus anteriores cremas al “aceite de visón” eran ahora a base de colágenos y extractos de placenta. Tampoco descuidaba el ejercicio físico, ni la hora de tratamiento que cada mañana le procuraba su masajista personal.
Cuando a conoció a Miguel se enamoró perdidamente y se juró que nada, ni nadie se interpondría jamás entre los dos.
Se amaban como el primer día. Cierto que él pasaba mucho tiempo fuera de casa, no podía ser de otra forma con la responsabilidad que tenía su cargo, pero era atento y no escatimaba en ella ni un solo detalle. Vivian lujosamente. Tenía todo lo que siempre deseó.
Hoy iba a estar más bella que nunca. Hoy que cumplía los 50 años.
Siempre era una sorpresa el regalo de Miguel, pero esta vez, lo había descubierto. Fue por casualidad, tan sólo tres días antes. Sonó el teléfono móvil de su marido cuando ella estaba en la recámara y Miguel, despedía a su socio y amigo, en el jardín de la casa. Al sacarlo del maletín vio la caja con aquel magnífico y delicado collar de perlas. ¡Era precioso, exquisito! Jamás había visto una elección tan acertada. Llamó a su marido y le entregó el teléfono. No dijo nada. De forma coqueta se dio media vuelta y sonrió para sus adentros.
Los invitados estaban a punto de llegar. Familia, amigos y el gabinete en pleno. Maliciosamente pasó su mano por el escote y decidió no adornarlo, así no habría obstáculo alguno para lucir su regalo.
Las lágrimas se amontonaban en sus pupilas mientras agradecía a su esposo el rolex de oro que le fijaba a la muñeca. Entre los invitados que aplaudían y frente a ella, vió a la espectacular rubia, que con sus escasos 27 años y seis meses en la empresa, se había convertido en la secretaria de dirección y en la mano derecha de Miguel. El sensual y joven escote lucía un precioso collar de perlas.
Maribel Palma –rpm

QUE SUERTE!!

Salió del metro, levantó el cuello del chaquetón y aceleró los pasos para cruzar el puente al otro lado de las vías y llegar cuanto antes a casa. Había tenido un día duro en general, y una jornada laboral desprevenidamente espesa en particular; de esas en las que uno está a merced de la migraña y a duras penas se es capaz de escuchar lo que te dicen por esa sensación de nubarrón que te cubre, y que hace que las palabras te lleguen reverberadas como si procediesen del fondo de un pozo. A la altura de la panadería de la esquina, alzó la vista del suelo para mirar a izquierda y derecha, cruzó la calle, y al volver a bajar la vista al pavimento, un brillo en el hueco de un árbol retuvo su mirada primero y la atrajo después. Recogió un objeto metiéndoselo en un bolsillo sin tan siquiera observarlo.
Finiquitada una liviana cena, fue a sentarse en el sofá para estudiar con más detenimiento la ristra de chapas de nácar ensartadas a través de un agujero lateral por un hilo metálico y, una vez hechizada por la irisación del mineral orgánico, dirigirse al espejo de la habitación para saborear como lucía en su cuello.

Al comisario se le veía introspectivo, incluso ofuscado, mientras miraba como un miembro de la policía científica disparaba fotografías desde varios ángulos y distancias al cadáver tendido a los pies del armario. Había reconocido de inmediato, junto con las marcas por la presión dactilar en la garganta que produjeron la muerte por asfixia de la víctima, las reveladoras erosiones rojizas alrededor del cuello, inequívocamente producidas por unos colgantes, tal como ya había determinado el forense en los tres casos similares de los últimos cuatro meses. Sabía que era un collar, pero también sabía que no había móvil, ni huellas, ni vinculaciones, ni lógica, ni pauta, y que se repetiría si no sucedía algo inesperado o el psicópata cometía un error.

-Cariño, me duele un poco la cabeza. Como los niños ya están dormidos, voy a salir un rato a airearme, y si encuentro un bar abierto me tomaré algo. Tú acuéstate si quieres, cielo. No te importa, no?

La noche era húmeda y ventosa, y la poca gente que caminaba a esas horas por la calle lo hacía cabizbaja. Arrimó el coche a la acera y distraidamente dejó caer algo al lado de la máquina de pago del párquing de zona azul. Dio marcha atrás y aparcó en un hueco libre unos pocos metros atrás. Subió la ventanilla, apagó el motor, se pasó al asiento derecho, se puso unos guantes de piel marrón, y recostó la cabeza sin desviar la vista fijada en unos destellos a ras de suelo.

Josean

EL COLLAR DEL GOS

A la montanya un pastor alemany estava abandonat. Uns nois de la gossera el van recollir. Al cap d'uns anys quan ja era gran una familia el va adoptar. Li van copmprar un collar anti-puces. En realitat era un collar amb poders: volar, llegir la ment, etc. Aquest gos com tots va tenir un nom i el seu nom era Puck. Doncs es passejava per la casa dels seus amics i de vagades anant de festa.
El Puck cada dia es feia més gran i en acabar l'any següent li va agafar una enfermetat i es va morir.
FI
Miquel

domingo, 15 de noviembre de 2009

UN VIAJE A LONDRES

EL VIATGE

Van trobar el seu cadàver flotant al Regent's Canal, entre els vaixells de la gent benestant de la Little Venise. Rossa, 1,65 d'altura, complexió mitjana, uns 35 anys.
Tenia hematomes al cos, la cara i el coll. El forense va dictaminar mort per estrangulament.
Feia dos dies que havia arribat a Londres. La família va dir que hi havia anat per arreglar les coses amb la seva parella. Que no li agradava aquesta ciutat, no li agradava viatjar, no li agradava volar. Li feia por aquest viatge.
Ginebra

EL ULTIMO RECUERDO


Acabo de romper una figura que tenía en el mueble del comedor. No es que me importe demasiado, porque la verdad es que siempre me pareció anticuada y cursi, y si la he conservado hasta ahora ha sido porque en el fondo me daba pena tirarla, porque era el único recuerdo que me quedaba de Tom, y porque me la regaló en nuestro viaje a Londres. De éso hace ya más de veinte años, ya casi ni me acuerdo, o mejor dicho, sí que me acuerdo, pero solamente recuerdo algunos detalles, los otros se han borrado por completo de mi memoria.
Caminábamos una mañana por el Hide Park, era a finales de octubre, y nuestros pasos se oían al pisar las hojas secas que caían de los árboles. Tom se detuvo, me miró fijamente a los ojos y me abrazó fuerte, y en medio de la densidad de la niebla me dijo que le gustaría permanecer el resto de sus días a mi lado. Por la tarde, mientras tomábamos un café en el Soho, me sorprendió con un regalo: era una figura femenina, de porcelana, y venía envuelta en un papel rojo. Tom decía que su cara le inspiraba ingenuidad y ternura, y que por éso le recordaba a mí. ¿Ingenua yo? Yo diría que más que ingenua era tonta; sí, eso es: ¡tonta!, por confiar en él y creerme todas sus mentiras. Pero hace ya mucho tiempo que salió de mi vida y , justamente ahora, acabo de ver el último objeto que me quedaba en su recuerdo estrellarse en el suelo y romperse en mil pedazos.
Maria Jose

ANADA I TORNADA

Pel Nadal del 1986 vaig tenir l’oportunitat de viatjar a Londres per primera vegada, aprofitant que aquell any la trobada anual de la comunitat ecumènica de Taizé es feia allà. Amb uns companys de la facultat ens hi vam apuntar, més per les condicions econòmiques molt favorables a les nostres butxaques d’estudiant, que no pas per inquietuds religioses. Era també la primera vegada que jo viatjava més enllà del sud de França. El viatge era des de Barcelona en autocar. Vam creuar França fins a Calais. Des d’allà en ferry fins a Dover, ja a la Gran Bretanya. Va ser un del pitjors tràngols que mai he passat. Tota la travessia i fins dues o tres hores després de baixar del vaixell encara notava el cap ben atontat. En arribar ens van repartir per cases de voluntaris de Taizé i a nosaltres ens van allotjar a casa de la senyora Hitchcock, qui de seguida ens va aclarir que no era parenta del cineasta. Estàvem als afores de la city i d’allà cada dia anàvem en tren fins Victoria Station per poder fer les visites que ens havíem programat com a imprescindibles. Vam anar en metro, en els autobusos de dos pisos i a peu. Vam comprar a Oxford Street, vam “tocar” la pedra Rosetta i vam cantar a la Westminster Abbey. Ens haurien fet falta més dies per poder completar la llista, però vam tornar entusiasmats amb l’experiència. De tornada, també en autocar, quan ja érem a França, a l’alçada de Toulouse, va ser com si algú hagués obert el llum. Només en aquell moment vaig ser conscient que havíem passat cinc dies a les fosques: Londres m’havia agradat molt, i voldria tornar-hi, però m’havia faltat la calidesa i la llum del sol que disfrutem més cap al sud.
Butterfly

LA DESFACHATEZ VACUNA

El relato se situa en un pegajoso día tropical en una ciudad de un país del quinto mundo. Escribimos sobre un anacrónico individuo en pleno proceso de adaptación, sentado en una cafetería abierta a la calle, y absorto en los movimientos que abarca su campo de visión. Expele el humo de un cigarrillo formando una voluta; una voluta de humo que, “puff”, es lo que le gustaría ser a un niño nacido 7 años antes y de edad indeterminada que, con los descalzos pies negros y un saco de plástico a la espalda, revuelve entre los desperdicios delante de sus narices a la búsqueda de deshechos reciclables: una lata, una botella vacía de agua, algún objeto brillante. No obtiene recompensa, se incorpora y se queda mirando sonriente desde el otro lado de la callejuela polvorienta. El extranjero le da un sorbo al té especiado que está tomando, y piensa superficialmente sobre lo que observa, y remarcamos superficialmente, porque como razonamos que no tiene derecho a entristecerse si al niño no se le ve triste, le obligamos a no profundizar para que no le invada la tristeza. Aún así se pregunta si el niño sonríe simplemente porque es niño, y en si un niño europeo sonreiría si le cambiaras el chuche por un saco de plástico y las deportivas por una costra de roña. Se apercibe inmediatamente de lo simplón e insustancial de su reflexión porque un niño europeo es un niño europeo, y un niño indio es un niño indio, aunque haya niños que por sus status inferior o superior se conviertan en apátridas. Pasan dos vacas que interrumpen su cavilación. Una se detiene, alza el rabo, defeca una boñiga humeante mirándole con total desfachatez, y reemprende su paso tedioso, dejándole al descubierto a un indio aquijotado, greñudo y tiznado que extiende la mano en su dirección mientras le muestra sus escombros dentales. El descolorido, le niega con un movimiento de cabeza que le está barruntando el destino de sus próximas vacaciones: “Un viaje a Londres”.
Josean

LONDRES 1981

Al principio a Marta le hizo gracia la confusión de la señora, pero la mala educación de la azafata que no hacia ningún esfuerzo por entenderla le hizo levantarse e intervenir.
-Her daugther is feeling very sick, please bring her some water- Finalmente la estirada azafata se fue por el pasillo del avion a buscar el vaso de agua.
Ciertamente la chica tenía muy mala cara, aunque más parecía tristeza que enfermedad. La Madre se deshizo en agradecimientos y le contó con poca alegría y menos convencimiento que iban a Londres como regalo de cumpleaños para su hija que acababa de hacer los 18, la chica que se debatía entre el vomito y el llanto no dijo nada.
A Marta le cayo simpática la pobre señora, estuvo charlando con ella y contándole que ella viajaba a menudo a Londres por trabajo ya que llevaba una tienda de ropa en Barcelona, y que dominaba bien el ingles. Poco a poco la hija se fue acercando a la conversión interesada en el trabajo de Marta e incluso llego a sonreír cuando Marta hizo una broma sobre lo mal educadas que eran algunas de las azafatas inglesas.
Se separaron en Heatrow después de que le explicara a la chica, que ahora parecía mas despierta, como llegar a su hotel, aunque no se atrevió a decirles que no era una zona muy recomendable.
Cuando al día siguiente se encontraron en la puerta de la clínica ginecológica Marta se puso roja, la chica se puso a llorar de nuevo y la Madre solo hacia que buscar un profundo agujero donde esconderse para ocultar su vergüenza. Entonces igual que había hecho con su embarazo y con tantas cosas en su vida decidió encargarse de la situación, envió la madre al tomarse un te ingles al bar y se quedo con la pequeña todo el tiempo calmándola, intentando desculpabilizarla y ayudándola hasta que entro en el quirófano.
No las vio mas, cuando salio de su intervención ya se habían ido, y además era verdad que tenia muco trabajo que hacer.
Volviendo en el avión no pudo evitar que una gran sensación de perdida por el embarazo que acababa de interrumpir se adueñara de ella, luego pensó en la chica y se auto convenció de que había hecho lo correcto de que des de luego no tenía ningún interés en aguantar una hija y sus problemas.
Herman

UN VIAJE A LONDRES

-Te lo dije – gritó a su mujer, entre enfurecido y consternado - se que esto no podía traer nada bueno.
Que como siempre, te empeñas y consigues que ceda ante cualquier cosa que considero poco apropiada. Siempre pasa lo mismo, yo digo no y tú sí. Yo blanco y tú negro y acabas saliendo con la tuya…Sabes bien que las lagrimitas dan en la diana, que no soporto ver llorar a las mujeres. Así me lo enseñaron y así me lo dijo mi padre, ¡el mejor general que ha tenido nunca el ejército español! “Jamás hagas llorar a las mujeres, hijo, que no es hombre de bien el que hace derramar sus lágrimas….” Y yo, que sigo sus pasos desde que aprendí a caminar no he permitido nunca que me llores…. Sé, lo orgulloso que se sentiría de saber cómo os trato, a ti y a mi santa madre…
Sé que él, se sentiría muy orgulloso de todas las condecoraciones que me han otorgado a lo largo de estos años – sentenció en tono solemne alzando la mirada hacia el retrato, mientras llevaba la mano a su pecho y paseaba los dedos entre las insignias cosidas en la rígida chaqueta.
Pero a esto he de ponerle fin ¡estoy harto ya! Desde ahora voy a tomar una decisión irrevocable y es la de no tomarte a cuenta cada vez que vea asomar a tus ojos lágrimas de cocodrilo. Sí, que eso es lo que son cuando me pides algo y quieres conseguirlo. Pues mira. Mira lo que has conseguido esta vez. Míralo bien porque tenemos que hacer algo.
Si yo lo sabía.- prosiguió, apoyando los codos en la mesa y frotándose la calva con ambas manos - Estaba convencido….Que te lo dije, que en estos sitios se aprende de todo menos algo bueno….y yo no quería, mujer, pero claro tú…..” Que si le hace ilusión y es un bonito regalo de cumpleaños…… Que si nada mejor que un viaje a Londres para aprender y practicar el inglés…… Que si Alvarito se ha convertido en un hombre y es hora que a sus 30 años pueda pasar una temporada fuera de casa….. Que el que no quiera ser militar no quiere decir que no haga nada de provecho……y con el inglés bien aprendido se va a todos sitios….”
Pues ya ves. Ya ves donde se va. Ya ves el provecho que ha sacado……….30 años de hijo y en 6 meses nos vuelve hecho una “nenaza”.
Deja, deja ya de llorar, mujer, que ahora no me vas a convencer de nada. Y tira, esconde o quema todos esos trajes, las plumas, las pinturas, los pelucones y esos estridentes zapatos con tacones de palmo y medio……. Sécate esas lágrimas y dime algo, ¡por Dios!..........................................
La mujer, sin dejar de sollozar ante la revuelta maleta, lo mira desolada y con voz entrecortada dice: Llamaré a Don Julián, él sabrá que hacer y donde podemos enviarlo. Seguro que la culpa es de aquella película que le gustaba tanto….Todo se arreglará, esposo mío……Ay! –suspira -¡Que dirán en el pueblo, que dirán nuestros amigos!
Maribel Palma-rpm

domingo, 1 de noviembre de 2009

EL ARMARIO

CUANDO VUELVA

Miré el armario y supe que tendría que ser yo quien mencionara el asunto; no iba a ser fácil.
Dejé pasar un par de semanas antes de decirle a mi padre señalando hacia la puerta marrón: «el armario...». Sus lágrimas pisaron mis puntos suspensivos; y lo aplacé.
Unos meses después, aprovechando que ambos estábamos ante aquella puerta, la señalé; pero antes de que yo dijera nada, mi padre me pidió que lo dejáramos para otro día; le brillaban los ojos pero se esforzaba en no llorar.
Al cabo de un año, ya no lloraba nunca pero el asunto del armario seguía siendo tabú. Casi parecía absurdo mencionarlo. No era que no pudiéramos hablar de ello, es que no había nada de qué hablar.
Ya han pasado seis años. Ayer le dije a mi padre que había que vaciar aquel armario, que podíamos abrirlo y no pasaría nada, juntos, si quería, o que lo haría yo cuando él no estuviera, que solo era un armario, que lo que había dentro ya no servía, que era mejor deshacernos de todo.
Me miró y dijo: «Cuando vuelva, tu madre querrá encontrar su ropa».
Pilar

AVENTURES

Quan va acabar de llegir Cròniques de Nàrnia, la Júlia va correr a l’armari de la seva mare, va enretirar la roba i va tocar tota la part de darrera per a veure si aquell armari li podria servir per anar a un món diferent del seu i passar aventures. Al cap de deu minuts en va sortir ben escabellada i amb la claredat que no hi tenia cap possibilitat. S’hauria de buscar les aventures al món on vivia. Però no tenia germans ni germanes, els pares i altres adults no li interessaven gaire i avui no podia trucar a cap amiga de l’escola per què vingués a jugar. Tenir un amic invisible o imaginari ho trobava una tonteria, i li va agafar una mica de ràbia d’estar sola. Va rumiar una estona i va recordar que al pis de sota hi vivia una nena més o menys de la seva edat, i amb qui mai havia parlat. Es va decidir a baixar i preguntar si podien jugar juntes. Va demanar permís a la seva mare i va sortir a l’escala. Va trucar a la porta i una senyora amb els cabells vermells, molt maquillada, i amb un vestit llarg i de coloraines va sortir al replà. Sense vergonya la Júlia es va presentar i va demanar a la senyora si podia conèixer la nena veïna, que de seguida havia aparegut al rebedor darrera de la dona. La pèl-roja no la va deixar acabar, va començar a cridar i a moure els braços per fer-la fora. La Júlia es va quedar sorpresa mirant la porta quan la dona va tancar-la de cop. Va tornar a pujar i la seva mare que llegia asseguda al sofà li va preguntar com havia anat i si venia sola. Ella va aixecar les espatlles i va dir “Em sembla mare, que haurem d’anar amb compte. La del pis de sota és una bruixa”.
Butterfly

SOLO ROPA

Se me ha escurrido el tiempo. Pertenezco a un grupo de minirelatores que, con una periodicidad quincenal, intentamos parir media página de letras coherentes sobre temas variopintos. Mi voluntad es estar pendiente del momento del señalamiento del tema, para poder disponer de la antelación suficiente como para desarrollar divirtiéndome un par de relatos, pero en esta ocasión, hoy al ir a averiguarlo, he visto que la lectura de los cuentos es mañana mismo, y que el relato ha de versar sobre “el armario”.
Tengo delante una hoja en blanco pero la inmediatez no ayuda, así que he decidido abrir el mío, me refiero a mi armario, y esperar a ver si se produce alguna reacción a la acción de abrirlo, o a que milagrosamente se haga corpórea alguna andrógina musa cubierta con mi camisa negra de flores bordadas a mano.
Son las 12 de la noche. Estoy sentado en el suelo delante del ropero con la puerta abierta y se me cierran los ojos. Tengo la sensación de estar haciendo el gilipollas aquí sentado mirandolo embobado, como si no supiese lo que ponerme mañana para ir a trabajar. Tengo el culo cuadrado y frío, y las únicas y ridículas inspiraciones que he tenido, son frases hechas como “estar como un armario” o “salir del armario”, traumas como el imaginario de congojas infantiles o como los cabrones montajes del Ikea, o anécdotas animales sobre las polillas. Patético.
Son las 6 de la mañana, estoy en el suelo, abro los ojos, saco una camisa negra y cierro la puerta. No está el hombre del saco, ni algun elfo, ni la joven del agua, ni unos zapatos negros que no deberían estar, ni nada especial en alguna caja en el estante superior, así que .... no tengo relato esta vez. Me ducho, tomo un café y me voy a trabajar. Vuelvo a entrar en casa y dejo la puerta del armario abierta para ver si se mete algo o alguien mientras estoy fuera. Que monotonía!
Josean

L’ARMARI

Per més tonteries que ara diguin els meus amics semblava un armari del tot normal. I de fet tots em varen envejar quan poc despres d’agafar el pis i encara atrafegada montant-lo vaig trovar aquell armari desmontat a la cantonada d’una de les velles torres d’Horta. Em van haver d’ajudar tots a portar-lo fins a casa, i en aquell moment ningu va dir que les velles taques semblessin de sang, ni que les rascades eren marques d’ungles esgarrapant.Un cop montat a la meva habitació si que vaig tenir un clafred en veurel alli dret, alt fins el sostre i amb aquells miralls que reflectien tot el que tenien devant com si s’ho volguessin menjar. Però despres de l’esforç que haviem fet fet tots i malgrat les meves impresions i els esbufecs de la gata, m’el vaig quedar.
Suposo que si la Marta que era d’Horta de tota la vida no m’hagues pres el pel explicant-me una historia de maltractaments i nens tencats a l’armari durant mesos sencers a la vella torre, m’hagues desfet de l’armari molt abans, però com que no m’agrada que es riguin de mi, vaig riurem jo d’ella i m’el vaig quedar. El que no aconseguia era riure quan estava tota sola dormint i sentia aquells sorolls de fusta vella que cruixia o quant en mirar el mirall tenia l’impresio que era una altre persona qui em tornava la mirada.
No se per que aquell vespre quan vaig arriobar a casa despres de la feina i no vaig sentir el picarol de la Mina corrents cap a mi, ja em vaig alterar. Despres em varen comentar els veiens que durant tot el dia havien sentit uns crits que venien del meu pis, i que alguns veins pensant que era un nen volien trucar la policia, pero els que em coneixien van dir que no calia que seria la meva gata en cel, i quan poc despres de mig dia es van callar ja no s’en van preocupar més. No vaig haver de buscar-la, com si una ma freda m’agafes de dins i m’estires vaig anar directe a l’armari i en obrir-lo vaig trobar-la alli dreta, amb la poteta ensenyant les ungles, els ulls tant oberts que semblaven forats, i tot el pel eriçat fins a la cua, tant rigida estava que no em vaig adonar que estava morta fins que la vaig tocar. Llavors vaig començar a xisclar.
Abans d’enterrar la mina ja havia llençat altre cop l’armari al carrer, i aquest cop amb els miralls i les fustes trencades per que ningú més s’el volgues quedar.
Herman

EL ARMARIO

Se me quemó la casa. No exactamente en un incendio, pero fue mucho peor y me quedé en la calle.
Un piso vacío abrió sus puertas y fue el momento de llenarlo con los escasos bártulos y muchos bultos mal empacados que pude rescatar.
No tenía armarios y compré dos. Eran grandes, baratos y venían sin montar, procedentes de esa república bien conocida que te hace independiente en tu casa, sea propia o de alquiler.
Era sábado y desde la ventana envidiaba a la gente que paseaba alegre el día festivo. Pero estaba decidida a montar las dos moles mellizas y guardar entre sus tablas parte de mi vida. Al día siguiente llegaban más bultos para albergar en ellos.
Estaba sola, bueno sola con mis “desayudantes” (entiéndase por eso, 6 gatos callejeros que “okupan” mi casa y mi corazón). Así que decidí darles la tarde libre, limitándoles a su habitación preferida y dedicarme solita al montaje.
Tomé la medida de la altura y constaté agradecida que pasaba por el quicio de las altas puertas. No había problema y podría montarlo en la zona más desahogada de la casa y luego trasladarlo a la habitación de destino.
Desplegué el manual de instrucciones y conté tornillos, pomos, maderas. La caja básica de herramientas abierta y todo en regla. La imagen del futuro, gravada en el folleto, me animaba a seguir. Poco a poco el armario iba tomando forma y yo muy atenta para no fallar o montarlo del revés.
Acabé la obra y llegaron refuerzos, mi hija me ayudó a ponerlo en pié. Un bravo se escapó de nuestras bocas y se desató la alegría colectiva, mi hija, yo y los gatos que por fin salían de la reclusión forzada.
¡Venga, a empujarlo hasta su sitio!………..Quizá pensé en algún momento que ese gran armario era elástico, que podía girar sobre si mismo y encoger sus partes…..que no tenía otra medida que la altura, que mi matemática y sentido del espacio no se habían desarrollado nunca……¡Que no pasaba! que no y no ¿Por qué no pensé en el volumen? Los armarios son altos, pero también anchos, muy anchos, no lo olvidaré nunca.
Toda la tarde de diversiones variadas empleadas en él. Todo el dolor de cabeza acumulado en la mía. Y lo odié. Lo odié, casi con la misma fuerza que odiaba a……¡Maldito armario! En él vi representadas todas las culpas de aquel fracaso. No podía dejar de mirarlo con rabia, como si fuera realmente el culpable, no sólo de ese desatino sino de toda mi tristeza acumulada y la situación que me llevó a ese instante.
Así que lo arrinconé, y lloré también. No había tiempo ni ganas para deshacer y hacer de nuevo. Desde el fondo de la sala, aquella mole parecía desafiarme, sin puertas, ni estantes, vacío, lleno de la nada. Y descargando amarguras contenidas, martillo en mano golpeé con fuerza todos sus lados. La grandeza que motivó su adquisición se había convertido en un miércoles cualquiera de trastos viejos.
Maribel Palma

EL RETRATO

Me da miedo subirme tan alto a la silla de la abuela, pero tengo que ver que hay en el estante de arriba del armario grande. ¡Ay!, casi no llego, ¿qué es esto? Una caja, ¿qué habrá? ¡Tesoros! ¡Son tesoros de la abuelita! ¡Uau!, seguro que son muy valiosos, por eso están aquí escondidos. Tal vez se los regaló el abuelo cuando eran novios o a lo mejor, se los dio un pirata a cambio de un beso o podría ser que... Eh, ¿qué hay aquí? Es una foto. A ver... Es el abuelo, con su cara amable y sus ojos azules. ¿Cómo estás abuelo? ¿Me miras cada noche desde tu estrella? Yo pienso mucho en ti, mucho, mucho... Sobre todo cuando estoy triste y me gustaría que me abrazaras y me contaras un cuento. No, un cuento no, abuelo, esta noche quiero una de tus aventuras, de cuando fuiste artista, o vendedor, o sastre, o cuando eras soldado y estabas lejos de casa... He de contarte un secreto, abuelo. Me dan miedo los cocodrilos que están debajo de mi cama cada noche y, cuando mis pies salen por encima del colchón, creo que me van a morder y a llevarse algún dedito. Por la mañana se esconden, abuelo, y por más que miro y miro, por más que intento sorprenderlos pillándoles desprevenidos, no puedo verlos nunca. Pero ya les he dicho que una noche de estas vendrás a defenderme y entonces se van a enterar de lo valiente y fuerte que es mi abuelo, mi querido abuelo de ojos claros, que luchó y luchó hasta que la enfermedad oscura se lo llevó a la estrella.
Ginebra

EL ARMARIO DE MI ABUELA

La casa de mi abuela estaba muy cerca de la nuestra, con lo que, de niños, íbamos y veníamos de una casa a la otra. Acostumbraba a pasar muchos ratos allí, en realidad siempre la consideré mi segunda casa.
Los domingos íbamos a pedirle la propina, y recuerdo que mi abuela sacaba un monedero negro que guardaba dentro de un armario, una especie de rinconera con cristales, el cual siempre permanecía cerrado bajo llave. Recuerdo los deliciosos roscos de manteca con los que nos invitaba para celebrar su cumpleaños, o los caramelos con sabor a anís que también guardaba dentro de aquel armario.
Para mí era todo un misterio ver cómo mi abuela sacaba la llave que guardaba en el bolsillo de su larga falda y que, posteriormente, tras cerrar de nuevo el armario, volvía a colocar en el mismo lugar. Lo cierto es que aquel armario era una fuente inagotable de recursos, una especie de caja de sorpresas, el lugar donde, probablemente, mi abuela guardaba algún pequeño tesoro.
La recuerdo un poco gruñona, a veces mostraba su enfado cuando nos veía husmear o curiosear en alguna de sus cosas. ¡Demonios! –nos decía-. ¡ Pero qué buscará ahí, siempre está revolviendo! Y nos caía su correspondiente reprimenda.
Así, cada vez que iba a su casa miraba disimuladamente el armario por si, en un descuido de ella, podía encontrarlo abierto. Pero nunca tuve esa suerte, siempre se aseguraba de que el armario estuviera bien cerrado. Pero ¿qué podría guardar allí? ¿por qué siempre cerraba aquel armario con llave? Nunca lo supe.
Maria Jose

lunes, 19 de octubre de 2009

LA DESILUSIÓN

UNOS DIAS EN TRUJILLO

—Coge el calendario a ver cuando podemos ir.
—Creo que tiene que ser en junio.
—¡Ay, sí! Nos vamos el 20 y volvemos el 24. Así huimos de los petardos.
—Quizá los cerezos ya tengan frutos maduros.
—Faltan doscientos sesenta y ocho días.
...
—Todavía no hará ese calor sofocante, pero ya podremos disfrutar de los días largos, los más largos.
—Ya necesito esa luz clara de verano, y el calor tibio de las mañanas radiantes.
—Desde la casa se oyen las campanas del convento de las monjas.
—Y podremos observar estrellas sin todas esas luces de la ciudad.
—Ya falta menos.
...
—Me sabe muy mal, pero tengo un curso. Debo prepararlo. No voy a poder. Seguro que tú lo entiendes. Buscamos otro momento, quizá dentro de unos meses. A mí me jode más que a ti. ¡Que más quisiera yo!
—Ya.
—Hacía días que quería decírtelo porque ya entiendo que te habías organizado, pero lo que importa es que podemos ir en cualquier momento, y mientras, podemos quedar para cenar... Todo bien ¿no?
—Sí.
—Vale, pues ya hablamos otro día.
Pilar Comín

EL RAM

Quina il·lusió quan va veure aquell ram de flors! El dia del seu aniversari! Mai li havien enviat un pom així. Feia cinquanta anys i el dia havia estat fantàstic. De bon matí, els seu marit i els seus fills l’havien despertat amb petons i un felicitats! Per molts anys! Quan va entrar a la cuina per a esmorzar va trobar un regal sobre la taula. No va ser l’únic. Els companys de feina també n’hi van fer un, el seu germà, les amigues i fins i tot la veïna del replà. I és que cinquanta anys és un nombre especial li deia tothom. Cap a les vuit, mentre preparava el sopar van trucar a la porta. Va obrir ella mateixa i el noi amb el ram de flors virolades va demanar per la Rosa. El cor li va fer un bót i un somrís li va il·luminar la cara, en cinc minuts li va passar pel cap el bon dia que havia passat. Rosa Martell? Va preguntar el jove. No, jo sóc Rosa Tortell. El noi va fer cara interrogant, va comprovar la seva llibreta i va mormolar un perdó m’he equivocat. Després va girar cua i va entrar a l’ascensor, les portes del qual encara eren no s’havien tancat…
Butterfly

ELLA I JO


Hauríem pogut seguir junts molt de temps. Hauríem celebrat cada cap d'any com aquell primer en que ens varem conèixer, amb petons en lloc de raims per marcar cada campanada. Hauríem mantingut la passió d'aquells primers mesos, disfrutant dels nostres cossos, i encara haguessim augmentat el nostre plaer dia rere dia, a mida que ens haguéssim anat coneixent. Hauríem continuat agafant un sol paraigües els dies grissos de tardor per així poder abraçar-nos i acariciar-nos protegits de les mirades per la fina cortina de pluja. Hauríem tingut una casa gran, o petita, o mitjana, tant fa, però hagues estat casa nostre, amb les nostres coses i les nostres il·lusions. Ens hauríem fet costat dia a dia, els bons i els dolents, i ens hauríem retrobat cada nit l'un amb l'altre per fer les paus amb el mon. Hauríem pogut tenir una família, i estimar-la com ens estimavem nosaltres. Hauríem pogut envellir junts i mirar-nos l'un a l'altre i encara sonriure per el sencill plaer de saber que tens al costat a la persona que vols. Hauria pogut ser l'amor de la meva vida.
Però no ho va ser.
Herman

NAIM

Se llamaba Naím, y tras haber cursado sus estudios de medicina en Líbano, su país natal, se trasladó a Barcelona con una beca para continuar su formación como cirujano. Recuerdo una charla que mantuvimos una mañana, justo a la vuelta de sus vacaciones, donde yo le preguntaba cómo le había ido. Me habló del viaje que había realizado a su país, de la ilusión que le había hecho ver a su familia y a sus amigos después de dos años. También me explicó que a finales de mes terminaba la residencia, y de una oferta de trabajo en una clínica privada. Aún puedo recordar la alegría y el entusiasmo que mostraba con la idea del nuevo trabajo: Yo que siempre había pensado que cuando terminara la residencia tendría que volver a mi país… ¡imagínate lo que significa esto para mí! ¡Es que no me lo puedo creer! – me comentaba -.
Ese mismo día, por la tarde, corría el rumor de que Naím estaba ingresado en el hospital, tras haberle detectado un tumor cerebral, y que debía ser intervenido lo más rápidamente posible.
Recuerdo que después de la operación un día fui a visitarle, y al entrar en la habitación lo encontré llorando y dando puñetazos a la pared. Era incapaz de contener toda la rabia que sentía.
Lo cierto es que nunca pudo ejercer de cirujano, y tuvo que cambiar el bisturí por la medicina alternativa.
Dos años más tarde volví a verle, me encontré con él por casualidad al salir del trabajo. En un principio pensé que tal vez no me reconocería, no por el tiempo transcurrido, sino más bien por las secuelas de su enfermedad. Al acercarme a él para saludarle me dedicó una ténue sonrisa. Estoy bien – me dijo - , y en esta ocasión, tras algún pequeño traspié en la pronunciación de algunas palabras, me habló de cómo su sueño sólo se había quedado en eso, en un sueño. Y terminó diciéndome: después de todo no puedo quejarme.
Maria Jose

UN DIA COMPLET

Camí de la feina, com cada matí. Vull arribar ben d’hora i començar la jornada sense presses. A l’andana del metro hi ha més gent que altres dies ... espero, espero i ...espero. Passa un quart d’hora i per la megafonia diuen alguna cosa incomprensible. Miro amb les celles aixecades la senyora del meu costat i em diu que a la línia 5 hi ha una avaria que afecta algunes estacions. Avui que intentava fitxar a les 8 a l’oficina... Quina desil·lusió!
Ja són les onze i la cap no ha vingut. Té una reunió urgent i no sap quan tornarà. He anul·lat les quatre cites que hi havia programades abans de les 3. Una de les secretàries s’ha enfurismat perquè està cansada que li anul·lem les reunions. M’he sentit malament. Vaig a esmorzar sola perquè els meus companys estan en una reunió que s’allargarà. Sort que porto el diari i l’entrepà de pernil que m’he fet aquest matí. Arribo al bar i demano un tallat. Obro la bossa de ma... m’he deixat l’entrepà a la taula de la cuina i el diari al metro, amb l’enrenou de l’avaria. Quina desil·lusió!
Desprès de dinar he quedat amb la Cristina, fa temps que no la veig. Portarà les fotos de vacances i les veurem mentre fem un cafè prop de la feina. Un sms de la Cris. Té el nen malalt amb febre i no pot venir. Tan difícil com és quedar amb ella, llàstima!
Les deu! Hora de veure a casa la pel·lícula del nen mag que sortia divendres amb el periòdic. Em sento al sofà amb un plat de crispetes al davant. “Error!” “Error!” “Error!” El display del DVD dóna, un cop i un altre, el mateix missatge. Avui no hi ha sessió de cinema que valgui. Quina desil·lusió!
Dotze pàgines per al final de la novel·la, aprofitaré per enllestir-la aquesta nit. Dos quarts d’onze. S’ha anat la llum. Una avaria al quadre general em deixa a les fosques fins que demà vingui el tècnic. Quin desastre!
Hi ha dies que més valdria no aixecar-se del llit.
Ginebra

DE TAL PALO MALA ASTILLA

Comedor de 65 metros cuadrados. Mesa para doce comensales, de cristal de 2 cms de grosor bajo lámpara araña años setenta de lágrimas en cascada luminosa. Paredes sobrias sólo vestidas con un par de reproducciones de Monet y Gauguin y dos más de la serie “Woman” de De Kooning. En el suelo de piedra natural pulida reposan en este momento los pies de 2 adultos, padre y madre, y de 2 adolescentes, hijo e hija. El padre con traje a medida color marengo y camisa y corbata a juego, la madre con vestido turquesa oscuro con escote “halter” abrochado en la nuca, la hija con ropa deportiva informal de marca, y el hijo con vaqueros descoloridos y camiseta marrón por encima de su talla, completan el decorado del escenario. El silencio sólo violado por los sorbos aspirados de la sopa y el contacto de los cubiertos con la vajilla de porcelana, es roto de repente por la voz cupletera del hijo:
- Papá, quiero hablar contigo.
- No me parece momento adecuado ... pero intuyo por tu seriedad que es importante, así que di lo que tengas que decirme.
- Sabes que el año que viene empiezo la Universidad, -comienza a decir mientras se le acelera el corazón-, así que como sé de tu ilusión porque estudie empresariales para poder reemplazarte algún día al mando de la constructora y las inmobiliarias pues ..., no quería demorarme más en decirte la carrera que he decidido que quiero estudiar...
- ¡Dios mío! suéltalo de una vez.
- Está bien! –responde mientras su pie derecho se convulsiona como si fuera el del batería de Los Ramones durante el estribillo de “Judy es una punk”-, ¡quiero ser filósofo!
- ¡¡¡Quéee!!!, Dioss mío!! Ha de ser una broma!! tú eres tonto o eres tonto? o peor aún, eres comunista o maricón!! ¡¡qué desilusión por Dios!!, –mirando a la madre- pues no me está diciendo que quiere morirse de hambre con el huevo y la gallina en lugar de ser respetado. Será gilipollas. Este hijo no es mío, seguro.
- Gracias “viejo”, me quitas un peso de encima, -responde el hijo tirándose un pedo antes de eructar.
Josean

LA DESILUSIÓN

Acababa de despertarme. Me encontraba tumbado. Apenas había tomado conciencia de mi estado y mis ojos se resistían a visionar el nuevo día que se intuía con su amanecer radiante.
Parpadeé unas cuantas veces antes de estirar perezosamente mis extremidades. En ese momento me permito media vuelta, un revolcón mullido, profundo y lento en mi lecho y mis ojos que, se entrecierran de nuevo, me trasladan a la sutil indolencia de ese placer, ese gran placer del sueño y su descanso.
Por fin mi pensamiento afina los sentidos y pienso. Pienso en lo que sigue a todo este proceso diario. Uumm!, lo percibo….., me embriaga….. y es entonces cuando todo mi ser se inunda con mil y una sensaciones gratas, conocidas y deseadas. Me alegro, me ilusiono, y con todo ello comienzo a sentir la fuerza y motivación que me hará despegar de esa plácida sensación para encontrarme con la que sigue y espero.
Miro por la ventana. Es temprano todavía, pero el sol brilla radiante ya, en esta mañana de verano y el día se presenta grato y relajado. A pesar de ello, se puede ver el ir y venir ajetreado de las gentes, que con sus prisas matinales para llegar a sus destinos, llenan, estresados, autobuses, tranvías… descienden cabizbajos a los subterráneos o colapsan las calles de la ciudad con sus vehículos particulares y estridentes.
Mientras espero el momento, decido asearme y ponerme apunto. Atuso mi espesa melena y me enorgullezco de mi belleza. Es fantástico sentirse así, es un gran don saberse único, bello y feliz y desde ese punto me resulta difícil comprender a quien no se percibe de ese modo.
Me tumbo al sol con mis colegas, aprovechando esos rayos que aún no calientan tanto como para eludirlos y espero en el balconcito de mi casa, la llamada.
Está llegando la hora y me invade la impaciencia al notar la salivación que me produce mi apetito mañanero y el recuerdo del sabroso manjar que reconozco.
Todo llega y oigo esa dulce voz que me llama y dice lo que espero: “A desayunar, a desayunar….” Corro entre los otros para llegar el primero y me cuelo entre las piernas de mi amada.
Mi lugar, mi plato, mi comida, mi manjar……………Pero la dulce voz dice ingrata: “Lo siento mis niños, hoy no tenéis la que os gusta….”
¡Que horror! ¿Qué es esto? Pues no, no me gusta, vaya bazofia……No la quiero….., yo esperaba………., ¿y la otra?........alzo la vista y veo en los ojos que me miran, la certeza de lo que hay en el plato……..ahhh!!!!! suspiro derrotado!...........es lo que hay!! ¡La desilusión está servida!!!!!!!!
El Bola – raza gatuna
Maribel Palma

viernes, 19 de junio de 2009

el cabello

TALL DE CABELL

Va anar d´un pèl que aquell matí no perdés l´autobús. Li havia costat molt acordar la cita amb la perruquera més prestigiosa de la ciutat, i com que tenia el saló en un barri allunyat del seu no hi podia anar fent una caminada com ella hagués volgut. Va entrar a la perruqueria quan faltaven cinc minuts per l´hora que li havien dit, i sorprenentment no va tenir ni temps de fullejar les revistes del cor. De seguida la van fer seure davant del mirall i la perruquera amb més prestigi de la ciutat la va mirar, li va toquejar els cabells i va concloure amb un “ja veuràs que bé que et deixarem!”. Aleshores la van fer anar al rentacaps, aigua calentona, xampú d´olor, suau massatge que la va rel.laxar… Embolicat el cap amb una tovallola va tornar al centre del saló, la perruquera de tanta anomenada ja l´esperava amb les tisores, i amb rapidesa i pulcritud va anar tallant aquí i allà. De tant en tant li repetia “ja veuràs que bé que et deixarem!”. Quan la gran perruquera va donar el tall per acabat li va dir a una de les ajudants que li assequés el cabell, i després encara li va fer uns retocs i se la va tornar a mirar bé. “Què et sembla? Eh que t´hem deixat bé?”. Ella que quasi no havia obert la boca es va mirar pel davant i pel darrera amb el mirall que li oferien, i l´única cosa que li va venir al cap en aquell moment va ser que li havien près el pèl.

Butterfly (Montse)


L'AVIA

Suposo que quan era jove els seus cabells deurien tenir un altre color, morena l’imagino, però jo sempre recordaré a la meva avia amb el seu cabell gris. Fins i tot a les fotografies que en guardem, tret de alguna en la que poca cosa es distingeix, surt tal com la recordo.

Petita, molt poca cosa, tant prima que es notaven tots els seus ossos com filferros a sota de la pell arrugada i transparent. Movent-se pas a pas, però sense parar mai quieta, com si fos un gat més dels que hi havia a casa havies de mirar enrera abans de girar-te, no fos cas que silenciosament s’hagués posat al teu darrere i amb el gest la fessis caure. Preocupada sempre per ajudar als altres però sense preocupar-se mai per l’ajuda que els altres podien esperar, recordo quan ja els caramels valien un duro que ella encara escatimava dues pessetes de la seva compra i me les donava d’amagat del meu avi com si m’estigues donant un tresor. No va parar de móures i d’anar amunt i avall i fins que la seva cama va fer crec i es va haver d’estar quieta i deixar que els demés la cuidessim a ella. Llavors la vaig anar veure apagar-se i anar perdent el cap fins que al final fins la poca carn que ajuntava els seus ossos es va anar gastant i al final ja només conservava la seva cabellera grisa amb la que se'n va anar a dormir el dia que ja no es va despertar.


Herman


EL CABELLO

Sus largos dedos iban sacando las horquillas con las que sujetaba el pelo recogido sobre la nuca, y una a una las iba colocando dentro de una cajita color marfil sobre el tocador del dormitorio. Los mechones del cabello iban cayendo lentamente, como si de un fluído de seda se tratara, hasta la altura de los hombros, dando lugar a una espesa melena plateada. Cogió el peine con la mano derecha y lentamente lo deslizó a lo largo de su cabellera, y mientras se peinaba contemplaba su imagen delante del espejo. Dejó el peine encima del mueble y con ambas manos sujetó el marco de una fotografía que guardaba con cariño desde hacía mucho tiempo. Miró la foto y pensó en los cuarenta años que habían pasado desde entonces, pero que a ella le parecía como si hubiera sido ayer. Recordó aquel momento congelado en aquella imagen, y a través del blanco y negro de la foto se vio joven y bella, bailando y danzando al ritmo de la vida. Tenía la tez pálida, boca pequeña, y sus ojos eran marrones y almendrados. Una larga y rizada melena pelirroja cubría sus hombros y la mitad de su espalda, y que cuando caminaba se movía al ritmo y a la velocidad de sus pasos. Era lo que le hacía única, especial, diferente a las otras chicas. Siempre sonreía, estaba llena de vida, dispuesta a comerse el mundo, y la alegría que desprendía hacía que pareciera, aún, más encantadora. Parecía una ninfa, una diosa griega, y era la mirada de todos los chicos, la envidia de sus amigas. Volvió a mirar su imagen en el espejo, colocó la foto en su lugar y sonrió.

Maria Jose


POSSIBILITATS DEL CABELL

Cabell llis, cabell fi, cabell ros, cabell fosc, cabell llarg, cabell curt, cabell solt, cabell roig, cabell gris,cabell blanc

I també, cabell sedós, cabell greixós, cabell lluent, cabell humit,

cabell eixut, cabell negre , cabell castany, cabell tenyit

I a més,cabell arrissat, cabell ondulat, cabell pentinat, cabell esbullat, cabell recollit, cabell natural, cabell abundant,

Cabell caragolat, cabell despentinat, cabell engominat

I en moments difícils

Cabell ferit, cabell mort

Cabell que cau, cabell perdut

Cabell inexistent,

Cabell que no creix

Cabell enyorat cabell somiat

Cabell inventat

Cabell irreal

Cabell que no creix

Cabell incert

I per fi, cabell que neix

Cabell que punxa

Cabell incipient

Cabell que torna

Cabell que creix

Cabell nou

Cabell recent

Cabell diferent

Cabell real

Cabell flamant

Maite


EL CABELLO

Ha transcurrido ya tanto tiempo desde entonces que ,si tuviera que describir su rostro o su silueta,me seria del todo imposible hacerlo.Ambas cosas se han borrado por completo de mi memoria.Sin embargo,hay algo que perdura y,presiento,me acompañara con total nitidez hasta el dia de mi muerte.Me estoy refiriendo al inolvidable recuerdo de sus cabellos.Nunca antes habian contemplado mis ojos un espectaculo de tal calibre.Brillante,ondulante,aquella melena cobriza le cubria la espalda y rozaba insinuantemente sus gluteos,ante cualquier movimiento de su cuerpo.Era pura provocacion. Cuantas veces senti deseos de hundir mi rostro en esos cabellos para impregnarme al cien por cien del delicioso aroma a jazmin que,desde lejos se advertia.Claro esta,nunca lo hice,o de lo contrario el guardia de seguridad del vagon de metro me hubiera buscado las cosquillas,alarmado por los gritos de socorro de la indignada dueña de aquel tesoro color cobre.
Mi caracter empezo a cambiar desde entonces,me volvi inquieto,no podia pegar ojo por las noches,tan solo rezaba para que el tiempo pasara veloz y volver a tomar el metro,como todas las mañanas,a la misma hora, para asi volver a verla una vez mas.Bueno,a ella no,ella me traia sin cuidado.Su melena,aquella cascada de ondas perfectas con aroma celestial,eso era lo que ,en verdad,me importaba.Para matar el tiempo,durante mis noches de vigilia,imaginaba sus rizos acariciando ,a ritmo de vals,cada milimetro de mi cuerpo desnudo.Llegue a excitarme tanto en varias ocasiones que tuve que desconectar de golpe porque me parecio morir. Deje de rendir considerablemente en el trabajo,donde me amenazaron incluso con despedirme. Me dio igual.Nada habia en mi vida mas importante que ese cabello cobrizo,la razon de mi existir.

Gastaba todos los folios de la oficina haciendo bocetos de esa melena,en varias posiciones:una vez agitada por el viento,otra recojida en una coleta alta,y asi,montones y montones de opciones para aquella perfeccion.
De repente,sobrevino la tragedia.Una madrugada del mes de Julio me la arrebataron sin mas.En el vagon estaba esa mujer,esa malvada bruja que,por arte de magia,la habia hecho desaparecer.En su lugar,un pelo pincho y engominado que me produjo ganas de vomitar.En mi se mezclaban la furia y la desazon cuando,en un arrebato de locura,segun dicen,arremeti contra ella,golpeandola sin piedad,al tiempo que le gritaba,como un poseso:¿¡donde esta!? ¡devuelveme a mi amada,devuelvemela! Dicen que por eso estoy aqui,que he perdido la razon.Me atiborran cada dia con un sin fin de pastillas que me anulan como persona pero que son la unica solucion a mis delirios. Lo estoy pasando mal pero,en el fondo,conservo la esperanza de que ella acudira en mi ayuda.Lograra huir de las garras de la hechicera y juntos descenderemos por esa ventana para consumar,al fin,nuestra hermosa historia de amor y pasion.Vendra,yo se que vendra.La espero,la espero.

Hoffman


El cabell de l’Ona

Mira quin cabell més horrible que tinc, va dir, com puc sortir així al carrer? L’Ona tenia 14 anys i un munt d’experiències per viure. Estava clar que no pensava pas experimentar-les amb aquells cabells de color mel, suaument ondulats que duia des que va néixer. Va demanar tenyir-se’l, sense precisar el color, la idea de tenyir-se’l, de moment, ja era prou. Superat el shock inicial de la mare, l’Ona va continuar el seu assetjament numantí, volia tenyir-se’l sí, però no pas de qualsevol color, volia una cabellera blava. Pensa que de blau te’n cansaràs de seguida, a més, aquests colors tenen tendència a perdre intensitat i acabaràs amb la melena gairebé verda, li deia la mare. Quina dona més pesada, pensava l’Ona, però bé, tan se val, la qüestió és que me’l vull tenyir i no crec que verd m’agradi gaire, més aviat dóna una mica de mal rotllo, li demanaré negre, sí estic segura, vull dur els cabells negres. I dit i fet, al cap d’unes setmanes l’Ona duia una flamant melena negra, negra blavosa, que encara li agradava més. Mentre la dolça adolescent s’anava convertint en una jove de faccions més dures agreujades per l’intens negre de la seva cabellera, va anar complint mesos. Voldria rapar-me un costat del cap, què et sembla? Li va deixar anar un bon dia a la mare. Mentre contava fins a mil i es preguntava perquè una noia tan bufona volia esgarrar-se d’aquella manera, la mare li va anar explicant que no li acabava d’agradar la idea. L’Ona va insistir alguns cops més, però sense gaire convenciment, potser es tractava només d’un globus sonda per a comprovar las reaccions de l’entorn. Van passar una altra temporada tranquil·les fins que l’Ona va demanar tornar al seu color natural, el preciós color mel que sorgia cada mes a les seves persistents arrels. Amb ajuda del temps, els seus desigs es van poder complir. La mare estava contenta, la noieta insatisfeta semblava que, a la fi, es trobava bé amb ella mateixa. Ai, las! Què encara t’ho creuràs! Mare, mare… mira que ets innocent. Saps, va dir un dia, després de passar-se els darrers mesos torturant-se els cabells diàriament amb una planxa, vull allisar-me els cabells, no suporto els meus rinxols, em queden horribles. La mare repassava mentalment el procés tècnic de l’allisament, potser una de les tècniques més agressives en perruqueria. Va intentar dissuadir-la però va obtenir, exactament, el mateix èxit que a les anteriors ocasions. I aquí la tenim, amb la seva melena llisa recent estrenada, orgullosa del seu aspecte. Mentre, la mare es mira a l’Ona, que no para de fer-se gran, i es pregunta amb un somriure, fins quan?

Ginebra

jueves, 28 de mayo de 2009

NOSALTRES MATEIXOS

EQUACIÓ

Tu mateixa… la frase habitual que es fa servir quan no es tenen ganes de mullar-se a l´hora d´aconsellar algú. Jo mateixa acabo de buscar al Pompeu Fabra el significat d´aquest mateix / mateixa. El senyor Fabra indica que és un demostratiu d´identitat, que postposat a un pronom o a certs adverbis els enfasitza. Aleshores, jo mateixa, sóc jo i ningú més. En aquests moments no tinc massa ganes de parlar de mí. En unes setmanes hauré pres una decissió que canviarà la meva manera de viure i segurament el jo mateixa d´avui serà una mica diferent. Un mateix està fet de les experiències passades, del conjunt de les vivències del moment i perquè no? De les que espera tenir més aviat o més enllà en el temps. Per això, en aquests moments quan no està clara una part de l´equació no puc pensar en un resultat determinat. Més aviat diria que estic en procés de resoldre una integral, allò que realment era una suma de parts petites que anaven canviant a cada moment. Per tenir-ho tot més definit només jo mateixa he d´escollir un dels camins que ara tinc al davant.


Butterfly


10 COSES BONES

Fa un any vaig fer un curs de intel·ligència emocional i la professora ens va fer una llista de les nostres virtuts per què les recordéssim en els moments baixos. Des de llavors porto una targeta a la cartera amb 10 frases que diuen bastant de mi mateix.

“Ets una persona de principis” Procuro no dir-ho en públic, penseu que la targeta és sols per mi. Fa temps que vaig descobrir que em comporto com se suposa que s’ha de portar algú de principis, que els que diuen tenir principis facin ben bé el contrari és el motiu per el que prefereixo no dir-ho gaire fort.

“Els teus contes sempre han agradat” Ni un conte a tothom, ni a algú tots els contes, però al menys els contes que he fet per algú li han agradat a la persona a qui anaven dirigits.

“Ets molt intel·ligent” I una mica fantasma, és clar, però m’ho heu de deixar passar.

“Veus coses que molts no veuen” I segur que me’n perdo moltes, i a sobre el millor de veure-les sempre és ensenyar-les als altres.

“Saps estimar” encara em costa una mica deixar-me estimar, però quan estimo ho sé, i ser fer que les persones es sentin estimades.

“Cuines molt bé” I millor si ho faig per els demés, quan vulgueu os convido a sopar.

“Saps disfrutar de les petites coses” I això es fantàstic per la meva economia per què m’entretinc amb qualsevol cosa, llàstima que també m’agradi la bona vida.

“T’agrada ser feliç” Potser sembla senzill, però des de que he vist persones que cada cop que són felices se les enginyen per espatllar-ho, tinc molt clar que això és una virtut. I encara que a vegades jo també em trepitjo a mi mateix, tinc clar que és el que prefereixo.

“Encara no has parat de millorar” és tot un rotllo que aquestes millores a vegades triguin tant en arribar, però ho tinc clar, segueixo endavant.

“Coneixes el valor de les paraules” A aquestes alçades encara ho dubteu? Os en regalo una de ben valuosa per què escoltant-me os ho heu guanyat: AMISTAT.


Herman


LA SALETA

Aquesta és la sala. Té molta llum natural, m’encanta. No li poso persianes perquè m’agrada sentir com el sol il·lumina cada racó de l’habitació.

El meu refugi és aquí, entre els coixins vermells. M’assec arraulida al sofà i somio. No, no, no és un somni realment, és més aviat aquella estona en què els pensaments volen sense límits, sense esquemes, sense plans... És que, és tan cansat això de planificar! Em passo tot el dia rumiant i planejant el que faré després, demà, la propera setmana, l’any que ve, dintre de cinc anys... tot per no res, tan punt acabo d’organitzar-ho tot, la vida, en un obrir i tancar d’ulls, m’ho envia tot en orris i altre cop a començar, vinga a fer més plans..., sembla que no aprenc.

Per això m’agrada venir aquí, em preparo un cafè ben calentó, a vegades acompanyat d’un bocinet de xocolata (ais, sublimant els sentits!) i, abraçada al coixí, em deixo anar. Si tanco els ulls veig un món sense barreres ni rigideses ni més normes que el sentir-se bé i fer sentir bé als altres. Les imatges es succeeixen sense solta ni volta, escenes oníriques on s’encadena una emoció amb una l’altra, sensació rere sensació, fins construir un entramat confortable amb el que em cobreixo de dalt a baix, mentre el meu cos es torna cada cop més pesat, més pesat, més pesat...

Ginebra.


NOSOTROS MISMOS

¿Y quien soy yo? ¿Que quiero en realidad? Me cuesta tanto ya conectar con ese yo distorsionado e inalcanzable para mí... Pero ¿acaso alguna vez lo hice? ¿En alguna ocasión pude alcanzar mi zen y profundizar en mis más recónditos adentros? Con franqueza, no, pero un no rotundo, contundente, triste, rabioso...y no se cuantas definiciones negativas más. Nunca hable de tu a tu con mi propio ser ¿fue la incapacidad o tal vez el miedo a que podía encontrar? Ahora quisiera saberlo o tal vez no. No voy a llorar, no una vez más, no voy a llorar, no por ello al menos. Si por romanticismo y sensibilidad porque me da la gana y me relaja hacerlo. ¿Quien soy yo? dímelo tu y valorare si quiero o puedo serlo.

Hoffman


VIAJE EN TREN

El tren comenzó a moverse. Mi mano se agitaba, a través de la ventanilla, con un gesto de despedida, mientras mi sonrisa se iba desdibujando de mi cara. La velocidad fue aumentado gradualmente, y aquellas cuatro personas queridas que quedaban de pie, en aquella estación vestida de otoño, iban empequeñeciendo poco a poco hasta reducirse a cuatro puntos que terminarían desapareciendo en el horizonte. En aquel momento un nudo se instaló en mi garganta, la tristeza me invadió, y me llevó a pensar que las Navidades estaban próximas y que en poco más de dos meses estaría allí de nuevo. Ahora estaba sola, con cuatro desconocidos en aquel compartimento de aquel tren con destino Barcelona.

Enseguida llegó la noche, una noche en la que sentimientos, emociones y montones de pensamientos iban desfilando hasta convertirse en un todo. Sentimientos de tristeza, ilusión y entusiasmo se confundían en aquel momento que marcaba la frontera entre pasado y futuro, entre final y principio, entre un antes y un después. Atrás quedaban recuerdos, historias vividas, seres queridos y un sinfín de elementos que contribuían a forjar la identidad de una adolescente de diecisiete años. Estaba ilusionada con ir a estudiar a otra ciudad, una ciudad más grande que la mía, más moderna, y la idea de descubrir otro mundo, para mí un mundo nuevo, me fascinaba. La inquietud y curiosidad de cómo sería todo, cómo serían mis nuevos compañeros de clase, mis nuevos amigos.

Cuando desperté, por la mañana, la claridad del día llenaba todo el compartimento. Sentí que el cielo era extrañamente azul, ni una nube, ni un fugaz reflejo. Mar y cielo se confundían en una espesa liquidez que helaba el paisaje. Las estaciones pasaban, los pueblos, la telaraña de vías, otros trenes, los campos de cultivo. Al fondo, difuminada por una enorme cortina gris, la gran ciudad se extendía hasta perderse en el infinito. Minutos más tarde el tren se introducía en el túnel de la estación. Era como si éste lo engullera de un solo trago para dirigirlo hacia sus entrañas. La estación de Sants era mi punto final, y allí estaba yo, en aquel tren, en las entrañas del túnel, en aquel salto hacia la nueva vida.

Maria Jose


SÓC UN PEIX

Sóc un Peix

Em capbusso fins al fons del mar

M’atanso als altres peixos

Nedo entremig d’ells

Sóc un peix

Respiro sota l’aigua

I no em canso de nedar

L’aigua em fa pessigolles

Sóc un peix

Els altres peixos em miren estranyats

No saben que sóc com ells

Si m’acosto massa s’espanten i se’n van

Jo insisteixo en anar-los al darrera

De quan en quan un

quasi es deixa tocar

És més valent que els altres

Molts van junts

Formen com un núvol,

Es mouen tots alhora

Jo vaig sola


Maite