viernes, 24 de abril de 2015

CREATIVIDAD




EMPRESARIO CREATIVO
Progresaba, compraba, poseía, ganaba. . Buscaba estrategias para ganar más que sus colegas, para trepar y trepar más alto en la jerarquía de su empresa. Su poder aumentaba a la vez que su insatisfacción.

Fue después de un verano de juergas desenfrenadas con un final de vacío profundo cuando su salud empezó a dar señales de fragilidad extrema, al serle diagnosticada una enfermedad grave.

Donó sus propiedades, abandonó su castillo, y se fue a los Andes. Se relajó, se dejó impregnar por las aguas de los riachuelos, se dejó moldear por los vientos. Sus lisas y rígidas ansias se ablandaron, adquirieron permeabilidad. Contactó con unos indígenas primitivos mediante miradas y gestos, pues hablaban un idioma desconocido para él, que le enseñaron a dibujar sobre su cuerpo con unas piedrecitas que había junto a los ríos. Y se dibujaron unos en el cuerpo de los otros. Y a él le hicieron dibujos de ramas y nervaduras de hoja, que le daban una apariencia transparente y orgánica.

A veces se sentía incompleto, delicado, como con agujeros de encaje, ligero, casi ingrávido. Tuvo miedo de estar flotando a la deriva. Pero por la noche su miedo desaparecía al compartir con sus nuevos amigos, tareas, comida y una tienda donde pasar la noche a cubierto. Y sentía una gran alegría de estar vivo y acompañado por sus compañeros de piel de encaje.


María Jesús (Mariajes)  



CREATIVIDAD - MENTIR ES CREAR

Era mi primera clase de creatividad, mis alumnos no me conocían y estaba algo nervioso, aunque tenía un guión preparado no me gustaba ir leyendo el papel así que repasaba mentalmente el orden de las técnicas que pensaba explicar, el pensamiento lateral, el divergente, la técnica Scamper, la tormenta de ideas, el modelo Wallas. Yo sabía que toda aquella teoría sólo servía para teorizar y que lo importante para encontrar soluciones creativas era tener problemas originales, pensé que tanta teoría sería poco creativo y decidí improvisar.
Llegué al aula, me subí a la tarima y dije: - hola, buenas tardes, soy el inspector de policía Armand, el profesor de creatividad no podrá venir, ha sido asesinado hace una hora en el hall de este instituto, así que todos ustedes son sospechosos y no podrán abandonar el edificio hasta que hayamos comprobado su inocencia, creemos que el móvil ha sido la revelación de un importante secreto, por tanto, les pediremos a todos ustedes que nos expliquen algún secreto que no hayan revelado a nadie, no teman, les prometo una total confidencialidad,-
Uno por uno, todos fueron pasando los 12 alumnos por mi pequeño despacho que, tras un biombo había improvisado en el aula, escuchaba todo tipo de confesiones, desde mentir en un currículum a secretos de alcoba y pequeños hurtos, todos tenían algo en común, eran mentira. Todos pensaron que inventar un secreto les daría mayor inmunidad, ya que suponían que la víctima no podría revelar algo que ellos estaban inventando. Yo, por supuesto iba tomando nota de sus originales declaraciones.
Cuando acabaron de pasar subí a la tarima y les dije: - todos ustedes, son culpables, son culpables de haber mentido, han pensado que mintiendo estarían a salvo, han creado una historia, y eso es la creatividad, mentir, como he hecho yo, ya que yo no soy el inspector Armand, soy el profesor de creatividad...- en ese momento un alumno me interrumpió - yo le he dicho la verdad -
Ah si?- pues suspendido.




Rafa



Y AL SÉPTIMO DESCANSÓ
En el monte Olimpo, Zeus y Amon-Ra salieron a la terraza del hogar del pensionista. Comentaban la última partida de dominó.
¿Has visto la cara que ha puesto Shiva cuando he cerrado a doses? —dijo Zeus exultante—. No se lo esperaba el muy cabrón.
– Y Marduk, ¿te has fijado cómo se mordía el labio? —comentó Amon-Ra pletórico—. Le ha sentado como una patada en los huevos.
– La verdad es que somos una pareja cojonuda. Con nosotros no hay quien pueda.
– Frena, Zeus, frena, que aún nos falta ganar a Poseidón y Vishnú.
– Va, con estos dos no tenemos ni para empezar.
Con la ayuda de los andadores, habían llegado a la barandilla de la terraza y contemplaron el mundo que se extendía a sus pies.
– Para haberlo hecho con prisas, tampoco le quedó tan mal —observó Amon-Ra.
– Una chapuza, eso fue lo que le salió, una chapuza —sentenció Zeus.
– En seis días, ¿qué quieres? Tampoco podía hacer maravillas el pobre.
– Ni seis días ni narices. Yo ya se lo dije: mira, Yaveh, que eso del big bang no es seguro, que lo mismo te sale un mundo muy bonito que un churro, que con la física cuántica los resultados no son predecibles. Y él empeñado en que sí, en que de esta forma se ahorraba un montón trabajo. Y ahí lo tienes, un churro como una catedral, esa fue su famosa creación —concluyó Zeus señalando el vasto orbe.
– No, si razón no te falta —le concedió Amon-Ra—, que la creatividad no puede ser llegar y besar el santo, la creatividad hay que trabajársela.
– Exacto, la creatividad está sobrevalorada, lo importante es la disciplina y el esfuerzo. Más cultura del esfuerzo y menos descanso —aseveró Zeus.

Felipe Deucalión





CREATININA
Fui a recoger mis análisis y los entregué al médico esperando con ansiedad sus comentarios porque últimamente me sentía gris marengo. No se preocupe, me contestó. Está perfectamente, todos los índices están en los baremos adecuados a excepción de la creatinina. Está bastante por debajo del nivel necesario para tener un día a día sonriente y feliz. Es perfectamente solucionable, el índice de creatinina suele bajar cuándo las personas se encallan en las mismas pautas sin saber crear por ellas mismas. La prescripción facultativa sería que usted se exprima el cerebro por sí mismo y se esfuerce en sacar lo mejor de sí. Sin embargo, cómo le veo muy descolorido y sin energía le voy a dar unas cápsulas de autoayuda clasificadas por orden numérico. Cada vez que ingiera una cápsula, una instrucción le llegara a su cerebro y poco a poco espero que estas orientaciones le ayuden a elevar el nivel de creatinina.

El primer día ingerí una píldora gris con el numero  EIN: “ Si quieres obtener resultados diferentes, haz cosas diferentes “ Albert Einstein.  Empecé a actuar.
Al cabo de un mes, ingerí la segunda  cápsula con el numero : “Hay dos maneras de difundir la luz, siendo el candil que la emite o el espejo que la refleja “ Lin Yutang.  Dejé de mirarme al espejo y empecé a penetrar a todo el mundo con mi mirada.

En unas semanas, volví a abrir el frasco. Observé el número TROIS:  La pereza sólo es el hábito de descansar antes de estar cansado “ Jules Renard. Decidí ni tan siquiera dormir hasta mi próxima visita al médico.

Por eso, cuándo le visité con los nuevos análisis, me felicitó. Mis niveles de creatinina habían aumentado en un 45%. Me indicó que mi tratamiento con él había finalizado y me derivó a otro facultativo con orientación fitológica que me recetó una cápsula diaria de una mezcla de valeriana, pasiflora, hierbaluisa y flor de naranjo.

Susana







viernes, 10 de abril de 2015

LA BIBLIOTECA


SI SAN VALENTÍN LEVANTARA LA CABEZA NOS IBA A TELETRANSPORTAR A TODOS A LA BIBLIOTECA
Era 14 de febrero, San Valentín, y Elizabeth antes de cenar me entregó un regalo. Era un libro de Murakami titulado "Hombres sin mujeres", lo abrí y en la contra-cubierta había escrito: "con amor y admiración para mi super-héroe particular".

Lo de super-héroe era porque ella no entendía que yo siempre llegara puntual a las citas.
Al volver a casa coloqué el libro en el estante de la "M" de mi biblioteca, que era un mueble de 5 metros de largo por 3 de alto, de pared a pared y hasta el techo. Como gran aficionado a la lectura necesitaba un espacio donde tener ordenados mis libros y de paso poder esconder algo. Sólo había que buscar en la "E", la "E" de Einstein y tirar hacia afuera su "teoría de la relatividad general" hasta oirse un click, para que, en un extremo de la biblioteca, se abriese una puerta que daba paso a una sala secreta.

No os diré qué es lo que esconde la sala secreta, sólo os diré que es algo que hoy me ha permitido venir y ser puntual.

Rafa



LA APOSTILLA DE ANASTASIO 
Durante más de mil años innumerables sabios guardaron el secreto. Ahora, yo, el más indigno de todos ellos, revelaré lo que nunca debía ser expuesto al público.

Durante más de mil años cada sabio susurró el secreto al oído de su discípulo. Ahora, yo, lo pondré por escrito. Es el fin de una era.
Sabed, pues, que, en el trance de la muerte, el alma dejará atrás al sol y cubierta por un velo de tinieblas se encaminará a la bien construida mansión de Hades.

A la izquierda de la morada de Hades veréis un ciprés blanco junto a una fuente. En ella las ánimas de los muertos se refrescarán, pero vos ni os acerquéis, pasad de largo.
Los no iniciados habrán bebido de las aguas del olvido. Su destino será yacer en el fango y transportar agua en un cedazo.

Más adelante hallaréis agua fresca que fluye de la laguna de la memoria. Y a su orilla unos guardianes os preguntarán ¿por qué investigáis las tinieblas del sombrío Hades?, ¿quién sois? Soy hijo de la tierra y del cielo estrellado; mas mi estirpe es celeste, les responderéis. Y luego añadiréis, de sed estoy seco y me muero. Dadme a beber agua fresca de la divina laguna. Y una vez que hayáis bebido, también vos avanzaréis por la vía de los iniciados hasta alcanzar las sacras praderas de Persefone, y a la sombra de los sotos participaréis del banquete de los héroes bienaventurados.Un último escrúpulo me impide sacar a la luz sin más esta revelación. Por eso, sorprendido lector, la incluyo como una de las apostillas a los Elementos del divino Euclides que el Emperador Teodosio me ordenó escribir. Confío en la discreción de la biblioteca de palacio.

Nota del traductor: El Emperador Teodosio decretó el 27 de febrero del año 380 que el cristianismo era la religión oficial del Imperio, lo que acarreó la persecución de los paganos. Al parecer, Anastasio se valió de un encargo del Emperador para esquivar su decreto y transmitir a los siglos venideros lo esencial del misterio que profesaron los órfico-pitagóricos. Lo revelado por Anastasio en su apostilla espuria coincide con lo expuesto en las laminillas de oro que hemos encontrado en tumbas órficas.

Felipe Deucalion




LA BIBLIOTECA
Estaba en el norte de Inglaterra realizando una investigación de la zona, en la baja Edad Media, periodo que me fascina y sobre el que he dado varias conferencias.
Una de mis visitas obligadas era la biblioteca del pequeño pueblo. Me dirigí hacia allí y empujé la puerta giratoria. El silencio era absoluto y no había nadie. Me entretuve un buen rato mirando los libros, pero no vi nada de mi interés.
Sin que yo notara el más leve ruido, vino una mujer por uno de los estrechos y oscuros pasillos de la vieja biblioteca. Era mayor. Tenía el pelo blanco, pero todavía podían distinguirse algunos restos de su color rojizo. Sus ojos azules y muy claros me atraparon y no pude moverme. Me preguntó muy amablemente que buscaba y no supe explicarme muy bien. Ella me dijo que su querida biblioteca en la qual llevaba cuarenta años como bibliotecaria, guardaba un tesoro incalculable para personas como yo. Con un gesto de la mano me invitó a seguirla. Se adentró por el mismo pasillo por el que había venido y yo la seguí mirando las antiguas estanterías que llegaban casi al techo.
- Aquí se guardan los libros más valiosos al resguardo de la luz,
me dijo.
Enseguida me hizo poner la escalera corredera en un punto y me ordenó subir, con unos guantes de látex puestos. Busqué el código que me indicó y cogí el libro con sumo cuidado. Pesaba bastante y parecía que se iba a deshacer de un momento a otro. Lo llevé a un sitio ancho con una mesa y luces adecuadas. La mujer me miraba emocionada. Lo ojeé y leí la frase en latín espeluznado.
Relataba que unos guerreros mitad hombre y mitad bestia, entraban en el pueblo y mataban con sus espadas a todo el que encontraban. Eran monstruos con el pelo largo y rubio y vestimenta y símbolos paganos. Según la crónica no quedó nada de la aldea. Los invasores se instalaron allí y utilizaron a los supervivientes como esclavos.Las generaciones posteriores lo consideraron un castigo de Dios, y así estaba escrito en el libro.
La mujer me tocó levemente en el hombro y me sacó de mi ensimismamiento. Dijo que donde ahora estaba la biblioteca, se había edificado  la antigua iglesia. Yo se que los invasores a los que se refiere el libro, eran vikingos. Los testimonios escritos allí, me eran de gran utilidad para conocer más detalles para mi investigación.La bibliotecaria se puso seria y me dijo que tenía antecedentes familiares escandinavos. Creía que su familia tenía algo que ver con los invasores del norte que se establecieron en Inglaterra.
Me llevó al sótano de la biblioteca por una escalera minúscula. No había luz, y la linterna iluminó unas piedras incrustadas en la pared que eran los restos de la antigua iglesia. Algunas inscripciones estaban marcadas encima con runas vikingas. Se creía que tenían propiedades mágicas.
Mi mente calculadora y científica no me permite estar de acuerdo con ello, pero la sensación que notaba entre aquellos restos no tenía explicación.
El día que tenia prevista mi salida del pueblo, pasé por delante de la biblioteca y me paré en la puerta. Un hombre que pasaba al ver mi cara de asombro, me dijo que hacía tres años que estaba cerrada por reformas.

Laia




LA BIBLIOTECA AMBULANTE
Me hallaba en México con Artal, pues nos habían invitado a pasar unos días un matrimonio catalán, amigos de mi familia. Fuimos de excursión al pueblo de Cuchicamba para hacer noche y seguir hacia las famosas cataratas de la región. Después de alojarnos en el hostal, salimos a dar un paseo y nos sorprendió un carromato que se paró enfrente, en medio de la plaza. En lo alto del carro ponía “Biblioteca”. Nos acercamos curiosos y un joven nos saludó, diciendo que podíamos coger un libro, siempre y cuando lo devolviésemos al día siguiente. Le dimos las gracias y le preguntamos qué libros tenía. Ël joven llamó a su hermano que estaba dentro del carro colocando los libros en las estanterías. El hermano empezó a recitar el listado de libros que llevaban. Cogimos uno al azar y nos lo llevamos prometiendo devolverlo al mediodía siguiente. Por la mañana nos despertó un alboroto en la plaza. Bajamos corriendo y vimos cómo la policía se llevaba detenido al hermano de la lista de los libros. El otro hermano yacía en el suelo detrás del carromato, con un disparo en el corazón a quemarropa. Fuímos a la comisaría a hablar con el otro hermano, ya que nos cayó simpático y no creíamos que fuese un fraticida. El chico nos dijo que cuando se levantó, buscó a su hermano que no estaba en su cama y que al salir del carro lo encontró muerto, detrás en el suelo. Le dije que éramos detectives y que le ayudaríamos.
Artal y yo nos pusimos a investigar y descubrimos que el disparo se había hecho con silenciador y con un arma de las que, según nos dijo el comisario de policía” son las que usa la mafia pululaba por allí. Hallamos en el carromato cartas coaccionando a los hermanos a pagar unas importantes sumas de dinero o les quemarían el carromato con ellos dentro. No conseguimos saber mucho más pero las cartas eran una prueba circunstancial que demostraba la inocencia del hermano. Así que presentamos las cartas al juez, y éste ordenó soltar al joven. El chico, nos explicó que aunque su hermano nunca le contaba nada sobre cómo llevaba el tema económico de la biblioteca, él se daba cuenta de que algo malo pasaba, pues le visitaban unos tipos “raros” a su parecer, y luego veía a su hermano triste y preocupado. Seguramente este chico valiente les plantó cara y no se dejó extorsionar por esos desalmados, lo que le costó la vida.
El muchacho agradecido, se ofreció a llevarnos en su carromato a las cataratas, lo que fue un viaje inolvidable. Una vez en Barcelona, recibí un correo del comisario de policía diciendo, que extrañamente habían aparecido asesinados a golpes con objetos no identificados, los cuerpos de cuatro asesinos de la mafia, a los que conocían bien en la comisaría, pero a los que era imposible echarles el guante.
El joven bibliotecarío estaba considerado un mártir, por lo que su heroicidad había provocado que la gente de los pueblos por donde pasaba con su biblioteca ambulante, se unieron y se levantaron contra los capos que les tenían atemorizados e hicieron justicia popular.
Cogiendo mi pipa, la encendí y me senté en mi sillón pensando: “Fuenteovejuna, todos a una”, qué ironía del destino, pues ese era el título del libro que cogí al azar en la biblioteca ambulante.

Lola Ruiz