INSTANTE
Es finales de Noviembre. Sobre las 19 horas.
Se apaga la luz. Todo oscuro y silencioso en un instante. Pero enseguida se
escucha murmullos, risitas y hasta carcajadas. Luego se abre una puerta y entra
una persona mayor con un pastel muy grande en sus manos. Encima del pastel se
ven 7 velas encendidas. Todo el mundo aplaude y canta el cumpleaños feliz. La
niña que cumple sus 7 añitos apaga las velas con un solo soplo. Otros aplausos.
Y se enciende la luz. Ahora se reparte el gran pastel a todos los niños que han
venido a celebrar el cumpleaños.
Moni
INTERMITENCIAS
Nacemos, como una luz que se enciende. Dentro de nosotros
juega el tiempo con la sutileza y la intermitencia de una luz avanzando de la mano con el latido de la vida
que se despliega. Sentimos su firmeza
pero también su fragilidad. Luz y sombra
son uno: sin luz no hay sombra. Y la inocencia da paso a la experiencia, la experiencia a la plenitud y la vida avanza
con sus intermitencias…y aprendemos que crecer es también
un eterno equilibrio vital entre contrarios: con sus luces y con sus
sombras. Y en nuestras vidas ha habido
personas que se han encendido para
después apagarse y otras con las que avanzamos. Morimos… como
una luz que se apaga.
LA CONTRASEÑA
Sí, es por aquí… Dios! No sé como me he metido
en esto…uff, que ansiedad, me sudan las manos, como me pillen, de esta no
salgo…No me gusta nada dejar a los niños solos a estas horas… Es en este piso,
el séptimo, a ver, derecha o izquierda, jolín, no veo nada, creo que es a la
izquierda,… Esto no puede salir bien, no tendría que haber escuchado a Pedro… ¿cómo
voy de tiempo? Me quedan 3 minutos…izquierda, cuarta mesa y ahora a la
izquierda otra vez…es aquí, debe ser este el despacho. No llego, si es que no
llego a fin de mes, entre las horas complementarias, el psicólogo, el patinaje,
el judo … Ordenador encendido, date prisa Windows! …clave, ¿dónde tengo la
contraseña? … error!….no puede ser,…pruebo de nuevo…usuario desconocido…me
queda un solo intento. No veo claro que letra es la última… tengo que encender
la linterna un segundo, sólo un instante…enciendo y apago muy deprisa, es una
B…
- ¿Qué demonios haces aquí, Bárbara?
Ginebra
SE ENCIENDE Y SE APAGA UNA LUZ
Tenia ciento tres años y el diecinueve de
Octubre del año dos mil doce ( 19-10-2012) cumpliria ciento cuatro años de
vida, si por así decirlo, teníamos que llamar vida
a ese período aletargado de subsistencia; por
eso todo el
pueblo venia a casa a saludarlo, aunque el no
reconocía
casi a nadie.
Mi abuelo había llevado una vida sana y creo
que por eso
había sobrevivido a muchas generaciones.
Ahora completamente encorvado, y agotado, casi
doblegado a la vida, se mantenia
postrado a su longevidad, sin poder hacer otra cosa, mas que el esperar.
Creo yo, que mi abuelo esperaba con alegría a
la piadosa ( muerte).
Estando yo embarazada tenia la certeza que
cuando naciera
mi hijo, mi abuelo nos dejaría, ultimamente
estaba mas que delicado.
Y fue que cuando nació mi primogénito y estuve
de parto, exactamente en
el instante que alumbraba a Benjamín, mi
abuelo de ciento cuatro años expiraba
en tranquilidad.
Es así,una luz se enciende y otra se apaga.
Amelia Casas.
UNA LUZ QUE SE ENCIENDE Y SE APAGA
Nessie, veía como cada noche, aquella extraña luz que se
encendía y se apagaba. Más de una vez había intentado llegar hasta ella para
saciar su curiosidad, pero cuando se acercaba, aquella luz le cegaba y acababa
por retirarse de nuevo para contemplarla de lejos. Aquella noche, había una
espesa niebla y la luz intermitente no brillaba con tanta intensidad. Así que
Nessie decidió ir a investigar. Cuando llegó, halló una elevada atalaya, y en
la cima se encontraba aquella luz. Se estiró todo lo que pudo y apoyándose
sobre aquel muro, intentó mirar hacia arriba. De repente un monstruo enorme
proyectó su sombra sobre ella. Nessi, huyó aterrorizada, y se sumergió en el
agua. El niño gritó - mamá, he visto a Nessi, te juro que la he visto- El
monstruo que vio Nessi, era la enorme sombra del niño,
que la luz del faro al girar proyectó sobre ella. Pero Nessi estaba segura de
que allí vivía un monstruo horrible, que quería comérsela. Por eso, ya no se
acerca a la orilla y permanece allí sola, en medio del lago, observando de
lejos aquella luz que se enciende y se apaga como una trampa mortal.
(inspirado en el cuento La sirena de Ray Bradbury )
Jordana-Lola
EL VALERIANO
El Valeriano, también dicho el Valen, era un tipo
introvertido, gordito y apacible. Una maestra que tuvo de chico no sabía si
interpretar el aire ausente y despistado del muchacho como una señal de que
poseía un rico y variado mundo interior, o simplemente que, de natural, lo suyo
era estar en Babia.
Un indicio de que algo bullía en el alma del Valen era su
afición a la colombofilia, lo que no dejaba de ser paradójico en un ser tan
poco comunicativo como él. En el balcón del lavadero instaló el palomar y un
sillón de mimbre para aguardar el regreso de sus mensajeras.
Llevaba años de mozo de almacén en aquella empresa de
carpintería de aluminio. Respondía con una media sonrisa a las bromas que sus
compañeros le gastaban por su hábito de ir al lavabo con su colección de fotos
de Madonna, y miraba al suelo cuando Paco Jo, el jefe de almacén, le echaba
alguna de sus monumentales broncas.
En realidad, el jefe de almacén se llamaba Ramiro, pero como
siempre tenía en la boca la frase: “pa cojones, los míos”, Paco Jo se había
quedado. La verdad es que cojones no le faltaban, sobre todo para vociferar a
sus subordinados hasta humillarlos. Había veces, cuando más arreciaba el
griterío de Paco Jo y lo amenazaba con quitar las fotos de Madonna que tenía
enganchadas en la pared, que en la mente del Valen se encendía y se apagaba una
luz, eran como fogonazos que apenas dejaban entrever cuchillos ensangrentados y
perfiles humanos retorciéndose de dolor.
Felipe Deucalión
MINICUENTO NARCOLEPTICO
Me gusta escribir relatos, o más
bien, imaginar historias. A veces son compartidas, y a veces las envío al limbo
de los cuentos soñados. Esta historia sin embargo, como sucede en algunas
películas, está basada en hechos reales, los míos, porque gira alrededor de la
luz que se enciende y se apaga constantemente en mi vida, desde hace ...
Como decía hace un rato, desde
hace ..., bueno, no recuerdo exactamente, porque mis sueños son parte de mi
realidad. Cuando me detectaron los síntomas siendo adolescente, escuché que
probablemente se agravarían con el paso del tiempo, y desde entonces, aunque el
tratamiento farmacológico normalmente funciona, en ocasiones la luz se apaga,
se alza el telón y empieza una función que, más o menos larga dependiendo de la
violencia de la embestida, termina en el momento en que la luz se enciende y
vuelve a bajar el ...
Me quedé en ..., ah sí, vuelve a bajar
el telón. Al principio estaba asustado, sobre todo cuando escuché de boca del
neurólogo, términos como narcolepsia, epilepsia del sueño, movimiento ocular
rápido, cataplejia, etcétera, etcétera; pero ahora ya lo llevo bien, y me he
habituado a brincar el entresueño cuando se apaga la luz, entrar directamente
en mi morada onírica, y salir de ella cuando se vuelve a encender. Cierto es
que las personas se inquietan al ver como me desplomo y comienzo a parpadear
frenéticamente con los ojos cerrados, pero a mí me excita la sensación de
cruzar a mi universo del otro lado del espejo, como Alicia en el país de ...
Josean
LUCES
Una luz se enciende y se
apaga. Alguien me grita. No lo entiendo.
Hace 30 minutos una luz
se encendía y se apagaba frente a mi anunciando una marca de cerveza. Estaba
junto a tres compañeros de trabajo. A penas recuerdo de que nos reíamos, ahora
no me parece tan gracioso. Se trata de una vieja costumbre de los viernes, trabajar
hasta tarde, tomar un par de cervezas, y reírse sin ganas de algún compañero
que no haya venido.
Hace 15 minutos cuatro
luces se encendieron y se pagaron a la vez. Oí el clic de desbloqueo de las
puertas y subí al coche. Baje la ventanilla para que me diera el aire. Mientras
salía del parking iba buscando un CD que me gustara. Por dos centímetros no me
lleve el retrovisor de otro coche.
Hace 10 minutos una luz
se encendía y se apagaba. La
reserva. Me puse tenso pensando en si
me bastaría para el lunes o no. No me apetecía nada dar toda la vuelta para
pasar por la gasolinera, de mal humor acelere.
Hace 5 minutos la luz ni
se encendió ni se apago. Pero ya estoy acostumbrado a la gente que no señala en
las rotondas. Vi en sus ojos que iba a girar y a penas disminuí mi velocidad.
Ahora una luz se enciende
y se apaga. Es más bien como un flash. Se refleja en los cristales rotos. La música
pegadiza de mi CD aún suena. Creo que estoy boca abajo. No entiendo lo que me están
gritando. ¿qué quiere...? ¿que apague el contacto del coche...?
Desconecto.
Herman
SE ENCIENDE Y SE APAGA UNA
LUZ
Se enciende y se apaga una
luz cada noche al final del acantilado. Esto es lo que parece al girar la
lámpara del faro. Llevo años mirándola por el ventanal. En el pueblo se cuentan
siempre historias fantasmagóricas de las gentes que lo habitaron hace más de un
siglo.
Los lugareños más ancianos
dicen que en el faro vivió un hombre muy huraño que era el guardafaro. Temido
por sus vecinos, se contaban de él barbaridades.
A veces, cuando la tempestad
azotaba la costa, se le había visto cara al mar vigilando el precipicio y
cuando amainaba, vagaba entre los restos traídos por el temporal, rebuscando
quien sabe qué,con ojos inquietantes.
Una noche de adviento de
1902, la tormenta fue descomunal y la luz del faro no se encendió. El
acantilado escarpado estaba a oscuras. Un barco, que después se supo que venía
de Cuba, se estrelló contra las rocas.
Los marineros y el pasaje
no pudieron hacer nada por salvar sus vidas. Solo una mujer y su hija de corta
edad sobrevivieron al oleaje. Siempre se culpó al farero por no haber encendido
el faro aquella noche como era su obligación. Se contaba que lo había hecho deliberadamente.
La mujer, cuando se
recuperó, explicó un relato tenebroso. Dijo haber visto al hombre del faro
entre las rocas escudriñando los cadáveres. Él no las ayudó, pasó de largo y no
las tocó.
Pasados unos días después
de la tragedia, el farero desapareció y nunca más se volvió a saber de él.
Algunas personas cuentan
que cuando se desata un temporal le han visto allí de pie, mirando la oscuridad
como un fantasma. Nadie se ha atrevido a acercarse.
Yo, por mi parte, cuando
sopla fuerte el viento y el oleaje es colosal siento que mi ánimo zozobra y
miro el faro desde mi habitación, aunque se que ahora la luz es automática y con
la electricidad ya no vive nadie en él.
Nunca se me ocurriría caminar
hacia el precipicio, pues no estoy seguro de si se trata sólo de habladurías de
pueblo, pero las noches de tormenta cierro bien la ventana porquè no me gustaría
ver su figura a lo lejos mirando el mar.
Dicen que no es bueno
tentar a la suerte.
Laia