domingo, 28 de octubre de 2012

SE ENCIENDE Y SE APAGA UNA LUZ


INSTANTE
Es finales de Noviembre. Sobre las 19 horas. Se apaga la luz. Todo oscuro y silencioso en un instante. Pero enseguida se escucha murmullos, risitas y hasta carcajadas. Luego se abre una puerta y entra una persona mayor con un pastel muy grande en sus manos. Encima del pastel se ven 7 velas encendidas. Todo el mundo aplaude y canta el cumpleaños feliz. La niña que cumple sus 7 añitos apaga las velas con un solo soplo. Otros aplausos. Y se enciende la luz. Ahora se reparte el gran pastel a todos los niños que han venido a celebrar el cumpleaños.

Moni

INTERMITENCIAS
Nacemos, como una luz que se enciende. Dentro de nosotros juega el tiempo  con la sutileza y  la intermitencia de una luz  avanzando de la mano con el latido de la vida que se despliega.  Sentimos su firmeza pero también su fragilidad. Luz y sombra  son uno: sin luz no hay sombra. Y la inocencia da paso a la experiencia,  la experiencia a la plenitud y la vida avanza con sus intermitencias…y aprendemos que crecer es  también  un eterno equilibrio vital entre contrarios: con sus luces y con sus sombras.  Y en nuestras vidas ha habido personas que se han encendido para  después apagarse  y  otras con las que avanzamos. Morimos… como una luz que se apaga.

Marta Albricias


LA CONTRASEÑA
Sí, es por aquí… Dios! No sé como me he metido en esto…uff, que ansiedad, me sudan las manos, como me pillen, de esta no salgo…No me gusta nada dejar a los niños solos a estas horas… Es en este piso, el séptimo, a ver, derecha o izquierda, jolín, no veo nada, creo que es a la izquierda,… Esto no puede salir bien, no tendría que haber escuchado a Pedro… ¿cómo voy de tiempo? Me quedan 3 minutos…izquierda, cuarta mesa y ahora a la izquierda otra vez…es aquí, debe ser este el despacho. No llego, si es que no llego a fin de mes, entre las horas complementarias, el psicólogo, el patinaje, el judo … Ordenador encendido, date prisa Windows! …clave, ¿dónde tengo la contraseña? … error!….no puede ser,…pruebo de nuevo…usuario desconocido…me queda un solo intento. No veo claro que letra es la última… tengo que encender la linterna un segundo, sólo un instante…enciendo y apago muy deprisa, es una B…
- ¿Qué demonios haces aquí, Bárbara?

Ginebra 


SE ENCIENDE Y SE APAGA UNA LUZ
Tenia ciento tres años y el diecinueve de Octubre del año dos mil doce ( 19-10-2012) cumpliria ciento cuatro años de vida, si por así decirlo, teníamos que llamar vida
a ese período aletargado de subsistencia; por eso todo el
pueblo venia a casa a saludarlo, aunque el no reconocía
casi a nadie.
Mi abuelo había llevado una vida sana y creo que por eso
había sobrevivido a muchas generaciones.
Ahora completamente encorvado, y agotado, casi doblegado a la vida, se mantenia  postrado a su longevidad, sin poder hacer otra cosa, mas que el esperar.
Creo yo, que mi abuelo esperaba con alegría a la piadosa ( muerte).
Estando yo embarazada tenia la certeza que cuando naciera
mi hijo, mi abuelo nos dejaría, ultimamente estaba mas que delicado.
Y fue que cuando nació mi primogénito y estuve de parto, exactamente en
el instante que alumbraba a Benjamín, mi abuelo de ciento cuatro años expiraba
en tranquilidad.
Es así,una luz se enciende y otra se apaga.

Amelia Casas.

UNA LUZ QUE SE ENCIENDE Y SE APAGA
Nessie, veía como cada noche, aquella extraña luz que se encendía y se apagaba. Más de una vez había intentado llegar hasta ella para saciar su curiosidad, pero cuando se acercaba, aquella luz le cegaba y acababa por retirarse de nuevo para contemplarla de lejos. Aquella noche, había una espesa niebla y la luz intermitente no brillaba con tanta intensidad. Así que Nessie decidió ir a investigar. Cuando llegó, halló una elevada atalaya, y en la cima se encontraba aquella luz. Se estiró todo lo que pudo y apoyándose sobre aquel muro, intentó mirar hacia arriba. De repente un monstruo enorme proyectó su sombra sobre ella. Nessi, huyó aterrorizada, y se sumergió en el agua. El niño gritó - mamá, he visto a Nessi, te juro que la he visto- El monstruo que vio Nessi, era la enorme sombra del niño, que la luz del faro al girar proyectó sobre ella. Pero Nessi estaba segura de que allí vivía un monstruo horrible, que quería comérsela. Por eso, ya no se acerca a la orilla y permanece allí sola, en medio del lago, observando de lejos aquella luz que se enciende y se apaga como una trampa mortal.
(inspirado en el cuento La sirena de Ray Bradbury )

Jordana-Lola

EL VALERIANO
El Valeriano, también dicho el Valen, era un tipo introvertido, gordito y apacible. Una maestra que tuvo de chico no sabía si interpretar el aire ausente y despistado del muchacho como una señal de que poseía un rico y variado mundo interior, o simplemente que, de natural, lo suyo era estar en Babia.
Un indicio de que algo bullía en el alma del Valen era su afición a la colombofilia, lo que no dejaba de ser paradójico en un ser tan poco comunicativo como él. En el balcón del lavadero instaló el palomar y un sillón de mimbre para aguardar el regreso de sus mensajeras.
Llevaba años de mozo de almacén en aquella empresa de carpintería de aluminio. Respondía con una media sonrisa a las bromas que sus compañeros le gastaban por su hábito de ir al lavabo con su colección de fotos de Madonna, y miraba al suelo cuando Paco Jo, el jefe de almacén, le echaba alguna de sus monumentales broncas.
En realidad, el jefe de almacén se llamaba Ramiro, pero como siempre tenía en la boca la frase: “pa cojones, los míos”, Paco Jo se había quedado. La verdad es que cojones no le faltaban, sobre todo para vociferar a sus subordinados hasta humillarlos. Había veces, cuando más arreciaba el griterío de Paco Jo y lo amenazaba con quitar las fotos de Madonna que tenía enganchadas en la pared, que en la mente del Valen se encendía y se apagaba una luz, eran como fogonazos que apenas dejaban entrever cuchillos ensangrentados y perfiles humanos retorciéndose de dolor.

Felipe Deucalión

MINICUENTO NARCOLEPTICO
Me gusta escribir relatos, o más bien, imaginar historias. A veces son compartidas, y a veces las envío al limbo de los cuentos soñados. Esta historia sin embargo, como sucede en algunas películas, está basada en hechos reales, los míos, porque gira alrededor de la luz que se enciende y se apaga constantemente en mi vida, desde hace ...
Como decía hace un rato, desde hace ..., bueno, no recuerdo exactamente, porque mis sueños son parte de mi realidad. Cuando me detectaron los síntomas siendo adolescente, escuché que probablemente se agravarían con el paso del tiempo, y desde entonces, aunque el tratamiento farmacológico normalmente funciona, en ocasiones la luz se apaga, se alza el telón y empieza una función que, más o menos larga dependiendo de la violencia de la embestida, termina en el momento en que la luz se enciende y vuelve a bajar el ...
Me quedé en ..., ah sí, vuelve a bajar el telón. Al principio estaba asustado, sobre todo cuando escuché de boca del neurólogo, términos como narcolepsia, epilepsia del sueño, movimiento ocular rápido, cataplejia, etcétera, etcétera; pero ahora ya lo llevo bien, y me he habituado a brincar el entresueño cuando se apaga la luz, entrar directamente en mi morada onírica, y salir de ella cuando se vuelve a encender. Cierto es que las personas se inquietan al ver como me desplomo y comienzo a parpadear frenéticamente con los ojos cerrados, pero a mí me excita la sensación de cruzar a mi universo del otro lado del espejo, como Alicia en el país de ...

Josean

LUCES
Una luz se enciende y se apaga. Alguien me grita. No lo entiendo.
Hace 30 minutos una luz se encendía y se apagaba frente a mi anunciando una marca de cerveza. Estaba junto a tres compañeros de trabajo. A penas recuerdo de que nos reíamos, ahora no me parece tan gracioso. Se trata de una vieja costumbre de los viernes, trabajar hasta tarde, tomar un par de cervezas, y reírse sin ganas de algún compañero que no haya venido.
Hace 15 minutos cuatro luces se encendieron y se pagaron a la vez. Oí el clic de desbloqueo de las puertas y subí al coche. Baje la ventanilla para que me diera el aire. Mientras salía del parking iba buscando un CD que me gustara. Por dos centímetros no me lleve el retrovisor de otro coche.
Hace 10 minutos una luz se encendía y se apagaba. La reserva. Me puse tenso pensando en si me bastaría para el lunes o no. No me apetecía nada dar toda la vuelta para pasar por la gasolinera, de mal humor acelere.
Hace 5 minutos la luz ni se encendió ni se apago. Pero ya estoy acostumbrado a la gente que no señala en las rotondas. Vi en sus ojos que iba a girar y a penas disminuí mi velocidad.
Ahora una luz se enciende y se apaga. Es más bien como un flash. Se refleja en los cristales rotos. La música pegadiza de mi CD aún suena. Creo que estoy boca abajo. No entiendo lo que me están gritando. ¿qué quiere...? ¿que apague el contacto del coche...?
Desconecto.

Herman


SE ENCIENDE Y SE APAGA UNA LUZ
Se enciende y se apaga una luz cada noche al final del acantilado. Esto es lo que parece al girar la lámpara del faro. Llevo años mirándola por el ventanal. En el pueblo se cuentan siempre historias fantasmagóricas de las gentes que lo habitaron hace más de un siglo.
Los lugareños más ancianos dicen que en el faro vivió un hombre muy huraño que era el guardafaro. Temido por sus vecinos, se contaban de él barbaridades.
A veces, cuando la tempestad azotaba la costa, se le había visto cara al mar vigilando el precipicio y cuando amainaba, vagaba entre los restos traídos por el temporal, rebuscando quien sabe qué,con ojos inquietantes.
Una noche de adviento de 1902, la tormenta fue descomunal y la luz del faro no se encendió. El acantilado escarpado estaba a oscuras. Un barco, que después se supo que venía de Cuba, se estrelló contra las rocas.
Los marineros y el pasaje no pudieron hacer nada por salvar sus vidas. Solo una mujer y su hija de corta edad sobrevivieron al oleaje. Siempre se culpó al farero por no haber encendido el faro aquella noche como era su obligación. Se contaba que lo había hecho deliberadamente.
La mujer, cuando se recuperó, explicó un relato tenebroso. Dijo haber visto al hombre del faro entre las rocas escudriñando los cadáveres. Él no las ayudó, pasó de largo y no las tocó.
Pasados unos días después de la tragedia, el farero desapareció y nunca más se volvió a saber de él.
Algunas personas cuentan que cuando se desata un temporal le han visto allí de pie, mirando la oscuridad como un fantasma. Nadie se ha atrevido a acercarse.
Yo, por mi parte, cuando sopla fuerte el viento y el oleaje es colosal siento que mi ánimo zozobra y miro el faro desde mi habitación, aunque se que ahora la luz es automática y con la electricidad ya no vive nadie en él.
Nunca se me ocurriría caminar hacia el precipicio, pues no estoy seguro de si se trata sólo de habladurías de pueblo, pero las noches de tormenta cierro bien la ventana porquè no me gustaría ver su figura a lo lejos mirando el mar.
Dicen que no es bueno tentar a la suerte.

Laia






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