UNA VENTANA AL HORROR
Acaricio mi fusil. Desde esta ventana tengo una buena visión
del campus universitario. Van y vienen de un edificio a otro o están sentados
en círculo sobre el césped. Se van a enterar de quién es el Paco. Mi ph es de
siete, como el del agua. Me lo he mirado esta mañana. El ph es muy importante,
por eso yo controlo todo lo que como.
Mi ropa militar se mimetiza con los
postigos de la ventana. Soy invisible al mundo, pero pronto me daré a conocer.
La Vane ya no podrá decir, que soy un don nadie, que me faltan cojones. Cómo
rabiará cuando vea que soy famoso. Si se hubiera enrollado conmigo, podría
salir en las tertulias esas que tanto le gustan. Qué se joda y siga en esa
oficina de mierda yendo a por cafés y chupándosela al jefe. Claro que con tanto
café como toma pronto no se le levantará, debe tener el ph por las nubes.
Les veo por la mirilla, qué poco les
falta y no lo saben. Esta noche el telediario abrirá con mi foto, se harán
películas sobre mi vida. Da igual por quien empiece. No hay que dudar,me valen
los que están sentados junto al abeto. Mi ph es perfecto. Vamos allá.
Felipe Deucalión
LA VENTANA POCO DISCRETA
Entro en la
habitación del hotel. Miro por la
ventana.
Veo las calles
vacías, sin vida, las ventanas de las
casascon las persianas bajadas para que no les entre el calor de este tórrido
verano. Me aterra la sensación de soledad y vacío que percibo.
Acabo de llegar
dispuesta a conocer este lugar que a tantos visitantes atrae, como si fuera un
imán.Ya está atardeciendo. Salgo. Envuelta en sudor me deslizo por sus calles,
me disuelvo en el ruido de sus coches, sus sirenas. Pongo
mi oído en los intercambios, en las voces, en las acaloradas tensiones
de ciertas conversaciones. Se oye una explosión. Con las antenas puestas
continúo mi aventura de inmersión en situaciones que no muestran la ciudad que
esperaba ver tras oír hablar de ella apersonas que la habían visitado o deseado
visitar.
Cansada, me siento
en un banco de una plaza. Intercambio
impresiones con dos estudiantes que están
comiendo un bocadillo, Marchan. Saco mi libreta y pluma. Me dispongo a describir lo que he visto, y a continuar describiendo los sentimientos
de mi corazón. Y descubro que, ninguna
de las dos cosas se corresponde ya a lo que eran cuando al llegar, desde la
habitación del hotel, miré por la ventana.
Maríajes
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