domingo, 15 de noviembre de 2009

UN VIAJE A LONDRES

EL VIATGE

Van trobar el seu cadàver flotant al Regent's Canal, entre els vaixells de la gent benestant de la Little Venise. Rossa, 1,65 d'altura, complexió mitjana, uns 35 anys.
Tenia hematomes al cos, la cara i el coll. El forense va dictaminar mort per estrangulament.
Feia dos dies que havia arribat a Londres. La família va dir que hi havia anat per arreglar les coses amb la seva parella. Que no li agradava aquesta ciutat, no li agradava viatjar, no li agradava volar. Li feia por aquest viatge.
Ginebra

EL ULTIMO RECUERDO


Acabo de romper una figura que tenía en el mueble del comedor. No es que me importe demasiado, porque la verdad es que siempre me pareció anticuada y cursi, y si la he conservado hasta ahora ha sido porque en el fondo me daba pena tirarla, porque era el único recuerdo que me quedaba de Tom, y porque me la regaló en nuestro viaje a Londres. De éso hace ya más de veinte años, ya casi ni me acuerdo, o mejor dicho, sí que me acuerdo, pero solamente recuerdo algunos detalles, los otros se han borrado por completo de mi memoria.
Caminábamos una mañana por el Hide Park, era a finales de octubre, y nuestros pasos se oían al pisar las hojas secas que caían de los árboles. Tom se detuvo, me miró fijamente a los ojos y me abrazó fuerte, y en medio de la densidad de la niebla me dijo que le gustaría permanecer el resto de sus días a mi lado. Por la tarde, mientras tomábamos un café en el Soho, me sorprendió con un regalo: era una figura femenina, de porcelana, y venía envuelta en un papel rojo. Tom decía que su cara le inspiraba ingenuidad y ternura, y que por éso le recordaba a mí. ¿Ingenua yo? Yo diría que más que ingenua era tonta; sí, eso es: ¡tonta!, por confiar en él y creerme todas sus mentiras. Pero hace ya mucho tiempo que salió de mi vida y , justamente ahora, acabo de ver el último objeto que me quedaba en su recuerdo estrellarse en el suelo y romperse en mil pedazos.
Maria Jose

ANADA I TORNADA

Pel Nadal del 1986 vaig tenir l’oportunitat de viatjar a Londres per primera vegada, aprofitant que aquell any la trobada anual de la comunitat ecumènica de Taizé es feia allà. Amb uns companys de la facultat ens hi vam apuntar, més per les condicions econòmiques molt favorables a les nostres butxaques d’estudiant, que no pas per inquietuds religioses. Era també la primera vegada que jo viatjava més enllà del sud de França. El viatge era des de Barcelona en autocar. Vam creuar França fins a Calais. Des d’allà en ferry fins a Dover, ja a la Gran Bretanya. Va ser un del pitjors tràngols que mai he passat. Tota la travessia i fins dues o tres hores després de baixar del vaixell encara notava el cap ben atontat. En arribar ens van repartir per cases de voluntaris de Taizé i a nosaltres ens van allotjar a casa de la senyora Hitchcock, qui de seguida ens va aclarir que no era parenta del cineasta. Estàvem als afores de la city i d’allà cada dia anàvem en tren fins Victoria Station per poder fer les visites que ens havíem programat com a imprescindibles. Vam anar en metro, en els autobusos de dos pisos i a peu. Vam comprar a Oxford Street, vam “tocar” la pedra Rosetta i vam cantar a la Westminster Abbey. Ens haurien fet falta més dies per poder completar la llista, però vam tornar entusiasmats amb l’experiència. De tornada, també en autocar, quan ja érem a França, a l’alçada de Toulouse, va ser com si algú hagués obert el llum. Només en aquell moment vaig ser conscient que havíem passat cinc dies a les fosques: Londres m’havia agradat molt, i voldria tornar-hi, però m’havia faltat la calidesa i la llum del sol que disfrutem més cap al sud.
Butterfly

LA DESFACHATEZ VACUNA

El relato se situa en un pegajoso día tropical en una ciudad de un país del quinto mundo. Escribimos sobre un anacrónico individuo en pleno proceso de adaptación, sentado en una cafetería abierta a la calle, y absorto en los movimientos que abarca su campo de visión. Expele el humo de un cigarrillo formando una voluta; una voluta de humo que, “puff”, es lo que le gustaría ser a un niño nacido 7 años antes y de edad indeterminada que, con los descalzos pies negros y un saco de plástico a la espalda, revuelve entre los desperdicios delante de sus narices a la búsqueda de deshechos reciclables: una lata, una botella vacía de agua, algún objeto brillante. No obtiene recompensa, se incorpora y se queda mirando sonriente desde el otro lado de la callejuela polvorienta. El extranjero le da un sorbo al té especiado que está tomando, y piensa superficialmente sobre lo que observa, y remarcamos superficialmente, porque como razonamos que no tiene derecho a entristecerse si al niño no se le ve triste, le obligamos a no profundizar para que no le invada la tristeza. Aún así se pregunta si el niño sonríe simplemente porque es niño, y en si un niño europeo sonreiría si le cambiaras el chuche por un saco de plástico y las deportivas por una costra de roña. Se apercibe inmediatamente de lo simplón e insustancial de su reflexión porque un niño europeo es un niño europeo, y un niño indio es un niño indio, aunque haya niños que por sus status inferior o superior se conviertan en apátridas. Pasan dos vacas que interrumpen su cavilación. Una se detiene, alza el rabo, defeca una boñiga humeante mirándole con total desfachatez, y reemprende su paso tedioso, dejándole al descubierto a un indio aquijotado, greñudo y tiznado que extiende la mano en su dirección mientras le muestra sus escombros dentales. El descolorido, le niega con un movimiento de cabeza que le está barruntando el destino de sus próximas vacaciones: “Un viaje a Londres”.
Josean

LONDRES 1981

Al principio a Marta le hizo gracia la confusión de la señora, pero la mala educación de la azafata que no hacia ningún esfuerzo por entenderla le hizo levantarse e intervenir.
-Her daugther is feeling very sick, please bring her some water- Finalmente la estirada azafata se fue por el pasillo del avion a buscar el vaso de agua.
Ciertamente la chica tenía muy mala cara, aunque más parecía tristeza que enfermedad. La Madre se deshizo en agradecimientos y le contó con poca alegría y menos convencimiento que iban a Londres como regalo de cumpleaños para su hija que acababa de hacer los 18, la chica que se debatía entre el vomito y el llanto no dijo nada.
A Marta le cayo simpática la pobre señora, estuvo charlando con ella y contándole que ella viajaba a menudo a Londres por trabajo ya que llevaba una tienda de ropa en Barcelona, y que dominaba bien el ingles. Poco a poco la hija se fue acercando a la conversión interesada en el trabajo de Marta e incluso llego a sonreír cuando Marta hizo una broma sobre lo mal educadas que eran algunas de las azafatas inglesas.
Se separaron en Heatrow después de que le explicara a la chica, que ahora parecía mas despierta, como llegar a su hotel, aunque no se atrevió a decirles que no era una zona muy recomendable.
Cuando al día siguiente se encontraron en la puerta de la clínica ginecológica Marta se puso roja, la chica se puso a llorar de nuevo y la Madre solo hacia que buscar un profundo agujero donde esconderse para ocultar su vergüenza. Entonces igual que había hecho con su embarazo y con tantas cosas en su vida decidió encargarse de la situación, envió la madre al tomarse un te ingles al bar y se quedo con la pequeña todo el tiempo calmándola, intentando desculpabilizarla y ayudándola hasta que entro en el quirófano.
No las vio mas, cuando salio de su intervención ya se habían ido, y además era verdad que tenia muco trabajo que hacer.
Volviendo en el avión no pudo evitar que una gran sensación de perdida por el embarazo que acababa de interrumpir se adueñara de ella, luego pensó en la chica y se auto convenció de que había hecho lo correcto de que des de luego no tenía ningún interés en aguantar una hija y sus problemas.
Herman

UN VIAJE A LONDRES

-Te lo dije – gritó a su mujer, entre enfurecido y consternado - se que esto no podía traer nada bueno.
Que como siempre, te empeñas y consigues que ceda ante cualquier cosa que considero poco apropiada. Siempre pasa lo mismo, yo digo no y tú sí. Yo blanco y tú negro y acabas saliendo con la tuya…Sabes bien que las lagrimitas dan en la diana, que no soporto ver llorar a las mujeres. Así me lo enseñaron y así me lo dijo mi padre, ¡el mejor general que ha tenido nunca el ejército español! “Jamás hagas llorar a las mujeres, hijo, que no es hombre de bien el que hace derramar sus lágrimas….” Y yo, que sigo sus pasos desde que aprendí a caminar no he permitido nunca que me llores…. Sé, lo orgulloso que se sentiría de saber cómo os trato, a ti y a mi santa madre…
Sé que él, se sentiría muy orgulloso de todas las condecoraciones que me han otorgado a lo largo de estos años – sentenció en tono solemne alzando la mirada hacia el retrato, mientras llevaba la mano a su pecho y paseaba los dedos entre las insignias cosidas en la rígida chaqueta.
Pero a esto he de ponerle fin ¡estoy harto ya! Desde ahora voy a tomar una decisión irrevocable y es la de no tomarte a cuenta cada vez que vea asomar a tus ojos lágrimas de cocodrilo. Sí, que eso es lo que son cuando me pides algo y quieres conseguirlo. Pues mira. Mira lo que has conseguido esta vez. Míralo bien porque tenemos que hacer algo.
Si yo lo sabía.- prosiguió, apoyando los codos en la mesa y frotándose la calva con ambas manos - Estaba convencido….Que te lo dije, que en estos sitios se aprende de todo menos algo bueno….y yo no quería, mujer, pero claro tú…..” Que si le hace ilusión y es un bonito regalo de cumpleaños…… Que si nada mejor que un viaje a Londres para aprender y practicar el inglés…… Que si Alvarito se ha convertido en un hombre y es hora que a sus 30 años pueda pasar una temporada fuera de casa….. Que el que no quiera ser militar no quiere decir que no haga nada de provecho……y con el inglés bien aprendido se va a todos sitios….”
Pues ya ves. Ya ves donde se va. Ya ves el provecho que ha sacado……….30 años de hijo y en 6 meses nos vuelve hecho una “nenaza”.
Deja, deja ya de llorar, mujer, que ahora no me vas a convencer de nada. Y tira, esconde o quema todos esos trajes, las plumas, las pinturas, los pelucones y esos estridentes zapatos con tacones de palmo y medio……. Sécate esas lágrimas y dime algo, ¡por Dios!..........................................
La mujer, sin dejar de sollozar ante la revuelta maleta, lo mira desolada y con voz entrecortada dice: Llamaré a Don Julián, él sabrá que hacer y donde podemos enviarlo. Seguro que la culpa es de aquella película que le gustaba tanto….Todo se arreglará, esposo mío……Ay! –suspira -¡Que dirán en el pueblo, que dirán nuestros amigos!
Maribel Palma-rpm

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