lunes, 28 de abril de 2014

GATO NEGRO



FELIX FELINUS
Aquella mañana Felix Felinus, erudito de El Departamento de Estudios Felinos de la UniversiKat, llegó a su despacho un poco más tarde que de costumbre. Abrió su agenda y encendió el ordenador, no sin antes prepararse una taza de café. En su mesa una foto de su gato Coconut  jugando con su mascota, el entrañable Topo Gigio, le miraba atentamente: todo apuntaba que hoy también podía ser un gran día.
El correo electrónico se actualizó alertando a Felinus que mensajes recién llegados precisaban de su atención y lectura con más o menos premura; así de acuerdo a su naturaleza decidió proceder con calma.
El primer mensaje que se postró ante sus ojos decía así:        

ASUNTO: RESOLUCIÓN ESTUDIO COMPARATIVO-MUESTRA / El Gato Negro
FECHA: Lunes 28 Abril 2014   08:05h
Apreciado colega,
Nos complace adjuntarte en este correo la resolución a nuestro estudio conjunto que, a fecha de hoy, ha sido admitido a trámite por el Tribunal Académico Regional para su difusión y avalado por numerosas asociaciones y protectoras animales.

Adjunto:
El estudio comparativo realizado por el Departamento de Estudios Felinos de esta UniversiKat para valorar la calidad de la muestra llevada a cabo sobre la figura de El Gato negro:

CONCLUYE
Por todos los datos aportados, contrastados y analizados en esta muestra, podemos afirmar que el gato negro ha sido y sigue siendo desde hace siglos,  especialmente desde la caída de la Imperio Egipcio, víctima de las campañas de difamación y descrédito por parte de colectivos que carecen de argumentos racionales o científicos a la hora de defender su postura; de modo que cuya imposición y divulgación transgrede los derechos fundamentales de todo ser vivo.

Felix Felinus, se sintió muy contento: los años de esfuerzo y dedicación, no siempre reconocidos, habían por fin dado su fruto y hoy,  lo celebraría con su equipo.

¡Verdaderamente, fue un gran día!


Marta Albricias



LOS TIEMPOS ADELANTAN QUE ES UNA BARBARIDAD
El miércoles, Christian envió el siguiente whatsapp a su chica.
- Cari, ¿qué passssa? Desde que has vuelto de tu pueblo, no me coges el móvil y no contestas a mis whatsapps.
El jueves, ante la ausencia de respuesta, Christian insistió.
- Cari, no sé qué te pasa, pero este finde nos vemos en el Gato Negro y lo hablamos.
En esta ocasión, su whatsapp sí tuvo contestación.
- Tu puta madre.
Aunque Christian se olía la tostada, prefirió hacerse el sorprendido.
- A qué viene eso, cari, no entiendo nada.
- Pues pregúntale a la Sorayita y ella te lo explicará.
- Ya te fueron con el chisme. Lo del otro día fue solo un piquito de amigos.
- Conque un piquito de amigos. Mira la foto que os hizo la Yoli con el móvil, mamonazo.
A Christian no le hacía falta mirar la foto. Decidió afrontar la situación sin ambages.
- Bueno, sí, cari, hubo filete. Pero yo iba muy pasado de chupitos, no sabía lo que hacía. Y ya conoces a la Sorayita, se lo monta con cualquiera.
- Déjame en paz, hijo puta.
El viernes, Christian volvió a intentarlo y de nuevo mandó un mensaje gratuito a su chica.
- Cari, perdona, siento mucho lo que pasó, pero es que iba muy puesto de todo. Esta noche pago yo los chupitos en el Gato Negro.
- Ni perdona ni leches. Está noche me lo voy a hacer con el Charly.
Con el Charly no, pensó Christian. A este cabrón no se le escapa una. Y la tiene más gorda que yo, que se la he visto en el lavabo del Gato Negro.
- No te pongas así, cari. Entiendo que estés cabreada, pero esta noche lo hablamos y verás que reconciliación más guapa vamos a tener.
- Deja de llamarme cari. Para ti, soy la Vero y punto.
- Pero yo te quiero, Vero.
- Eso díselo a la Sorayita.
- Vale, Vero, comprendo que quieras la revancha, pero con el Charly no. Que solo fue un filetillo de nada.
- Con el Charly, esta noche me lo hago con el Charly. Y si no lo quieres ver, no vayas por el Gato Negro.
Aquella noche Christian llegó al Gato Negro antes que de costumbre. Pero Charly ya estaba en el bar pavoneándose ante sus colegas. Esta noche me tiro a la Vero, decía una y otra vez Charly. Y ante el escepticismo de sus colegas les mostró el móvil, y añadió, mirad que whatsapp me ha mandao.
Christian se dirigió al otro extremo de la barra, como si no hubiera oído nada. Pidió tres chupitos, los cogió y fue a sentarse en el rincón menos iluminado del local. Se bebió los tres chupitos casi sin respirar para frenar sus ganas de salir corriendo. Esperó sujetándose las rodillas con las manos.
Cuando Vero apareció acompañada de Yoli, Charly se fue directo hacia ellas. Christian se levantó con toda la calma de que fue capaz, se acercó a la barra, pidió dos chupitos más y se los tomó sin más demora. Luego se aproximó con parsimonia a Charly, que le daba la espalda, le dio unos golpecitos en el hombro y nada más girarse le propinó un gancho de derecha en toda la mandíbula. Charly se desplomó como una marioneta a la que hubieran cortado los hilos. Sus colegas querían venganza, pero otros clientes se interpusieron, y no tuvieron otra opción que recoger a Charly y tratar de espabilarlo.
Vero se interesó por Christian que se dolía de la mano derecha. Aquella noche tuvieron una reconciliación muy guapa.
Otro efecto colateral de aquella noche fue que Christian tuvo que llevar tres dedos entablillados durante unas semanas.


Felipe Deucalion




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