LA ALEGRÍA DE VIVIR
La alegría vivir es la búsqueda
eterna del ser humano. Hay personas que desarrollan esta virtud en los demás.
Podría expresar todo mi camino en perseguir constantemente como un niño la
alegría, unida con la belleza de saber vivir; aun así, quiero detenerme en la
alegría que ciertas personas imprimen en las demás, arrastrando una multitud
como la arena del mar. Impartiendo ideas, sueños, imaginación y la magia con
sus historias, novelas, cuentos, canciones, etc., con un poder brutal de
influencia y seducción, repartiendo partículas o gran cantidad de alegría de
vivir. Resultando la construcción de un ser pulsante, vivo, donde nace una
fuente abundante. Gracias a todos los que fueran elegidos por la alegre
“alegría” juntamente con sus padres, la vida y la sabiduría. Que aceptaran sin
dudar esta misión de hacer brotar en los demás, lo más bonito de la vida.
Manifiesta en gratitud, el amor, la pureza y sencillez, dejando en evidencia la
nobleza del corazón.
ALEGRÍA DE VIVIR – VIAJE A COSTA RICA
Es verano y con mi pareja y nuestras hijas iniciamos viaje a
Costa Rica.
Todo ha ido bien durante el viaje.
Llegamos a Costa Rica y el tour operador nos está esperando.
Vamos conocer varios
parques naturales y playas.
El primer destino es ir a Tortuguero en unas grandes barcas
con todo nuestro equipaje.
Llegamos y el hotel está compuesto de bungalows. Las
instalaciones son de materiales naturales y respetan perfectamente el medio ambiental.
La primera noche vamos a ir a las playas cercanas para ver
cómo como las grandes tortugas
Vienen a poner sus huevos. Lo hacemos respetando[i]
al máximo la tranquilidad de las playas, en silencio y a oscuras. Solamente
utiliza el guía una pequeña linterna para guiarnos.
La Luz de la luna nos orienta mínimamente.
Esperamos unos minutos y empiezan a llegar grandes tortugas.
Ver a la primera cómo llega a la orilla de la playa y observar como se desplaza por la arena con
dificultad es todo un espectáculo. Y es impactante y fantástico ver cómo
después de desplazar arena y hacer un pequeño foso……empieza a depositar sus huevos que luego cubre.
Es mágico poder ver estas escenas en playas casi vírgenes
donde no hay ninguna construcción humana en primera línea.
En los días siguientes vamos a diferentes parques naturales
y diferentes playas.
Los parques están llenos de exótica vegetación y numerosos pájaros.
Es un grato placer disfrutar del silencio de los parques y solo oír el canto de
los pájaros.
Las playas están limpias y el agua del mar cristalina y con
un maravilloso color turquesa.
Llegamos a una zona que se llama Monteverde donde se
practica el “canopi” que es desplazarse a gran velocidad gracias a un cable de
acero entre las cumbres de dos montañas.
La experiencia es maravillosa. Te sientes como un pájaro y
disfrutas de unas vistas especiales del los bosques que te rodean. Sería
fantástico poder volar.
La impresión que produce Costa Rica es que el paraíso
terrenal está aquí en la Tierra.
Sientes que somos un ser vivo más del planeta y te hace ser
consciente que debemos cuidar y amar esta maravillosa Tierra.
Vivir con la máxima conciencia un viaje como este y
disfrutarlo con todos los sentidos es el
mejor regalo que puedes tener en esta vida.
ALEGRÍA DE VIVIR
Una anciana que acababa de perder a
su compañero se vio obligada a abandonar su hogar para irse a vivir en una
residencia. Después de esperar varias horas en el vestíbulo sonrió suavemente
cuando le avisaron que su habitación estaba lista. Mientras caminaba lentamente
hacia el ascensor, usando su bastón, el cuidador le describió su habitación incluída la
sábana colgada en la ventana que servía de cortina mientras esta se arreglaba.
-"Ah está muy bien, me gusta mucho", dijo, con el entusiasmo de una
niña de ocho años a la que acaban de regalar un nuevo cachorro.
-"¡Aún no ha visto la
habitación y se muestra usted tan contenta!?, espere un momento, ya casi
estamos". le dijo.
-"Eso no tiene nada que ver
con que la haya visto o no ", respondió la anciana. -"La satisfacción es
algo que elijo de antemano. Que me guste o no la habitación ya no depende de los
muebles ni de la decoración, sino más bien de cómo yo decida verla. Ya he decidido que me gusta mi habitación. Es una decisión que tomo cada
mañana al despertarme: busco lo positivo de las cosas: puedo elegir. Puedo
pasar el día en la cama enumerando todas las dificultades que tengo con las
partes de mi cuerpo que ya no funcionan muy bien, o puedo levantarme y
agradecer por lo que aún funciona bien. Cada día es un regalo, y mientras pueda
abrir mis ojos, agradeceré por cada nuevo día y por todos los recuerdos felices
que guardo: - "La vejez es como una película que empieza a rebobinar al
mismo tiempo que sigue avanzando.”
Hace ya más de cinco años de
aquella tarde de julio cuando llegó a la residencia, su habitación quedó vacía
ayer. Volvió a entrar y al abrir la ventana una brisa suave hizo su recuerdo más
vivo todavía a pesar de su ausencia. Una libreta en el cajón entreabierto de la
cómoda llamó su atención, la abrió y en ella pudo leer:
“Que la alegría de vivir nunca sea
tu asignatura pendiente y cuando sientas que aún la tienes pendiente, insiste
en ella, vive de acuerdo a tí. Porque esta vida, que a veces se hace muy cuesta
arriba, es un regalo demasiado fugaz. Consigue ese sentimiento capaz de curar
heridas, capaz de liberar el corazón del rencor, capaz de mantener la ilusión y el entusiasmo, las ganas de dar más y esperar menos, se
consecuente”.
Esta es la historia de un anciana
que supo trasmitir su sabiduría y su alegría de vivir.
Marta Albricias
ALEGRÍA DE VIVIR
“¡Es legal!”, pensó enfervorizado Joseph Balsam, enjaulando el rostro entre sus manos, por unos segundos.
Apoyado en una
farola, el razonamiento del último caso volteaba por la mente de este voraz
abogado de la firma “Guts&Etikka Asociados”. El peinado matutino era el
flequillo de un golfante que regresa de parranda. Joseph, para amortiguar su
desazón, repitió la frase tirando de la corbata, que se desaliñó marcando una
comba que conjuntaba con el mechón caído.
Unas cosquillas por
encima del tobillo, levantaron una tregua en sus tribulaciones. Un gato
callejero, moteado, le había rozado en una carantoña que reclamaba atención.
Apenas sin mirarlo, lo rehusó con un gesto despectivo, pero
el desagravio no fue sufciente para evitar un lametón. Después de ello y de
quedarse solo, el abogado, musitó en voz alta, despreocupado de que alguien lo
sorprendiera hablando consigo mismo.
“Legal... Sí, lo es, pero existe una
normativa que desconocen. ¡Legítimo e impúdico!”
El grito no fue sofocado y después de la brava expresión del
letrado, este se desanudó la corbata y el primer botón de la camisa. “La
elegancia no hace para un canallesco”.
¿Cuál era esa astilla que le había herido, gestando una
incomodidad creciente en su estado de ánimo? Los Lombard, Elliot y Janet, un
matrimonio de mediana edad sin recursos, iban a abandonar su modesto piso en la
calle Bizancio 22, gracias a las triquiñuelas reglamentarias del buffet
mencionado, al servicio de la propiedad.
En su domicilio,
Balsam, sin chaqueta y descamisado, transitaba por una calma agria.
Giró la cabeza en el hall, contemplando la pared pintada de
gris, y se palpó el contorno
de la cara como si estuviera cerciorándose de que no quedaran
pelos después de un afeitado. Allí se mantuvo durante unos minutos. No había
espejo, lo hubo, hasta que Amanda Garrison, su novia hasta unos meses atrás,
decidiera tomar otra vereda y dejarlo. El rito reiterativo de Amanda, de
retocarse delante de él, le hizo tomar la decisión de mandar el espejo al
trastero. ¿Por qué esa ruptura? Se preguntaba el abogado. Sus líneas de
expresión eran casi ebúrneas, el pelo de un dorado intenso, el empaque, los
modales... Joseph inspiró aire y lo expulsó igual que un fumador que exhala una
bocanada con efecto extasiante, hecho lo cual, abrió un monólogo.
“¿Por qué rompió la relación? Amanda es
frívola y valoraba mi aspecto, mi situación
de potentado. Ella era...”
Balsam torció el
gesto y ladeó el cuello, esperando una reconfortante mirada que lo auxiliara,
ante la frase que había restallado en su mente.
“Ella era tan insensible como yo. Menos, de lo contrario seguiríamos juntos.”
“Ella era tan insensible como yo. Menos, de lo contrario seguiríamos juntos.”
Joseph caminó medio paso con los brazos abiertos, con un
desaliento que engordaba su pesadumbre a cada aseveración.
“Manos de féretro en primavera, sin calor
humano. No hay cristal que pueda enseñarme a mí y al resto, la realidad de mi
físico. Estoy putrefacto dentro de una cápsula masculina de una presunta
apariencia agradable. Me siento como Mr.Scrooge o un vil delincuente de
ficción, rencoroso y amargado, tuerto o lisiado. Mi conciencia ha estado
tullida hasta esta mañana. El gato me hizo entender. Lo rechacé y aún así me
regaló su cariño.”
Una centella de euforia lo iluminó. “¡Todavía estoy a tiempo de ser despachado!”.
Una centella de euforia lo iluminó. “¡Todavía estoy a tiempo de ser despachado!”.
Con el desconcierto que un padre primerizo procede en el
momento del parto, Balsam escribió en su ordenador un sucinto correo, donde
especificaba a qué normativa y artículo debían apelar los Lombard, para
mantener la vivienda.
“Esta es una bula que no me exime de
culpabilidad. ¿A cuántos habré perpetuado a una existencia indigna, amparándome
ante la legalidad? Esta acción sirve para salvar a una familia, pero otro
miserable ocupará mi puesto. ¿Y el resto de compañeros? Una horda trajeada con
uñas afiladas para inmovilizar a sus presas, labios y cejas impregnadas de
maldad y de sigilosas y funestas actitudes reptilianas.”
Joseph alzó el mentón pensativo.
Joseph alzó el mentón pensativo.
“¿Puede ser serio un trabajo donde
una arruga en la vestimenta es una falta? Somos
actores, mentimos, exageramos o
escondemos la verdad para ganar un pleito, por eso el estilismo ha de ser
perfecto. Asco, frío y sudor, eso noto al rememorarlo. ¿Y mi jefe, el depurado
Sr.Etikka? Que se enfurece cuando recibe una carta y le han puesto solo una “k”
en el apellido. ¡Cretino! ¡Maldito orgullo! Si Etikka quiere decir “vinagre” en
finlandés. Un hombre pudiente pero mísero de espíritu; así fui yo hasta que he
renegado de ser su discípulo.”
Balsam entrecerró
los ojos, expresándose con profunda convicción en su relato.
“Por mucho que haya la luz eléctrica,
a ese desdichado lo alumbran hachones funerarios. Es un polizonte entre los
vivos, no se llega lejos sesgando ilusiones encubiertas por
un conjunto de latinismos procedentes del derecho romano. Es un ser que se
siente superior a los demás, por eso pisotearlos no le causa ninguna mella en
la conciencia. Puedo oler su dormitorio. Todo él es nauseabundo. Percibo exhalaciones
de un orinal rebosante, una de las colonias de los que se encumbran con
añagazas.”
En una semana, una
terna de acontecimientos trasegaron al abogado arrepentido. Los Lombard habían
hecho valer sus derechos y seguirían en el piso, Joseph Balsam había sido
despachado, al sincerarse con jactancia de haber asesorado a la parte
contraria, pero era feliz.
-¿Por qué estás tan contento? –preguntó Matías, uno de sus
excompañeros.
-Tú me ves como un desempleado. He cumplido mi condena.
Espero que Etikka difunda mi hazaña entre los del gremio. Antes usaría una
pitón como bufanda que regresar a este oficio. Me he liberado de la nube de
hollín que me untaba de gris. Perdí mi novia y mucho antes la decencia. Gemelos
de oro, camisas de seda, bogavantes... ¡Bon voyage!
Balsam, con la
mirada henchida, impactó a Matías con su optimismo.
-La caricia inesperada de un animal, el viento
cosquilleándome en la frente mientras camino, un trago refrescante durante la
canícula, sentir el jolgorio de las risotadas infantiles en un parque...
¡Quiero emular a Gene Kelly y saltar encima de charcos durante un tormentón!
-Perdiste el norte, amigo.
-No. Fueron años de vestimenta impecable, una lujosa
momificación. Estaba muerto y he revivido. He recuperado, ¡la alegría de vivir!
Xavi Domínguez
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