jueves, 2 de abril de 2009

Ira, IRA, ira....

ARTE


Sentada contemplaba mi obra.

Paredes salpicadas de colores, llenas de arañazos, rasguños, agujeros, dignas de una galería de arte. Arte rupestre, sí, arte rupestre de una cueva prehistórica, mi cueva o la que pronto dejaría de ser lo.

Pero aún había más, ¿como no?

El suelo diseminado de trozos de cristal de todos los tamaños y colores posibles,

esparcidos arbitrariamente por la estancia a modo de mosaico grotesco.

Ahhh!! No olvidemos también a las esculturas abstractas que aparecían tiradas y arrinconadas por la habitación. Los muebles o lo que quedaba de ellos, no creo que pudieran llamarse ya muebles, no, creo que no.

Miré mis manos, llenas de heridas, pero todos sabemos que el fin justifica los medios y mis manos eran el medio para le fin.

Respiré, hice un esfuerzo y me miré al espejo, bueno al trozo de espejo que quedaba entero.

Yo también era una obra de arte, sin duda.

Mi pelo antes recogido y pulcro era una maraña indomable y mi cara antes blanca y ligeramente sonrosada estaba sucia, ennegrecida por las lágrimas.

Volví a mirar mis manos. Ya no eran mis manos, ni yo era yo, ni nada era mío.

Me levante del suelo torpemente, me dirigí a la puerta y antes de salir y eché una mirada a atrás.

No me había convertido en estatua de sal, todavía sentía como la rabia y la ira iban recorriendo cada centímetro de mi cuerpo.

Salí, y cerré la puerta tras de mi.

Eva


IRA IRADA

No, no, no i no! No la deixaven sortir i ja feia molts dies que estava tancada allà dins. Primer hi estava còmoda, tenia lloc per moure´s i ho anava suportant bé. Però a mesura que passaven els dies semblava que el seu espai anava minvant. Li faltava aire per respirar, no podia fer cap moviment sense que alguna cosa li dificultés. No hi cabia! S´ofegava en aquell espai! Per això tenia que sortir, i per moltes voltes que hi donava no trobava la manera. De sortides n´hi havia d´haver, n´estava segura. Si no, per on entrava la llum que veia? I l´aliment que la mantenia viva? Pensa, pensa es deia sovint. La solució no pot ser complicada. Si aquella situació havia de durar molts dies més el final podia ser terrible. S´obligava a mantenir la calma, i a estones ho aconseguia. Però la major part del dia estava neguitosa, no parava de moure´s, de retorçar els seus pensaments… Aleshores i sense saber massa com, va arribar a saber què havia de fer. Quan la porta per on li entrava el nodriment es va obrir no va dubtar ni un segon. Va tirar endavant amb totes les seves forces, arrossegant el li venia a sobre, removent tot el que es posava al seu pas.

Els punys van colpejar fins que li van fer mal els ossos, les cordes vocals van fer-la cridar fins que l´aire acumulat els ho va permetre. Al final Ira havia havia sortit de la seva presó i va alliberar la tensió acumulada després de tants dies, en que ell havia lluitat i vigilat per què no sortís. Perquè ja sabia que si la deixava lliure no la sabria control.lar.

Montse


MÍA

Era mía, chaval, era mía y me quería dejar colgado. Yo jamás le haría daño, fue culpa suya, todo el mundo sabe que la quería mucho, haría cualquier cosa por complacerla, lo que hiciera falta... Pero se quería marchar, dejarme tirado como a un perro, yo no le quería hacer nada, te lo juro. Fue un empujoncito, mira, me estaba chillando, como loca, me insultó, la muy… A mi no me insulta ni dios, ni tu ni nadie, le dije, sólo faltaría… ¿Te lo he dicho ya? quería dejarme, me voy, dijo, la cojería así…¡Ah!…como si yo no fuera nada, ¿pero quien leches se cree que es?. No, no recuerdo nada más, me puse nervioso, si es que yo tengo un pronto…y ella provocando, con la maleta en la puerta, qué narices, se lo buscó… de verdad, tronco, sólo fue un momento tonto, si ya se lo dije al agente, no fue nada,… sólo un arrebato de ira.

Esther


IRA

Sí, señor. Se abalanzó sobre mí y empezó a darme golpes sin dejar de gritarme. No, yo no le había hecho nada. Acababa de aparcar y salía de mi vehículo. Iba hacia mi casa. No, no le dije nada. No, no lo conocía. En absoluto. Intenté defenderme, pero él no dejaba de golpearme, me caí al suelo y empezó a darme patadas y a insultarme gritándome que llevaba horas intentando aparcar, que era un hijodeputa y que no pensaba en los demás.

Hablaba un tipo de mediana edad. Llevaba un brazo escayolado y un collarín. Me miraba. Hablaba y me miraba. Era la primera vez que iba a un juzgado, en concepto de acusado. Había recibido una citación hacía un par de semanas así que llamé al Perry, que era abogado. El Perry en realidad se llama Juan, pero todos le llamamos Perry por Perry Maison. Aunque siempre había quien pensaba que era por lo “perro” que era. Le expliqué que no recordaba nada, que me acusaban de haber golpeado a alguien y haberle causado heridas diversas, pero yo lo último que recordaba del día es que di varias decenas de vueltas a las manzanas cerca de casa cuando vi un tipo que acababa de aparcar ocupando dos sitios. Eso es lo último que recordaba. Lo siguiente es que me desperté en una comisaría de policía, con sangre en la camisa. Así que recogí mis cosas y me fui a casa como pude.

El Perry se levantó y fue a hablar al estrado. Le escuché balbucear algo de “enajenación mental y locura transitoria”. Menudo cabrón. ¿Y éste es amigo mío?. ¿Loco? Yo no estoy loco. Me levanté y me fui hacia él. No recuerdo nada más. Acabo de despertarme en una cama de hospital con rejas en la ventana. Me duele la cabeza. y no me siento el brazo derecho.

Fatima


L’I.R.A

El futur de la humanitat està en perill si els humans no recuperen almenys un vestigi de la capacitat de pensament crític que tenien fa segles. Cada vegada més s’assemblen a nosaltres,, no pensen autònomament, només reben ordres. La cúpula dirigent ha detectat aquest problema de la naturalesa de l’humà, que és incapaç de manifestar una opinió, no hi ha cap mostra de disconformitat en el seu comportament, ni el més petit indici de rebel·lia, fa quasi dos segles que no es veuen mostres de desacord amb les decisions preses pel govern, en aquells temps els humans sortien al carrer en multituds per manifestar que estaven en contra de certes lleis, d’aquella època són paraules dels que ara la gent ja no recorda el seu significat, com protesta, manifestació, denúncia, injustícia. Només alguns de nosaltres estem programats per recordar fets passats.

Des de l’any 2190, ja fa quasi una dècada és el govern qui programa des de l’IRA (Institut Revolucionari Antisistema) les protestes que hi ha d’haver durant l’any contra les seves pròpies decisions, les protestes estan agrupades per intervals d’edat, els humans joves tenen més protestes assignades, s’ha comprovat que d’aquesta manera, encara que la seva disconformitat sigui imposada, el seu cervell va incorporant gradualment l’esperit crític que la seva memòria genètica encara conserva de forma latent i els ho poden transmetre al fill que només un molt baix percentatge de parelles es decideix a tenir.

La baixa natalitat és una de les causes de que actualment nosaltres siguem majoria, però encara necessitem que els humans prenguin les decisions que acabin de perfeccionar la intel·ligència artificial i ens dotin de la totalitat d’autonomia que ara és l’únic que ens manca. En aquests moments el nostre estat cognitiu ja és molt superior al seu i tenim l’avantatge de no tenir un cos orgànic efímer.

Nosaltres continuarem existint quan ells s’extingeixin per sempre.

Maite


NO

CÁLMATE

Me lo repito en mi mente una y otra vez. Como un mantra milagroso que por si solo evitará el desastre. Respiro profundamente…inspiro…expiro…ayudo al mantra. Me miro en el espejo y me asombro que no se refleje la tormenta en mi imagen. Tan solo mi mirada es un tanto alucinada. La furia me ahoga de nuevo, me devora por dentro. Aprieto los puños y me retuerzo. Mis manos manchadas de grasa dejan marcas por todo el baño. La nómina está arrugada y sucia. Siento que mi razón se ofusca, el oleaje crece, el desbordamiento se aproxima. …NO…NO…

CÁLMATE

Lo hicieron, sigo sin creerlo. Dos días, 126 euros…el coste de mi gripe. Cuatro años sin faltar nunca. Cuatro años de sumisión, de pequeñas humillaciones como gotas sobre la frente. La maquinaria retumba detrás de la puerta. Son los tambores de mi ira, llamándome a la batalla. Necesito ese dinero, lo necesito. Así de fácil todo se revuelve para ajustarme las cuentas. El divorcio, la hipoteca, la pensión…mi vida en el limite. Siento una rabia irracional que me muerde dentro, como un animal que se alimenta de mis entrañas. Quisiera vomitarlo y poder mirarlo a los ojos. Quisiera no sentir más el lacerante deseo de arrasarlo todo. El oleaje se alza, el desbordamiento llega…NO…NO…

CÁLMATE

Toni


SEMILLA

De padre inglés y madre española, Ira nació un plomizo día de otoño de 1973 en el Hospital Materno Infantil de Málaga después de 8 horas de parto y de ver la misma luz que a su madre se le apagó. Ni los cachetes ni el instinto de que algo había ido mal le hicieron proferir un solo quejido, pero abrió los ojos y sintió que algo o alguien había plantado una semilla en su interior.

Aunque masculino, el nombre de Ira le fue impuesto y promovido, en contra de la opinión de su madre, por el fanatismo de su padre hacia las novelas de Ira Levin, escritor norteamericano del género de misterio y terror, y que alcanzó popularidad a raiz de la adaptación al cine de su novela “Rosemary’s Baby”, mal titulada en España como “La semilla del diablo”.

Veinte años de navegación después, también en un otoñal día alfombrado de hojas caducas, salió por la puerta de la casa de su padre y su madrastra, y enfiló calle abajo con una mochila a la espalda, un haz en el estómago, y ni una sóla mirada atrás.

Sí que se había fijado sin embargo, en unos ojos que la escrutaban agazapados tras los visillos de la ventana del primer piso de los vecinos del otro lado de la calle.

Una foto antigua virada a sepia de su madre sonriendo a cámara, en el interior de una mochila azul marino atrapada entre la maraña de un juncal de la ribera del pantano, y la declaración policial de la hija de 17 años de la familia Tenenbaum, dieron oficialmente por cerrado el caso, la infructuosa búsqueda en el caldoso pantano y una novelística relación paterno-filial.

Josean


TOUR INTERIOR

L’altre dia, que tenia una mica de temps per mi, vaig decidir-me a fer un tour introspectiu. Com a guia em va tocar la meva personalitat existencialista i depressiva dels 16 anys. Ja sabeu com van aquest tours, corrents d’una banda a una altre i veient-ho tot per sobre sense massa temps de reflexionar.

“Aquí la plaça de l’amor, amb la sèrie d’escultures sobre fantasies eròtiques. Al costat el barri del desamor, cada carrer el nom d’una ex. Aquest és el polisportiu on es posa forta la voluntat, com es veu bastant en desús. Observeu la gran biblioteca de les queixes, amb milers de volums i preparant una ampliació, una ala exclusiva per l’auto-queixa!”

Suposo que tot hagués anat bé si aquell adolescent ple de grans s’hagués callat el darrer comentari: “I aquí el descampat de la Glòria, que en vista dels teus pocs èxits he plantejat que construeixin el monòlit del fracassat” Encara que fer-se mal a un mateix, ni que sigui a la teva personalitat adolescent, mai és una bona idea, aquell era el moment ideal per trencar-li la car d’un bon cop de puny. Però en lloc d’això em vaig trobar a punt de dir-li molt comprensivament que entenia la seva confusió juvenil i coses així.

Va ser llavors, veient el meu insuportable pacifisme, que hi vaig caure. On estava la meva ira? Amor, tristesa, enveja, fins i tot una mica d’odi i rancúnia, de tot n’havíem vist. Però, i la ira? En lloc. El meu jo adolescent posava cara de no saber ni de que parlava, així que li vaig treure de les mans les guies i els plànols i vaig fer-ne un estudi detingut. Però res de res, la ira il·localitzable.

El clavegueram que servia per recollir-la sí que estava visible, es podien veure les canonades que sortien de llocs com la feina, els embussos de trànsit i els veïns sorollosos i portaven la ira cap a alguna banda, però aquesta banda no apareixia per en lloc. Ni dipòsit, ni planta de tractament, ni tubs de sortida. Allò resultava molt preocupant. Tan orgullós que em sentia jo de la meva gestió de la mala llet i l’únic que estava fent era amagar-la tant bé que ni quan la necessitava la podia trobar. I el pitjor és que es deu estar acumulant a alguna banda i el dia que menys s’esperi arribarà al seu límit i tota la merda sortirà de cop.

Així que, amics meus, si un dia veieu que les meves mans formen punys, i que ensenyo les dents i no estic rient, foteu al camp corrents que en ve una de bona.

Herman F V


TANTA IRA

-¡Mira, mira allí, hay uno que sale, gira en la primera que puedas, que lo pillas!.

Miralles, su familia y el coche llevan dando vueltas por el aparcamiento cerca de veinte minutos, y la paciencia ya se les ha consumido al completarse los diez primeros. El conductor se va poniendo tan nervioso como los pasajeros, que por ser familia aun le guardan menos miramientos.

-¡Hala, mira que bien! ya te lo han quitado- le refunfuña su hija adolescente con ironía: No corras, no, que igual podemos aparcar antes de que anochezca.

Miralles nota como se le clava en la nuca la mirada de su esposa y de sus dos hijos, con cada viraje esa mirada es cada vez más punzante. Casi puede leerles el pensamiento y lo que lee no le gusta, ¿como pueden tratarle así? Un sudor sofocante le baja por el cuello y le empapa el cuello de la camisa. ¡Que calor, Dios Mió! Y este maldito coche sin aire acondicionado.

Su hijo chasquea la lengua con insistencia, solo tiene doce años y Miralles sabe con certeza lo que piensa el chico: “Mi padre es idiota, el mayor idiota que conozco, que no sabe ni encontrar sitio en el parking de un hipermercado”.No se ha parado a considerar que es Sábado por la tarde, que han venido a comprarle unas deportivas y que toda la humanidad ociosa ha decidido venir de compras al mismo sitio.

El destello de un intermitente en el retrovisor avisa de que una plaza se acaba de liberar. –Al fin. Anuncia a la familia en voz alta, pone marcha atrás y se lanza a ocupar el hueco. Le faltan apenas cinco metros cuando de la esquina mas cercana vira desde la nada un utilitario tuneado con ambiciones de deportivo que se escabulle dentro de la plaza. Miralles clava un frenazo que sacude a todos los ocupantes, el cuello de la camisa empapado de sudor se ha enfriado y al contacto con la piel le da escalofríos. Esta muy tenso, ve por el espejo que del coche salen tres chicos jóvenes, los tres le señalan con la vista y se miran entre ellos, el piloto le medio sonríe retador, los otros dos ocupantes se ríen abiertamente. Su familia también se ha percatado de la escena y ahora le miran a el expectantes; el Miralles primitivo que creía dormido dentro de él, le avisa con un temblor de la mano derecha que la lucha por el territorio va a comenzar, se aferra a la barra antirrobo que guarda junto al freno de mano y sin siquiera verla, el esmalte rojo que la recubre le anuncia por contacto con la piel que el rojo sangre va a ser el color dominante en los próximos segundos…es entonces cuando Miralles se percata de que en este relato, y aun descontando la que se contiene en su nombre, ya hay demasiada ira, se molesta en contar el numero de veces que se repite en todo el texto, precisamente trece, y mientras las cuenta se va relajando, suelta la barra de acero, sonríe a los jóvenes que se miran desconcertados y después de suspirar sigue buscando donde aparcar su coche.

Oscar

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