ZUMBA EN EL GERIÁTRICO
La directora de la residencia El Jardín de Matusalén sudaba sangre. Para sus adentros maldijo el
momento en que incluyó la zumba en el programa de actividades de los
ancianitos. Ya no sabía que más decirles, con ellos, y especialmente con ellas,
era imposible razonar. Resultaba que tal y como planteaba la clase la monitora
les parecía muy sosa, sin ninguna gracia, que ellos, y sobre todo ellas, habían
visto en el You Tube que eso de la zumba incluía coreografías chulas y contoneos
de caderas. Y que lo que ellos hacían era una tabla de gimnasia sueca, solo que
con música.
Al precio que estaban las
prótesis de cadera, les había argumentado la directora, qué querían, no se
podía hacer otra cosa y se debían de conformar. Parecía que los viejetes,
aunque fuera a regañadientes, se iban resignando casi todos, solo faltaba un
pequeño conciliábulo de seis abuelitas. Entonces una de ellas, la Paqui, le
preguntó a la directora que si tenía un puerto uesebé. La directora con aire de
suficiencia les dijo que sí, pero que para qué querían ellas un puerto uesebé. Pa
conectar mi móvil le respondió la Paqui y asina poder ver lo que es la zumba de
verdad.
Los ancianitos miraron
embelesados las imágenes del móvil de la Paqui y empezaron a idear una
coreografía con los pasos que más les gustaban. La directora, por su parte, se
fue a llamar al abogado con el objeto de establecer una estrategia legal con la
que hacer frente a las demandas de los familiares por las roturas que se
avecinaban.
Felipe Deucalion
No hay comentarios:
Publicar un comentario